sábado agosto 3 de 2024

No nos dejaremos presionar del ELN para negociar cese al fuego prematuro: Restrepo

27 noviembre, 2016 Política

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 El jefe negociador en el proceso de paz con el ELN, Juan Camilo Restrepo, le dijo a esa guerrilla que el Gobierno no aceptará presiones, que se vienen realizando con acciones terroristas, para iniciar de forma anticipada un cese bilateral al fuego.

Restrepo hizo un llamado al ELN para que comprenda que “todo secuestro y todo atentado a los derechos humanos de civiles en vez de acercar la mesa a la negociación de un cese al fuego lo que va hacer es alejarlo”.

Cabe señalar que las palabras de Restrepo se dieron en medio de la Convención Nacional Conservadora.

“Ni las fuerzas legítimas, las Fuerzas Armadas de Colombia, dejarán de ejercer a plenitud su responsabilidad para estar presentes en cualquier parte del territorio nacional, sin que ninguno le sea vedado”, añadió el exministro.

Por otro lado, invitó al Partido Conservador para que “se vincule con entusiasmo patriótico a la gran empresa de la paz que empieza a florecer en Colombia”.

“Nuestro partido, por su historia, por su talante, y por su importancia, no puede quedarse en la orilla de la carretera de la paz”, puntualizó Restrepo.

Estas fueron las palabras de Juan Camilo Restrepo:

¡Qué bueno estar en esta Convención, la convención de mi Partido Conservador!

El Partido Conservador, sus líderes, sus reflexiones, sus decisiones y su propuesta de país tendrán que estar a la altura del tamaño de este determinante momento.

Colombia, se merece que los Partidos Políticos se comprometan y proyecten soluciones modernas,  transformadoras que interpreten a la ciudadanía.

El momento nos exige redefinir el concepto de “grandeza” , expulsar el de  mezquindad y emprender una nueva etapa para la nación.

Comenzamos a ver que las aspiraciones de paz y reconciliación, que tan esquivas le habían sido a los colombianos en las últimas décadas, pueden hacerse ahora  realidad.

Quiero dirigirles a ustedes algunas palabras sobre dos capítulos de los procesos de paz que están en marcha en Colombia:

El de los acuerdos revisados de paz con las Farc, que se firmaron en el Teatro Colón el jueves de esta semana.  Y con un poco más de detalle, quiero referirme  al proceso de negociación pública con el ELN que está próximo a comenzar, y para el cual, por  invitación del Presidente Santos, he sido  designado jefe del equipo negociador del Gobierno Nacional.

La confluencia de estos dos procesos- el uno que en su fase de negociación ha concluido, y el otro que apenas comienza- habrán de conformar lo que se ha denominado «La Paz Completa».

Es la paz obtenida por la vía  de la negociación con los dos grupos subversivos más importantes que existen en Colombia, desde hace mas de 50 años.

Si esta «paz completa»  tenemos la lucidez de alcanzarla, el país de los años venideros no será ciertamente el mismo que hemos tenido en las décadas anteriores; Será una Colombia donde el uso de las armas ha desaparecido del quehacer político; y donde los conflictos – que seguirán existiendo en la Colombia del futuro- podremos solucionarlos no a bala,  sino por las vías democráticas.

Eso nos permitirá también  concentrarnos en combatir  la delincuencia común y criminal,  y la corrupción.

El Partido Conservador no debe, no puede, estar ausente de ese formidable desafío  histórico de la construcción de una Colombia en paz, donde la política no convoque a las armas y se haga con la razón y la sana emulación democrática.

Independientemente de la discusión y de las discrepancias con relación al Acuerdo revisado con las Farc que se firmó el pasado jueves en el Teatro Colón de Bogotá, quiero resaltar ante ustedes los formidables retos que su implementación plantea para los años venideros.

De esos desafíos para llevar a la  práctica los acuerdos (y me estoy refiriendo a los puntos en que hubo consenso  entre los partidarios del Si y del No , y cuyo lapso  de ejecución  se extenderá en los próximos diez o quince años a partir de ahora), no puede estar ausente el Partido Conservador.

Sus parlamentarios, sus autoridades regionales, sus directorios, sus juventudes, todos los estamentos conservadores deben tener un “qué decir  y qué hacer” en la construcción gigantesca que implica la  puesta  en marcha de los acuerdos de paz. El reto para nuestro futuro es la  puesta en marcha  de  tales acuerdos.

Pongamos un ejemplo entre muchos:

La aplicación de la «transformación rural con enfoque territorial» que quedó plasmada en el punto número uno del acuerdo revisado de la Habana, sobre el cual – repitámoslo una vez mas terminó habiendo consenso entre los partidarios del Si y del No – requerirá mas de una década para llevarlo a la práctica.

Sería inexcusable que un Partido, con tan claras raíces históricas en el campo, no se involucrara a fondo y patrióticamente en una buena implementación  de este  asunto crucial.

