martes julio 16 de 2024

“Rubencho”, narrador de ciclismo, también ganó su carrera ¡contra la droga!

18 septiembre, 2016 Farándula, Opinión Edgar Artunduaga

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Por: Édgar Artunduaga

 Los más íntimos amigos de “Rubencho” se hacen lenguas hablando de sus atributos profesionales y celebran con gran discreción la batalla que fue capaz de ganarle a la cocaína, hasta salir airoso de ese pavoroso infierno.

Arcila es un paradigma para todas aquellas personas que deseen seguir su ejemplo ganándole el embalaje final al vicio en la competencia por la vida. Con su voz prodigiosa y el verbo de poeta, nos hizo llorar de alegría narrando “desde la meta” el triunfo de Lucho Herrera y hace apenas unos días, la gloria de Nairo Quintana.

-“Mi premio Everest, fue alcanzar el 99 por ciento de sintonía, un 15 de mayo, cuando se paralizó el país y lloró escuchando el relato de la proeza de Lucho Herrera en España. Ese pico en el rating, no lo ha igualado nadie».

Rubén Darío Arcila es sobreviviente de esa tragedia y de una pléyade de grandes locutores y gente de la radio, varios de los cuales nunca pudieron parar el camino de la perdición. Algunos terminaron infartados, otros en la miseria absoluta.

 “Rubencho», famoso desde los tiempos de “La ley contra el hampa” y otras series de los años 60-70, es hijo de El Fígaro, “el sobrenombre que le tenían a mi papá y le venía de una de las tantas profesiones que le tocó inventarse para sobrevivir con nosotros: la de barbero. Además, fue taxista, camionero, declamador, tinterillo, poeta, sastre”.

“Como peluquero fue un desastre. De panadero guardaba fórmulas secretas que nunca resolvieron nuestra situación económica…”.

Historias de su familia y de la radio son contadas de manera deliciosa en su libro “El último apaga la luz”, que recoge como ninguno –dice Casas Santamaría- la vida de los protagonistas del medio de comunicación más efectivo que tiene Colombia.

«El peor pinchazo lo sufrí en 1986, cuando bajé a los infiernos y me tuvieron que internar de urgencia en una clínica de rehabilitación», admitió en una entrevista con Ricardo Rendón.

Pero después de una larga lucha, de por lo menos cinco años, con ayuda de su esposa, de su familia, de amigos entrañables de la radio, superó la situación.

-Te juro que quedé limpio: como si hubiera resucitado de entre los muertos», dice. El único tóxico que hoy me seduce y me encanta es el de la palabra, la conversación, el verso pulido y armonioso, que entre bocanadas se va elevando al cielo».

Fácil de recordar la narración de ayer, la del triunfo de Nairo. Inolvidable también “la pintura” que nos hizo del triunfo de Lucho Herrera hace 29 años:

Se ve llegar… se ve llegar! Paso a la victoria. Viene el lote que partió de Benidorm como en un vuelo de aves migratorias. Se levanta la risa, caen las telarañas, aquí viene el zurcido mágico de los metales.

¡Cruza Herrera campeón!, campeón de la vuelta. Qué grande. Qué aletazo tremendo. Qué grande es el mundo frente a mi garganta abatida aquí en el paseo de La Castellana. Me metí en el llanto… (todos nos metimos, lo recuerdo).

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