El Ojo del Halkón Drogas en los establecimientos públicos
Por Rubén Darío Mejía Sánchez
Estamos enfrentando uno de los problemas más graves para la sociedad y lo peor de todo, es que la base fundamental para ello es la inestabilidad de las familias; porque los padres andamos tan ocupados que en más de una oportunidad no sabemos dónde están nuestros hijos y la educación básica que debe originarse en los hogares no se da, porque según los psicólogos últimamente, a los hijos no se les puede corregir y hay que dejarles que hagan lo que se les venga en gana para que se cumpla aquello del libre desarrollo de la personalidad.
No se está enseñando a respetar los valores y los padres estamos convencidos y equivocados al mismo tiempo que para mantener bien a nuestros hijos hay que darles todo lo que deseen, lo que ha llevado a que los progenitores tengan que trabajar todo el tiempo y dejen a la mano de Dios o simplemente sueltos a los hijos, quienes para poder pedir una orientación lo hacen con personas extrañas, porque los diálogos en las horas de las comidas desaparecieron y mucho más las reuniones familiares, los almuerzos dominicales de familia ya no existen y a la hora de la comida padres e hijos lo hacen de manera independiente y con la tecnología el asunto se ha vuelto más grave y no es que yo sea enemigo de la tecnología, quiero aclarar esto porque a mí me gusta la tecnología pero en las casas ya no hay unidad porque los hijos están al frente de los computadores, de las tabletas, de los celulares o de los televisores y lo mismo hacen los padres, y los espacios para dialogar se han terminado.
Todo lo anterior y esa falta de unidad han llevado a que los niños y jóvenes actuales se refugien en otros sectores que no son tan favorables como el seno del hogar y por ello son engañados y con falsas promesas llevados a la vida de la drogadicción y de la prostitución, sin que los padres se enteren de lo que está pasando en la vida de sus hijos.
Hablaba un día con una concejal que me decía de manera alterada que los profesores y los que tenían que ver con la Secretaría de Educación de Bogotá eran los responsables de lo que estaba sucediendo con la drogadicción en los colegios de la capital de la República; ella tenía razón porque el problema es bastante grave, pero hemos podido investigar que tanto la Secretaría de Educación de Bogotá como los profesores han puesto de su parte para erradicar este problema y evitar que cada día se vuelva peor y que la droga sea la ama y señora de las aulas escolares.
Culpables todos, señora Concejal, primero los que hacen las leyes en el Congreso porque las hacen muy flojas y no reglamentan castigos para quienes engañan a los jóvenes y a los niños, segundo, las autoridades, porque no hacen cumplir las leyes y el principal punto, lo que decía anteriormente, los padres que no saben dar herramientas de protección a sus hijos para que no caigan en poder de cualquier avivato o vendedor de droga que se aprovecha de su ingenuidad regalándoles un dulce, relleno del maldito veneno, lo que los hace drogadictos en potencia, sin manera de resistir y buscar soluciones a los problemas de su juventud y propia niñez.
No se puede colocar un policía por cada estudiante, ni es posible un celador por cada estudiante, si es cierto que hay que poner vigilancia a la entrada de los colegios para que los expendedores de droga no hagan de las suyas y se aprovechen, principalmente de los estudiantes que llegan llenos de problemas y sin haber sido escuchados por sus padres, o por la pobreza creen que recibir un dulce esto le puede servir para refrigerio.
El trabajo que hay que hacer es bastante grande, porque el distribuidor de droga no entra al colegio, por lo tanto el celador no sabe que nadie extraño está entrando al establecimiento, porque el estudiante ingenuo ya ha sido engañado en la calle para entrar el estupefaciente y por unas cuantas monedas engañar a sus propios compañeros quienes en su mayoría le creen y caen en las garras del vicio mortal.
Muchos consideran que con una sola prueba de marihuana, droga sintética o cualquier otro estupefaciente no va a pasar nada; pues están equivocados porque no todos los organismos son iguales y muchos pueden convertirse en drogadictos en potencia con probar una y otra vez estos elementos.
