El Ojo del Halkón Ya no hay excusa
Por Rubén Darío Mejía Sánchez
El mundo político se está enloqueciendo y unos cuantos consideran que son los que tienen la verdad y que debe de hacerse solo lo que ellos piensan y con lo que ellos están de acuerdo, y esto no solo sucede en Colombia, sucedió en Inglaterra con el famoso Brexit y en Estados Unidos con la elección de Donald Trump; todo quedó patas arriba y luego llegaron los lloriqueos y los pedidos de auxilio de aquellos que solo saben pedir y que en el momento de ir a las urnas se hacen los de la oreja mocha.
A estas horas del paseo, cuando escribo esta columna sigue sin aclararse que será lo que va a suceder con el segundo acuerdo entre Gobierno y las FARC, porque el Gobierno y el grupo alzado en arma le dieron gusto a los señores del NO e incluyeron una serie de puntos que estos exigieron, para que todos estuvieran de acuerdo; pero sin embargo algunos de los integrantes del NO como el Centro Democrático le sigue poniendo piedritas en el zapato a lo acordado y a Oscar Iván Zuluaga parece que le gustara que se volvieran a estudiar el asunto, pues cree que no está de acuerdo con la justicia transicional y la participación política de quienes dejen las armas; y perdónenme pero esto me suena a patadas de ahogado y a niño pataletoso, como sucede siempre con el ex presidente Pastrana y el ex procurador General de la Nación, quienes en este momento deberían de quedarse a un lado y dejar que las cosas fluyeran.
Dice el Ministro del Interior, Juan Fernando Cristo que este es un acuerdo final y de verdad que debe de ser un acuerdo final, porque si se ponen a darle gusto a todo el mundo va a suceder como con el metro de Bogotá que lleva más de 50 años sin poderse hacer por la opinión de uno y de otro y por los estudios de factibilidad que se han hecho al respecto.
En estos casos hay que ser sinceros y francos en lo que se quiere y sectores como las iglesias deben marginarse, si lo que tratan es de dar lecciones de moral, cuando lo que se está estudiando y definiendo es la dejación de armas y el fin de un conflicto que lleva mas de 50 años dejando miles de muertes y de víctimas, lo que pareciera que algunos sectores de la sociedad colombiana no les interesara sino figurar en la firma final del mismo.
Sensatez es lo que debe de haber por parte de los diferentes sectores y lo que importa en este momento es lo que logren las partes sentadas a la mesa, que en este caso son el Gobierno y las FARC, porque de lo contrario esto pareciera un problema de matrimonio en donde se meten terceros y el asunto no tiene arreglo jamás.
Muchos no sacaron la media hora para ir a las urnas el 2 de octubre o votaron simplemente por el NO y luego lo que hicieron fue rasgarse las vestiduras y salieron a dar soluciones, pero donde se pide más de lo que se debe de pedir, poniendo trabas a una negociación que a la hora de la verdad es beneficiosa para todos los colombianos.
En Inglaterra los promotores del famoso Brexit se dieron cuenta que se habían equivocado y el principal renunció y los demás desaparecieron; en Colombia es muy fácil opinar, porque los que opinan y exigen y ponen trabas no pierden nada, pues no necesitan renunciar y mucho menos desaparecerse sino dejar toda la responsabilidad de salir las cosas mal al Gobierno.
Lo de la refrendación de los acuerdos me parece bastante grave, no creo que el presidente vuelva a dejar su autoridad de lado y caiga de nuevo en el error de convocar a un nuevo plebiscito, porque como somos de caraduras los colombianos se vuelve a perder y seguimos presentando propuestas y propuestas, y no estoy de acuerdo que esto deba de alargarse y mucho menos creo que las FARC vayan a aguantar tanto tiempo sentados en la mesa.
Tenemos que volvernos serios y decir las cosas claras, porque lo que podemos ver sin ser unos grandes analistas es que hay intereses personales y políticos, de quienes creen que esto pueden alargarlo hasta que se elija al sucesor de Juan Manuel Santos y si es de su complacencia, este sea el que firme el proceso y que Santos no se quede con la torta completa de llegar a un acuerdo final y a un Nobel de Paz.
Los norteamericanos en este momento están desesperados, saliendo a las calles a protestar contra la elección que ellos mismos hicieron de Donald Trump, un empresario con mucho dinero que no sabe respetar autoridad y que hace lo que se le viene en gana, pues es bastante voluntarioso y ha demostrado que cuando no quiso pagar impuestos, no lo hizo y nada pasó. Hoy cambió su discurso, está un poco más conciliador, decían algunos medios de comunicación y se les olvida que el hombre es un gran emprendedor y manejador de lo que hace y está haciendo lo que debe de hacer y es de ganar la confianza, para bajar los ánimos y en el momento de llegar a la Casa Blanca, cumplir con todo lo que propuso durante su campaña; en donde vemos que se puede resumir en que se va a cumplir el famoso Sueño Americano, pero en este caso para los americanos, sacando a sombrerazos a los emigrantes y no estén tan seguros que solo lo hará con quienes tienen cuentas pendientes con la ley, sino que con el afán de hacer una industria netamente nacional saque a todo el mundo y de verdad que si los mexicanos no le colaboran con el famoso muro, él si lo hará de todas maneras y “tu tranquilo” porque dinero se lo que hay, porque es capaz de invertir de su propio bolsillo, con tal de que se hagan las cosas como él las quiere.
La lucha contra las drogas en países como Colombia y Bolivia se verán bastante afectadas, porque exigirá y no dará ni un dólar y las cosas se pondrán de color de hormiga. La guerra va a ser uno de los puntos clave para el Gobierno Trump y llego a creer que con éste sucederá lo que, con uno de los presidentes colombianos, que, según las malas lenguas, no tuvo ministros sino secretarios y lo que valía era su última palabra.
Los intereses creados son tema bastante delicado y da pena como algunos medios de comunicación siguen sin ningún pudor siendo los voceros de sectores políticos, tergiversando las noticias y poniéndose en práctica lo que dijo el ex gerente de la campaña del NO, como era de fácil en Colombia manipular a los ignorantes y a las personas que no leen.
Creo que ya no hay más excusa para buscarle siete patas al gato y jugar con los colombianos de bien y tanto el Gobierno como los Jefes Políticos deben de poner sus cartas sobre la mesa y decir de una vez por todas que es lo que quieren.