Que la transformación agraria con enfoque territorial allí prevista se adelante, en la práctica,  como está dicho en el acuerdo, con puntilloso respeto a la propiedad privada y a los títulos de los empresarios del campo sobre sus tierras bien habidas ;

 Que convivan virtuosamente la pequeña, la mediana, la gran propiedad y la agroindustria, como quedó también previsto, dentro de unas estructuras agrarias donde converjan equidad y productividad ;

Que efectivamente se puedan formalizar- titulándolas- en los próximos años,  siete millones de hectáreas;

Que haya una mejor provisión de bienes públicos para el Agro de los que puedan beneficiarse todos y no unos pocos a través de subsidios arbitrarios;

Que la inversión pública en el ámbito rural no se disperse estérilmente como quien dispara una escopeta de regadera,  sino que efectivamente mejore las condiciones de vida del mundo  rural más afectado por la pobreza y la marginalidad, a base de inversiones territoriales focalizadas;

En fin, para que al cabo del periodo conocido como el pos conflicto las condiciones de vida y de movilidad social ( hoy tan aterradoramente  desbalanceadas en contra de la familia campesina) pueda encontrar una convergencia con las condiciones que se experimentan en las zonas urbanas.

 Porque finalmente  avanzar hacia esa convergencia,  es de lo que se trata.

En  ninguno de estos empeños puede quedarse a la zaga o indiferente el Partido Conservador.

Seria darle la espalda a la historia un partido que, como el nuestro, siempre ha tenido muy en claro que parte importante de sus raíces políticas se hunden en los municipios rurales  de Colombia.

De allí, pues, la invitación para que estén muy presentes, muy actuantes, muy atentos y muy propositivos  en la implementación de los acuerdos de paz que se han firmado recientemente; en la implementación de  capítulos como el agrario. Lo he citado como ejemplo pero, desde luego, no es el único  de aquellos  temas sobre los cuales hubo acuerdos entre el Si y el No repitámoslo una vez mas -,y con cuya implementación se va a construir las bases sostenibles de una paz duradera en el país.

El conservatismo no puede estar ausente

Estos acuerdos, apenas han echado los cimientos de una gran edificación. Ahora viene, con la implementación de los mismos, quizás lo mas difícil: la construcción del edificio completo de la paz.

Construir un edificio  sólido, antisímico contra los terremotos de la intolerancia, moderno, justo, y productivo, que albergará la  paz de Colombia.

ELN

Ahora permítanme que comparta con ustedes algunas ideas sobre el el proceso que apenas comienza: el del ELN.

Y cuya culminación – que a ninguno de ustedes escapa es  difícil,  acaso mucho más que la negociación que durante cerca de cinco años se sostuvo con las Farc –  Nos permitirá decir así  que Colombia ha alcanzado la PAZ COMPLETA.

Las ideas que quiero compartir con la convención de mi Partido, con franqueza y transparencia, de la misma manera que espero hacerlo en los días venideros con los otros partidos políticos, son ciertas premisas con las cuales el gobierno aborda esta  búsqueda de la paz negociada con el segundo grupo guerrillero del país, el ELN.

1- El gobierno entiende que el ELN no es un apéndice de las Farc. Que es un grupo subversivo autónomo, y que por lo tanto la negociación que con ellos se emprende (esperamos que la mesa de negociación en Quito podamos inaugurarla pronto), tiene peculiaridades específicas que no se dieron a lo largo de las negociaciones de la Habana.

2- Es probable que al final del proceso algunos capítulos de lo que ha quedado negociado con las Farc puedan ser aplicados analógicamente a los acuerdos a que se llegue con el ELN.  Pero en una primera instancia, la Agenda que se abordará con el ELN es autónoma, tal como quedo recogida en la carta de navegación que con ellos acordó el Gobierno, luego de mas de dos años de negociaciones confidenciales, en marzo de este año.

3- Los dos puntos específicos con el ELN – que no hicieron parte de la agenda inicial la cual   se acordó con las Farc, y  que,  cómo ustedes recordarán,  estuvo acotada por seis puntos muy específicos-

Son: El tema de la participación de la sociedad civil como proveedora de insumos  que nutrirán la mesa de negociaciones; Y,  los avances en una comisión especial que habrá de        deliberar simultáneamente con la mesa principal. Se  ocupará  de temas humanitarios y del respeto de los Derechos Humanos.

 4- El gobierno comparte la idea de que la sociedad civil    converse y delibere para que de allí salgan insumos a ser estudiados por la mesa de negociación propiamente dicha.

La Participación hace parte del contexto de la cada vez  mayor importancia que adquiere la ciudadanía en el mundo contemporáneo.  Colombia no es una excepción.

Ahora bien, dicho lo anterior, quiero señalar con toda precisión tres premisas que el gobierno considera indispensables para que este diálogo de la sociedad civil sea fértil, y pueda cumplir adecuadamente el propósito que lo anima, a saber: nutrir de iniciativas modernizantes y transformadoras a la mesa de negociación.