La modernidad le ha traído a la sociedad grandes problemas y no hablamos de drogadicción solo en los colegios públicos, porque este mal también se filtra en las entidades educativas de la alta sociedad y que decir en las universidades; pero ahora en Bogotá se nos ha dado por satanizar todo lo que sucede con la administración del nuevo alcalde, y coste que no tengo intereses para defenderlo; pero si me doy cuenta de los trabajos que se adelantan para tratar de sacar adelante a la ciudadanía estudiantil y al resto de la ciudad.
Antes se dijo que debía de darse porción de marihuana a los adictos y ahora que se tratan de tomar correctivos, luego de lo que se descubrió en el infierno del Bronx, todo es responsabilidad del Gobierno Distrital según algunos concejales de la capital colombiana y las cosas no son así, hay problemas que vienen desde hace mucho tiempo y los males tienen sus raíces, pero esto no nos deja por fuera a ninguno de la responsabilidad, porque lo que se debe buscar es una solución inmediata a este mal por medio de la responsabilidad de los padres, como padres, teniendo en cuenta que los colegios no están hechos para educar sino para preparar intelectualmente a las futuras generaciones.
LA educación no nace en el colegio ni en ninguna otra entidad educativa, nace en el seno de la familia y las bases para un ser humano vienen desde el primer momento de su gestación y lo que está sucediendo en nuestro mundo actual es que, como lo decía antes, se está acabando el núcleo familiar y muchas veces los que estamos en los medios de comunicación en vez de estar ayudando a educar y a unir la familia estamos mostrando cosas que no son base de unidad sino de falta de valores, porque tanto en las series de televisión, como en los contenidos de internet encontramos que hay que llegar a la modernidad dejando la virginidad lo más pronto posible, tomar licor desde temprana edad y de experimentar con las drogas, porque de lo contrario nos hemos quedado retrasados en un mundo en el que solo interesa la perdición y no el buen futuro para las próximas generaciones.
Como no va a haber drogadicción en familias resquebrajadas, en donde los esposos no se hablan, donde hay violencia intrafamiliar, y donde lo que interesa es que cada quien se defienda como pueda; en esto si estamos bastante retrasados y si nos ponemos a ver el comportamiento de los animales, son más responsables que los humanos en buscar lo mejor para sus crías.
No estamos enseñando tolerancia y ahora que hablamos de paz, por el proceso de paz que está a punto de firmarse con las FARC, vemos que el asunto es grave, porque la paz nace en cada quien y cuando vemos que no hay paz ni unidad familiar, que paz le vamos a dar a la sociedad y mucho menos cuando contamos con dirigentes políticos que están llenos de odio y que están más interesados en que siga corriendo la sangre por este bello país que una salida política a un conflicto entre hermanos que ya cumple más de sesenta años.
Mientras que no haya educación familiar, mientras que no haya respeto para los mayores, para los niños, para los hombres y las mujeres, seguiremos en el caos, así se firmen todos los tratados de paz que se quieran.
Qué pena da que un ser tan valioso como la mujer haya caído tan bajo y hay formado parte de bandas criminales y que la misma belleza se haya vuelto tan peligrosa para el fomento de la delincuencia.
Qué pena nos da que ya no dejemos vivir la niñez a nuestros niños y desde niños y jóvenes los formemos como sicarios, como ladrones y grandes delincuentes, sin que hayan tenido la ilusión de aprender que es mejor el bien de las cosas que el mal de las mismas y es por ello que en este momento se habla de endurecer las penas para los delitos contra los menores, cuando debíamos de estar pensando en hacer leyes para patrocinar planes de estudio y llevarlos a formarlos como grandes profesionales y gente de bien para nuestra sociedad.
Vimos con tristeza como se descubrió que los jóvenes de algunos sectores de Bogotá se desaparecían desde los jueves hasta los domingos sin que los padres no supieran donde están y las autoridades los encontraran en el infierno del Bronx en donde asistían a las fiestas de droga y sexo.
Este es un problema bastante grave, y solo se resuelve, me perdona que vuelva y repita, con la participación directa de los padres de familia, de los educadores, de la sociedad y por último de las autoridades, a pesar de estas deban de estar pendientes para blindar los sectores cercanos y alrededor de los centros educativos para identificar y castigar a los distribuidores de droga que siembran la muerte en estos sectores. También hay que tener en cuenta que los legisladores en el Congreso de la República deben estudiar este tema con mucha responsabilidad y los encargados de hacer justicia aplicarla como debe ser, con todo el peso de la ley.