sábado julio 20 de 2024

Banqueros temen que con reforma tributaria baje el uso de tarjetas

18 noviembre, 2016 Económicas

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 Cartagena de Indias, 18 de noviembre_ RAM_ El presidente de Asobancaria, Santiago Castro, aseguró en un congreso de riesgo financiero en Cartagena que la nueva reforma tributaria golpearía, de aprobarse, de manera contundente la buena marcha de su sector. Dijo que particularmente el gravamen a los movimientos bancarios representa un ‘gran sapo’ para su agremiación

El sector corporativo es gran adquiriente de bienes y servicios que están gravados con el IVA por lo que esos tres puntos adicionales que se establecen en la reforma les afectarían. Según Castro, las adquisiciones de su sector rondan varios billones de pesos al año, por lo que tres puntos más de IVA serían de alto impacto.

«Nosotros nos estamos tragando un gran sapo, que es el gravamen a los movimientos financieros, siempre se había dicho que estos impuestos iban a tener un marchitamiento, y ya por primera vez se dice que van a tener un carácter permanente, por lo que el país y nosotros nos tenemos que acostumbrar a eso», dijo Castro.

Para Asobancaria, ese gravamen tiene una ‘gran implicación’, ya que no podrán avanzar tan rápido en bancarización, «por lo que se incentiva el uso del efectivo y tenemos unas metas de reducción que seguramente no cumpliremos», puntualizó Castro.

Discurso de cierre 15° congreso de riesgo financiero

  • Doctor Juan Carlos Alfaro, Superintendente Delegado Adjunto para Supervisión de Riesgos y Conductas de Mercados
  • Doctor Sebastián Nieto Parra, Jefe Adjunto de la Unidad para América Latina y el Caribe, Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico OCDE
  • Estimados conferencistas
  • Queridos miembros del Comité de Riesgos Financieros de la Asociación
  • Apreciados colegas y funcionarios de las áreas de riesgos de las entidades que nos acompañan
  • Amigos de los medios de comunicación
  • Señoras y señores

En nombre de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria) quiero agradecerles por su participación en esta la quinceava edición del Congreso de Riesgo Financiero, evento que, desde sus primeras ediciones, ha buscado contribuir al intercambio de estándares, mejores prácticas y experiencias relacionadas con la regulación, administración y gestión de los riesgos financieros de nuestra región, sin perder de vista las coyunturas económicas nacionales e internacionales. En esta edición nos acompañaron más de 23 conferencistas de ocho países, con quienes analizamos las últimas tendencias y los desafíos para la gestión de riesgos al interior de nuestras entidades.

En el plano económico, este año ha resultado uno de los más complejos en lo corrido del nuevo siglo. Los choques que en diversos frentes afrontó la economía colombiana, se tradujeron en una moderación en el ritmo de expansión de la actividad productiva y en un desborde de la inflación, este último alimentado por fenómenos climáticos que terminaron desanclando las expectativas de precios y generando consecuentes incrementos en las tasas de interés.

En un contexto como el actual, de menor expansión de la actividad productiva y tasas de interés por encima de sus niveles neutrales, los ritmos de crecimiento de la cartera crediticia comenzaron a experimentar una sana moderación. Hoy su crecimiento anual no supera el 2.0% real y la dinámica en segmentos como el microcreditico y el comercial muestra una importante corrección.

A diferencia de lo ocurrido durante anteriores episodios de desaceleración de la economía y del crédito, en esta oportunidad los indicadores de calidad de la cartera crediticia y sus niveles de cobertura no se han visto afectados de manera considerable. Este hecho obedece, en parte, a la gestión de riesgo que realizan las entidades, adaptando sus políticas y procedimientos internos para responder a la nueva realidad macroeconómica. Adicionalmente, sugiere que los procesos de originación crediticia de los últimos años, cuando la cartera crecía a dos dígitos en términos reales, no obedecieron a un irresponsable desborde del crédito en condiciones favorables de liquidez, sino que representan un ordenado proceso de inclusión financiera por el lado del activo. Así las cosas, puede decirse que el divorcio entre la desaceleración económica y la morosidad es un indicador de la madurez del sector bancario colombiano y de su supervisión.

En lo que queda del año y durante gran parte del 2017, las entidades financieras centrarán sus esfuerzos en los análisis de impacto propios de la preparación e implementación de importantes y variadas disposiciones legales y normativas. A continuación, me referiré a cuatro de ellas:

  1. El proyecto de Ley 178 de 2016 «Por medio del cual se adopta una reforma tributaria estructural”.
  2. El Proyecto de Ley 119 de 2016 Senado “Por la cual se dictan normas para fortalecer la regulación y supervisión de los conglomerados financieros”.
  3. La adopción de la NIIF 9, sobre Instrumentos Financieros.
  4. El proyecto de Circular Externa de la Superintendencia Financiera De Colombia, por medio del cual se busca incluir un factor de ajuste para el cálculo de la provisión de los créditos de consumo con plazos superiores a 72 meses.