– Primera. La participación de la sociedad civil debe organizarse de tal manera que resulte efectiva. Que se diseñen uno o varios mecanismos ordenados, con procesos y objetivos claros. En todo caso, no tumultuaria.

– Segunda. Los insumos o recomendaciones que de la sociedad civil fluyan hacia la mesa de negociación no serán  en ningún caso de carácter vinculante para ésta.

– Tercero. Para  que las recomendaciones que surjan de la participación ciudadana a la mesa sean  representativas verdaderamente del concepto tan amplio  que implica el término “ Sociedad Civil” , deben ser escuchados y aportar sus propuestas todos los estamentos de dicha sociedad: Campesinos, obreros, mineros, sindicalistas, víctimas, estudiantes, iglesias,  partidos políticos, empresarios, académicos, artistas e intelectuales.

El modelo organizativo de cómo funcionaría esa expresión  de la sociedad civil, es desde luego un reto gigantesco; pero el Gobierno está dispuesto a asumirlo, intentando llegar a unos consensos de construcción de la paz con el ELN y el fin del conflicto con esta organización.

– Cuarta.  A diferencia de lo que sucedió en el caso de las Farc, estas conversaciones  se inician sin que el ELN haya renunciado públicamente a prácticas como las del secuestro y a otras  vulneraciones de civiles inocentes no envueltos en la contienda propiamente militar.

O sea, iniciamos las negociaciones en el fragor del combate. No hay por el momento un cese al fuego acordado.

 El gobierno hace un llamado al ELN para que comprenda que todo secuestro, todo atentado a los derechos humanos de civiles no envueltos en la contienda; todo atentado a la infraestructura del país, durante la negociación que esperamos se iniciará próximamente, en vez de acercar  la mesa a la negociación de un cese al fuego lo que va hacer es  alejarlo.

La mesa de negociación no se va a dejar presionar para negociar un  cese al fuego prematuro por una escalada terrorista; ni las fuerzas legitimas,  las Fuerzas Armadas de  Colombia, dejarán de ejercer a plenitud su responsabilidad para estar presentes en cualquier parte del territorio nacional, sin que ninguno le sea vedado.

Preocupa también  inmensamente  la reciente oleada de asesinatos contra líderes sociales. El país no puede permanecer impávido frente  a este grave fenómeno. Es de esperar  que la  fiscalía y las autoridades judiciales emprendan rápida y rotundamente lo  necesario para desenmascarar y castigar a los  autores materiales e intelectuales de estos  asesinatos. Que, de continuar,  podrían comprometer gravemente los procesos  de paz    del país.

Quinta. Esta negociación se adelantará con transparencia y de cara al país. Salvo temas que por necesidad deban ser confidenciales, se informará regularmente del contenido de las negociaciones y de los acuerdos a que se vaya llegando. El principio de que «nada está negociado hasta que el todo esté negociado» NO se aplicará en esta ocasión.

Y como queda dicho, la información será lo más  oportuna y clara posible al país, incluidos los partidos políticos, como por supuesto sucederá con el Partido Conservador acá presente.

Señores convencionistas:

Invito al Partido Conservador para que se vincule con entusiasmo patriótico a la gran empresa de la paz que empieza a florecer en Colombia.

Nuestro partido, por su historia, por su talante, y por su importancia, no puede quedarse en la orilla de la carretera de la paz.

Esta es una invitación a participar muy activamente en la implementación de los acuerdos a que se ha llegado con las Farc ; y también -como parte fundamental de la sociedad civil colombiana- en los encuentros que en desarrollo de la agenda acordada con el ELN se concreten.

Participemos en organizar  el futuro, para que ésta sociedad civil, de la cual  hace  parte el Partido Conservador,  hable y proponga temas a la mesa.

Para que, sin carácter vinculante,  a través esa mesa,   se pueda recibir insumos  que, sin vulnerar los valores democráticos y  los derechos fundamentales de nuestra organización constitucional, permitan aportar iniciativas modernizantes y transformadoras de la sociedad colombiana.

Señores convencionistas del Partido Conservador:

Hace un poco más de un siglo  Colombia salía de una guerra terrible que lo había destrozado económica y espiritualmente: la Guerra de los Mil Días.

Se  veía la necesidad apremiante en aquel entonces de cerrar heridas y de comenzar el posconflicto para reconstruir con grandeza el país destruido luego de aquella terrible conflagración.

En aquel escenario ,el jefe de la  rebelión que se había alzado contra el gobierno legítimo de entonces, el gallardo   general antioqueño  Rafael Uribe Uribe, dijo con generosidad y grandeza:

«Ha llegado el momento en que nos DESPIDAMOS COMO COMBATIENTES Y NOS SALUDEMOS COMO CIUDADANOS «.

El eco de su llamado sigue teniendo  inmensa actualidad en la Colombia en que vivimos.

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