martes noviembre 19 de 2024

Del glamour al overol

esteban-jaramillo

 Por Esteban Jaramillo Osorio

De la alegría de la  salsa choque con su “ras tas tas”, al fútbol choque contra  Paraguay. Podría  catalogarse como la pérdida de la identidad, del estilo, sucumbiendo a la urgente necesidad de un resultado. Nunca Colombia fue fútbol fricción, músculo o fuerza. Pero todos los caminos son válidos para llegar a Rusia.

Logró la selección,  por un día, sacudirse de la dependencia individual de algunos jugadores, caso James ausente y Cuadrado presente con sus gambetas, en ocasiones superfluas, empalagosas e improductivas, para garantizar el éxito, quizás el mas importante de lo que va del camino clasificatorio. No había estética, no había talento, pero había intensidad y acción.

Fue  otro equipo, solidario, cojonudo, que hizo de la dinámica de marca, una herramienta efectiva. Achicó la cancha al galope, con el corazón en la mano, a lo Nairo Quintana, a lo Atlético de Madrid, que saben que el esfuerzo no se doblega ni  se negocia.

Colombia se defendió sin el balón, controló espacios y cerró vías de llegada a un colectivo rival rustico, mañoso y provocador. Atacó poco, es cierto, pero, al final, una luz se encendió y abrió el camino con maniobra genial  que alterno el sistema nervioso de los hinchas, al rescate de nuestro tradicional credo futbolero.

En el fútbol físico la vitamina es el valor y Colombia la tuvo. Era el día del proletariado, de los gregarios, del overol puesto, con un interprete, Carlos Sánchez, que entiende que se actua con ardor, concentración y sacrificio.

Son otros héroes, que no viven de la burquesía en el rendimiento, que entienden que se va a jugar, pero también se va a la guerra. Fiel siempre a  su condición de escuadra técnica, Colombia dio un viraje por un día, de la mano de Pekerman, para compactar un grupo, que tuvo claro su objetivo  táctico y se lleno de lucidos argumentos para llegar al objetivo.

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