Respecto de la Reforma Tributaria, si bien nos inquieta que cualquier retraso en el trámite legislativo ponga en riesgo su oportuna aprobación, y con ello el grado de inversión del país, confiamos en que el Congreso de la República afrontará con celeridad este gran desafío.

Es importante también reiterar que, en medio de este complejo panorama económico, la materialización de una Reforma que conserve el espíritu en términos de simplicidad, equidad y progresividad, continúa siendo uno de los mayores retos.

Lo he señalado en varios escenarios y hoy lo reitero: tenemos como país una valiosa oportunidad, no sólo para comenzar a solventar los cuellos de botella en materia de sostenibilidad fiscal, sino para superar los ya conocidos rezagos en materia de informalidad.

En relación con el proyecto de Ley que busca fortalecer la regulación y supervisión de los conglomerados financieros, que actualmente cursa su trámite legislativo en el Senado de la República, consideramos que recoge buena parte de las principales recomendaciones que, al respecto realizó el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, con posterioridad a la crisis financiera internacional de 2008.

Debido a que esta norma corresponde a una Ley Marco, consideramos que en su etapa de reglamentación el regulador y supervisor financiero deben analizar con especial atención, entre otros, los siguientes aspectos:

  1. Brindar claridad frente a los requerimientos de capital a nivel de conglomerado y frente al cálculo de su relación de solvencia.
  2. Determinar la metodología para consolidar los riesgos financieros del conglomerado.
  3. Especificar el tratamiento que se le dará a los límites de concentración y a los cupos de endeudamiento tanto a nivel individual como de conglomerado.

Frente a la adopción de la NIIF 9, sobre instrumentos financieros, desde Asobancaria celebramos que los Ministerios de Industria y Comercio y el de Hacienda y Crédito Público hayan decidido modificar el Decreto Único Reglamentario de las Normas de Contabilidad, de Información Financiera y de Aseguramiento de la Información (Decreto 2420 de 2015) para permitir la adopción local de la NIIF 9 según el cronograma del IASB, a partir de enero de 2018. El cambio en el paradigma, de una contabilización basada en la pérdida incurrida a aquella basada en una pérdida esperada, involucra el acceso a información de los score de crédito desde que estos se originan para poder construir los modelos de estimación de pérdidas life time. Todo esto, requiere de ingentes esfuerzos de desarrollo, prueba e implementación.

En cuanto al Proyecto de Circular Externa que busca adicionar un factor de Ajuste por plazo al cálculo de la pérdida esperada para el modelo de referencia de la cartera de consumo, quiero resaltar que este ajuste representará un nuevo aumento en las provisiones, teniendo en cuenta que en 2012 se incluyó una provisión adicional correspondiente al 0.5% sobre el saldo de capital de cada crédito de consumo. Este incremento podría incidir en las tasas de colocación, afectando la capacidad de acceso al crédito y la bancarización de los consumidores financieros. Nuestra propuesta fundamental es que se considere el plazo remanente de la obligación mas no el inicialmente pactado, en el cálculo de la pérdida esperada afectada por el plazo, con el fin de reconocer la disminución del riesgo en la medida en que avanza la vida del crédito y consecuentemente, tanto el impacto como los efectos adversos mencionados.

Habiendo presentado la posición del sector bancario frente a los ya mencionados proyectos de normativa y lo relativo a la adopción de estándares contables internacionales, quiero aprovechar la oportunidad para solicitarle al Gobierno Nacional que continúe generando marcos regulatorios adecuados que minimicen los arbitrajes regulatorios frente a las operaciones de libranza, cuyo crecimiento ha sido exponencial desde 2012, con la promulgación de una Ley especializada sobre el descuento directo de nómina o libranza.

Las preocupaciones de la banca frente a este tema son dos. La primera apunta al bajo rigor o la ausencia de regulación para las originadoras de libranza diferentes a las entidades financieras, lo cual ha permitido actuaciones indebidas, generando detrimento de la imagen de esta línea de crédito, una inadecuada gestión de riesgos, y por lo tanto, la afectación de la seguridad y confianza del público sobre la actividad financiera. En segundo lugar, vemos que la gestión de entidades comercializadoras de libranza, que carecen de supervisión, ha facilitado actos de defraudación por parte de entidades como Estraval.

En agosto del presente año el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo atacó nuestra segunda preocupación con la expedición de un Decreto sobre la revelación de la información y la gestión de riesgos en la venta y administración de operaciones de libranza. Sin embargo, frente a nuestra primera inquietud, observamos que aún es imperativo fortalecer el marco regulatorio y de supervisión de estas operaciones, para que el mercado alcance su óptimo desarrollo en condiciones de sana competencia, y  se garantice la protección de esta importante figura para la inclusión financiera del país.

Finalmente, es innegable que los esfuerzos coordinados entre regulador, supervisor y entidades financieras han permitido y permitirán que el sector avance tanto en la adopción de estándares internacionales como hacia la medición del apetito y gestión más integral de los riesgos financieros, circunstancia que ha consolidado al sector como uno de los más sólidos de la región. Invito a todos para que continuemos trabajando de esta forma, buscando que los resultados continúen siendo positivos para el sector financiero y para nuestro país en general.

Muchas gracias.

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