David Ross: con su cámara despierta sensibilidad y liderazgo
Por María Alejandra Villota
Un hijo de periodistas de origen judío que emigraron a México, quién a través de su cámara fotográfica ha retratado a más de un centenera de dirigentes políticos en América Latina y Europa, incluido varios Jefes de Estado, estuvo de paso por Bogotá, para hablar de su experiencia profesional desde el corazón, pero a la vez de una técnica profesional, que lo hace único en esta aparte del mundo: se trata de David Ross.
Detrás de su sonrisa, sus apuntes “jocosos”, anécdotas y relatos interminables de visitas a diferentes países, incluido Argentina –donde fue conferencista en la IX Cumbre Mundial de Comunicación Política el pasado mes de junio en Buenos Aires, al lado de Daniel Ivokus, Antonio Sola, Yago De Marta, Carlos Villota Santacruz y Toni Puig entre otros, el creador del “Retarto Fundido de Negro” hace de la fotografía un catálogo, que se confunde por su contenido, su fuerza y su mensaje en una obra pictórica.
Entre sus amigos y admiradores de su trabajo se encuentra Al Ries –gurú mundial de la mercadotecnia- quién lo define como un “Genio Visual”. Todo por cuenta que, a través de su lente, capta lo que otros no ven. Prueba de ello, el elogio que ha recibido de ex mandatarios como Felipe Calderón de México, George W Bush de estados Unidos y el consultor político, Antonio Sola de España.
“Desde muy niño me apasionó la fotografía. A los 8 años recibí de mi madre una cámara Kodak. Ella, se convirtió en la primera persona que retrate”, dice con nostalgia y alegría, en medio de una tarde lluviosa en la capital colombiana, tomando una taza de café.
Por su lente, han pasado hombres y mujeres como el empresario mexicano Carlos Slim o la ex Premio Nobel de Paz Rigoberta Menchu, con quienes conserva una amistad, un diálogo permanente. “Su profesionalismo se pone aprueba en la época electoral. Su sello, es prenda de garantía”, añade su colega Jorge Sandoval –trabaja a su lado hace 15 años-
David Ross es un hombre que tiene una personalidad arrolladora. A su edad, las mujeres lo adoran y los hombres lo aplauden. Desierta admiración, respeto, credibilidad. A la hora de colocarse detrás de su cámara, hace que su cliente despierte liderazgo y sensibilidad. “Es un maestro de la comunicación de la imagen”, que visitó por unas horas Bogotá, para dejar su legado, pero por sobre todo su experiencia a las presentes y futuras generaciones.