jueves agosto 15 de 2024

Borja, el hombre moda

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 Por Esteban Jaramillo Osorio

El impudor de la crítica que despotricó de él porque lo vio irrelevante, estuvo presente en sus primeros pasos con el campeón, Nacional. “Jugador de equipo chico”, se dijo. Sin ánimos de revancha, convencido de sí mismo, llenó de goles las retinas de los aficionados desde el comienzo, algunos arrebatadores, trascendentales, con fuerza, precisión, sensibilidad en el golpeo, acrobacia y coordinación. Hoy lo quieren de todas partes y es figura de talla mundial, comparado en eficacia con la elite, en la que común es ver a Messi, Cristiano, Neymar y Luis Suarez. Es figura de portadas en los grandes medios.

Hace un año salió por la puerta falsa de Santa Fe. Un retardo de cinco días en la llegada a la pretemporada, le desconecto del entrenador Gerardo Pelusso, quien fue con él un malhumorado e  intolerante sargento,  más que un comprensivo padre. Se rehusó, además, a formar parte del circulo de Omar Pérez, quien, con resabios, maneja las conductas internas del club. Prefirió la soledad,  la distancia del grupo y la revalidación de sus principios, a  la subordinación a los caprichos,  que para alinearlo se pedía. No aceptó manoseos.

En Nacional enganchó rápido. Prejuiciosos comentarios, disminuyen su influencia argumentando que el equipo juega para él, o que el equipo es él. Insensato es decir, además, que sus  goles redimen los atascos en el  juego de su club. Nada mas alejado de la realidad, porque en Nacional tan importante es él como el grupo, por el aporte de todos al presente esplendoroso que se vive. Él lo reconoce entre los vítores del público que  lo adora.

Su titularidad la sostiene con sus  anotaciones excepcionales, aliñadas con ese plus que tienen los elegidos. No es un goleador cualquiera, como tantos que pululan como flor de un día. Sus atributos pasan la prueba semanal, con una secuencia anotadora que lo encumbra en las estadísticas mundiales.

Miguel Borja es el jugador del momento en Colombia, piropeado por grande clubes. Es el “premio gordo” de Nacional por su visión en la búsqueda de talentos y la respuesta de estos, considerada la atracción que tiene su permanente vitrina internacional. Es candidato firme  para jugar en la selección, donde se espera que Pékerman articule el juego adecuado para hacerlo útil, como lo hace Reinaldo Rueda en Nacional. No citarlo sería un despropósito.

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