El Ojo del Halkón Ocho verdaderos embajadores
Por Rubén Darío Mejía Sánchez
Cuando se habla de representar bien a un país en la carrera diplomática, se tiene en cuenta las capacidades de quien es nombrado o designado en el cargo, nombrado porque puede hacerse por vía gubernamental o política, o designado porque quien ocupará ese importante cargo sea de carrera diplomática, este último uno de los casos más contradictorios en el país, porque poco se respeta la carrera diplomática y se sobrepone la carrera política.
Hoy no quiero meterme en el berenjenal de la diplomacia o carrera social, porque muchos de los personajes que van a representar al país en algunas sedes diplomáticas dedican este tiempo para descanso o vivir lujosamente una época social la que no se pueden dar a anchas en el país y mucho menos pagados con los rubros nacionales y de trabajo, nada, porque muchos pasan por las embajadas, los consulados y las secretarías sin que se les note, porque no hicieron nada por sus coterráneos en el país que se les ha designado.
Hoy quisiera sentirme nacionalista como los mejicanos, los que hace respetar su himno y su raza, quisiera ser como aquellos que entregan todo por los suyos, en especial si defender la imagen del país se trata y no quiero ser colombiano, como aquellos que solo se suben al bus de la victoria cuando los deportistas o los coterráneos triunfan a nivel internacional.
Tener amigos y seguidores cuando se tiene dinero, salud y triunfos es la cosa más fácil del mundo, pero contar con alguien en el momento de la derrota y la desesperanza puede calificarse como un verdadero milagro.
Hoy quiero ser el colombiano que destaca las cosas buenas de un maravilloso país, que se siente orgulloso de lo que ha escuchado de voces foráneas como por ejemplo, la de uno de los narradores de Directv, quien al destacar el triunfo de Caterine Ibargüen, habló de Colombia y de su gente, diciendo como era de bella la tierra colombiana y su cultura, y horas después en otro medio importante de comunicación escuchaba al Director de la Vuelta a España, quien destacaba la calidad deportiva de los ciclistas colombianos, la calidad de sus gentes y decía que uno de los peligros de venir a Colombia era no querer regresar porque se enamoraba de sus montañas y sus playas, de su gastronomía y de la gente trabajadora; de verdad me sentí orgulloso y apenado, porque contrariamente hablaba con una colombiana residente en los Estados Unidos y me decía que temía regresar al país y que no creía que se estuviese progresando, y al preguntarle porque me decía simple y llanamente que por las informaciones periodísticas que se publicaba en ese país provenientes de Colombia y escritas por los mimos periodistas colombianos, diría yo no todos, pero si algunos que venden la carroña y las cosas malas, porque están ciegos para ver lo lindo e importante que tiene nuestra nación.
Algunos de los periodistas que estuvieron en Rio se dedicaron a buscar escándalos, no a destacar el gran trabajo de los deportistas y siempre sabían decir simplemente que se había perdido, sin destacar la importancia del contendor, pues en la competencia deportiva hay dos valientes que se enfrentan con un mismo fin y en el deporte se pierde y se gana como en la misma vida.
Destacaban como un periodista había hecho las paces con Caterine Ibargüen, siempre buscamos las cosas personales y negativas, sin interesarnos el valor de las personas y solo sus logros en el campo en el que se desempeñen, en este caso, en el campo deportivo.
Ahora si voy a hablar de los grandes, voy a hablar de todos los deportistas colombianos y de otras naciones que estuvieron en los primeros juegos olímpicos que se disputaron en Suramérica, y esos fueron los de Rio 2016, en donde no faltaron algunos escándalos por malos comportamientos personales, por equivocaciones de los árbitros; pero si nos damos cuenta, los resultados de Rio 2016 fueron bastante positivos porque allí estuvieron los mejores del mundo, los que si van por una medalla y los que si nacieron para ser deportistas; porque si nos ponemos a ver, nadie creía que se hicieran los juegos en un país que atraviesa una de las situaciones políticas y económicas más difíciles del Continente, pero los brasileros fueron superiores a sus adversidades y sacaron la cara y no se dejaron de quienes creían que eran unos incapaces, de los politiqueros baratos que creen que evitar la realización de un evento deportivo puede ser mejor porque esos dineros se van a dedicar a obras sociales y a la comunidad, cosa que no es cierto y eso lo pudimos ver cuando Colombia olímpicamente renunció a ser sede de un mundial de fútbol, porque el presidente de turno dijo que ese dinero lo necesitaba para carreteras, educación y salud, cosas que no llegaron por ningún lado y nos quedamos sin el Mundial y sin lo que había que hacer para la comunidad.
Bien, hablemos de los nuestros que ganaron, ganó toda la delegación olímpica colombiana, pero principalmente los que se trajeron las ocho medallas y pusieron a figurar al país ante la órbita mundial, medallas muy valiosas, lógico que el oro es oro, pero la plata y el bronce tienen igual valor significativo por el esfuerzo que se hizo y contra quienes se compitió, que fueron los mejores del mundo.
Menciones deportivas, diplomas y mucho mas se consiguió, además de que se demostró que se cuenta con un gran futuro y un semillero para competir a nivel mundial en las competencias que vengan en el futuro. Colombia es una potencia de gente buena y de deportistas honrados, lo mejor de destacar es que quienes no ganaron oro se vieron derrotados personalmente, porque no solo era un reto personal para ellos el país, sino para ellos mismos y por eso no se mostraron satisfechos al ganar las preseas de plata y bronce.
¿Qué más embajadores quiere Colombia que los deportistas? Creo que nada, porque con esas calidades de Mariana Pajón y Caterine Ibargüen, lo mismo que de Oscar Figueroa, ganadores del oro, excelentes deportistas y personas, y que decir de Yuberjén Martínez, Luis Javier Mosquera, Yuri Alvear, Carlos Alberto Ramírez e Ingrit Valencia, quienes ganaron plata y bronce y fueron destacados por la prensa mundial como de lo mejor, mientras que a nivel de ciclismo se respeta los nombres de Nairo Quintana, Esteban Chávez, Darwin Atapuma y Miguel López, quienes en estos momentos se disputan los primeros lugares en la Vuelta a España, la segunda carrera más importante de las bielas en el mundo.
Colombia deportiva le ha dado los mejores momentos al país, el fútbol con la Selección Colombia ha hecho que en más de una oportunidad los titulares por los logros alcanzados dejen en un segundo plano las noticias sobre la violencia y los desastres que se presentan en el país, Juan Pablo Montoya fue muchas veces primera plana, y lo sigue siendo con otros automovilistas en ese deporte de la velocidad y el atletismo, al igual que el tenis produce buenas noticias durante toda la semana y todo el año, solo que tenemos un problema, que el fútbol es el deporte de multitudes y opaca los logros en otras actividades y que para muchos colegas de los medios de comunicación es importante poner en primera plana los titulares amarillos que le dan mala fama al país que los logros de nuestros deportistas y de mucha gente de bien que progresa y se destaca en el campo educativo, la ciencia, la cultura y la vida artística.
Cierra el telón Rio 2016 y nos alistamos para Japón 2020 en donde con un buen trabajo de los deportistas que estoy seguro lo harán y el apoyo del Gobierno, se pueden duplicar y hasta triplicar las medallas conseguidas en la Olimpiada Carioca.
Felicitar a nuestros deportistas se queda corto, creo que es más importante decirles GRACIAS, por enseñarnos a competir, por enseñarnos a la humildad, a la unidad y a respetar al adversario en estos momentos que solo queremos acabarnos los unos a los otros y que muchos por sus intereses personales quieren renunciar a ese gran derecho invaluable de la paz.