El otro yo de Reynaldo Rueda
Por Esteban Jaramillo Osorio
_ Genera respeto con sus resultados, pero no hace gracia con sus declaraciones, especialmente las últimas, en las que habla de maniobras conspiratívas y presume de persecución arbitral y de extraños manejos para perjudicar a su club, Atlético Nacional.
Pierde la compostura Reinaldo Rueda y muestra otra cara, diferente a la del maestro de actitudes serias, sosegado y ganador.
Decir que a su equipo lo persiguen los árbitros, o dejar mantos de sospecha en la Dimayor, no deja de causar hilaridad entre los críticos y pasmosa incredulidad en la afición.
Ha ganado sin sospechas los últimos títulos Nacional, demostrando calidad apabullante frente a los rivales con los que, cuando ha querido, se ha paseado, dada la calidad de la nómina disponible, su capacidad de inversión, el poder financiero que lo soporta y la sólida estructura institucional.
De Osorio a Reynaldo, Nacional ha mantenido sus posturas ganadoras, sin dejar el más mínimo resquicio a la duda, o a la ilegitimidad. Otras historias, bien distintas, están en el lejano pasado.
Pero la última versión del campeón trae consigo un equipo problemático, amenazante, de retórica agresiva frente a los árbitros, provocador y hasta lastimero cuando a través del reglamento mal interpretado trasforma su libreto, con marcado irrespeto a la autoridad.
Sin duda, como lo demostró en la semifinal de la copa Colombia, ante Santa Fe, o el sábado ante Huila, con equipo alternativo, Nacional es superior en todos los frentes de la competencia. Cuando su fútbol se hace serio, combina y gana con arrebatadora autoridad. Pero cuando equivoca los caminos y asume el papel milindroso de víctima, o recurre al juego sucio como estrategia, desprecia sus principios, carente de seria y decente competitividad.
No le queda bien a Reinaldo, dado el respeto que transmite, entrar en un tobogán critico a las decisiones de las autoridades del fútbol. Esa rebeldía, que no es suya, en oposición abierta a quienes mandan, le da afectos al interior de Nacional, donde de por si es ídolo, pero desmorona el prestigio cimentado en otras esferas del futbol nacional e internacional. No es este el Reinaldo que conozco y admiro.