martes noviembre 26 de 2024

El Ojo del Halkón ¿La paz será una realidad?

Ruben Dario Mejia Sanchez _25_02_12

 Por Rubén Darío Mejía Sánchez

 Los colombianos somos personas bien raras, parece que nos acostumbramos a vivir de las desgracias o a no interesarnos lo que sucede a nuestro alrededor, porque cuando comenzamos a solucionar los problemas buscamos la manera de meternos en otros y cuando se nos dan las cosas, ya nada nos satisface.

El día 23 de junio del 2016 fue y debe calificarse como histórico, porque se dio un primer paso para el término de una guerra que nos ha carcomido por más de sesenta años; pero mientras que los titulares de los grandes rotativos del mundo y la televisión y la radio extranjera anunciaban con el sonar de las campanas de la Catedral Primada de Bogotá la firma del acuerdo del dejamiento de las armas y fin del conflicto, los colombianos estábamos buscando los puntos negativos al acuerdo suscrito y no a los beneficios que este puede atraer.

Se adelantan campañas en contra del plebiscito para que no se apruebe el proceso de paz y simplemente porque hay ex mandatarios que se creen dueños del futuro del país y de las determinaciones que se deben de tomar para el bien de la ciudadanía.

Como periodista sentí un dolor en la boca del estómago al pasar por un canal de televisión y ver la forma en que se trasmitía lo que estaba sucediendo en La Habana, y me dolió porque a pesar de que respeto la opinión de los demás no estoy de acuerdo con la desinformación y el veneno que se le quiere imprimir a las informaciones, simplemente porque no están de acuerdo con el mandatario de turno o porque no es el simpatizante que ellos siguen, olvidándose que el periodismo debe de ser objetivo y que la paz y el beneficio debe de ser para un país y no para X o Y funcionario o mandatario público.

En este país de doble moral no se puede estar de acuerdo de que a los paneles televisivos se lleven personas como invitados de piedra como lo que se le quiso hacer en un medio de comunicación a Claudia López quien exigió se le respetara y dijo no estar de acuerdo con la forma que se manejaba la información y dejó el estudio.

Este país está lleno de gente con odios que carcomen sus corazones y con dirigentes que son amantes de la guerra y como decía un caricaturista el jueves pasado, le piden a la guerra que no se vaya, porque la paz para ellos y la tranquilidad sería una gran carga y no los haría protagonistas en los medios de comunicación.

No es muy profesional cuando uno sabiendo de antemano las respuestas que le van a dar, busca a sus entrevistados, eso no es libertad de expresión, eso es manipular la información.

El mundo político, religioso y social le dijeron bienvenida una negociación de paz para Colombia y ahora acabamos de comenzar una guerra interna por la forma en que se va a llevar el cumplimiento de los acuerdos y si nos ponemos a investigar son siempre los mismos personajes de marras los que están detrás, para manipular y desinformar al ciudadano.

Todavía no ha empezado la paz, la paz hay que construirla, y voy a ser bien negativo, como van las cosas en el país nunca habrá paz, porque nos hemos acostumbrado a la guerra, a las noticias negativas y quienes están al frente de algunos medios de comunicación siguen con la idea que solo la desgracia humana es la que vende y puede abrir las primeras planas de los rotativos y de las emisiones noticiosas.

La paz hay que construirla y como todo proyecto necesita de su tiempo, todos debemos de dar o mejor como decía el profesor Mockus, todos debemos de poner, poner de nuestra parte, porque de lo contrario a pesar de lo que se diga, se puede cumplir después del no al plebiscito, lo que dijo el presidente Santos, y no considero que haya sido amenazas ni chantajes; pero de fracasar este intento no viviremos 50 sino 100 y quien sabe cuántos más años de muerte y desolación en un país que en vez de cosechar alimentos estamos cosechado muertos, producto del odio que sembramos.

Los que hemos sufrido las inclemencias de la violencia, sabemos que uno de los pasos es saber perdonar, no pensar tanto en los asuntos personales, sino en los de la comunidad total y para ello se necesita desarmar los corazones y ser inteligentes y saber qué es lo que queremos; porque una de las cosas que está pasando es que muchos no saben que quieren y van para adelante porque ven caminar a los demás, pero son tan egoístas que no piensan sino en ellos y no en sus hijos o en futuras generaciones.

Hay que tener fe, creer que las FARC van a cumplir con lo acordado, al igual que el Gobierno o del o contrario se cumplirá esa frasecita tan trillada cada que se posesiona un funcionario público “Dios y la Patria os lo premien o sino que él y ella os lo demanden”. Cuantos funcionarios y gobernantes tendrán que responderle tanto a Dios y a la Patria, y a la historia por sus malos comportamientos.

A veces ni hacemos ni dejamos hacer, criticamos porque si y porque no, y no nos gustan las cosas buenas, queremos acabar con todo lo que se haga sin que sea de nuestro gusto y la falta de tolerancia nos está acabando y es así como en los deportes los mal llamados hinchas acaban, como dice el adagio popular “hasta con el nido de la perra”, por un resultado adverso en una competición deportiva.

Los que se oponen a la forma como se está haciendo la paz debían de entrar en razón y no ir hablando por hablar, sino dando soluciones y no solo criticando, para que el país entre en razón y tome lo mejor.

Leía en las redes sociales que alguien se preguntaba que si en Colombia se respetaría la voluntad del pueblo como lo que sucedió en el Reino Unido, y me atrevería a decir que sí, aunque el pueblo que en muchos veces puede equivocarse tomara una decisión absurda que llevara al caos, como lo que va a pasar en el Reino Unido al tomar la decisión de retirarse de la Unión Europea.

En lo que  a mí me toca, bienvenida la paz y espero que hayan colombianos y colombianas con gran talento y sabiduría para evitar que nuestros campos y ciudades se sigan inundando de sangre, que cesen los cañones, porque ya no queremos más personas mutiladas, secuestradas, viudas, huérfanas y desplazados en su propio país.

De verdad que la firma del jueves me emocionó, pero me hizo llorar de la ira y de la tristeza los mensajes de mis compatriotas que siguen con la guerra en la sangre y el odio en sus venas y en su corazón.

Luchemos por una Colombia mejor y por nuestros hijos y herederos.

POSTDATA: Hago votos para que en nuestro país se respeten las opiniones y que a pesar de que estén equivocados o no, se terminen las amenazas contra los periodistas , por la manera de presentar las noticias o de opinar, al fin y al cabo vivimos en un país en donde se dice que existe la libertad de prensa.

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