Carta abierta Referencia: Referendo revocatorio de mandato presidencial
Con respeto y aprecio a todos los que se ocupen de este tema
Por: Octavio Quintero
Director GES–
Hola, don Antonio y demás interesados en el tema de la revocatoria de mandato popular:
En este tema nos vamos a encontrar con constitucionalistas que digan “sí se puede” y constitucionalistas que digan “no se puede”… Porque eso tienen todas las constituciones del mundo, que no son letra muerta sino preceptos que ofrecen diferentes interpretaciones, tan dinámicas, que muchas interpretaciones son luego reinterpretadas en distinta forma, con lo que se va formando la jurisprudencia que tampoco es muerta, pues, también a veces cambia.
Esto que resulta normal, es un peligro democrático cuando el Congreso y las altas cortes caen en el servilismo al ejecutivo de turno, caso colombiano.
El accidentado trámite de los acuerdos de La Habana y del llamado plebiscito por la paz en el Congreso, con su desarrollo del llamado fast track, son buenos ejemplos de qué tanto las mayorías parlamentarias como los magistrados de las altas cortes, con honrosas excepciones, son títeres del gobierno de turno que maneja la chequera, es decir, el poder económico que, como dice el adagio popular, “poderoso señor es don dinero”.
Todo lo anterior quiere decir que, visto así el escenario de un trámite de un referendo revocatorio del mandato presidencial o del Congreso, es falda arriba. Lo que no quiera el Presidente de turno en Colombia, se ha vuelto prácticamente imposible.
Miremos otro ejemplo: forzado por la chequera nuestra en manos de Uribe, el Congreso le aprobó en el 2005 la reelección presidencial; y forzado en el 2014 por la chequera nuestra en manos de Santos, el mismo Congreso tumbó esa reelección presidencial. Y en ambos casos, la Corte Constitucional avaló lo uno y lo otro que viene a ser todo lo contrario.
Ahora, que si pensamos en términos jurídicos, yo creo que tal como está la constitución del 91 no es viable la revocatoria del mandato presidencial ni del Congreso porque taxativamente solo habla de alcaldes y gobernadores. Yo creo, y así lo dije en reciente columna, que el camino a seguir es tramitar –si es que dejan—el referendo constitucional que permita la reforma de la constitución en el sentido en que pueda revocarse el mandato del Presidente y del Congreso. Conseguida esta reforma, abrir luego la campaña –es decir, otra campaña—para revocar el mandato presidencial.
Ahora, ¿cuánto tiempo se gasta el proceso de un referendo revocatorio de origen popular, y cuánta plata? El referendo que le acaba de aprobar el Congreso a la senadora Viviane Morales sobre la adopción de niños por parte de las parejas gay, es un buen parámetro de cálculo y, en el caso de este tema nuestro, sería multiplicado por dos, tanto en tiempo como en costo, pues, si como yo creo hay que tramitar primero lo primero y segundo lo segundo, “no hay tu tía”.
Si yo fuera Santos, a 20 meses de terminar mandato, no me desvelaría el tema… Más bien, y es lo que creo, se trata de una nueva cortina de humo, en reemplazo del plebiscito, que nos lleve jalados de la ternilla como a los terneros, bien polarizados entre Santos y Uribe, que son “la misma perra con distinta guasca” a las elecciones del 2018.
No le busquen, para concluir, un concepto jurídico incontrovertible al tema del referendo revocatorio; y también, en mi opinión, no se vayan los pensionados, que es el caso, a dejarse dividir por este tema, que sería también lo que desearía el gobierno, no tanto el que está feneciendo sino el que está naciendo de sus mismas entrañas.
Y, finalmente, también considero que lo que digo es absolutamente controvertible, y así lo espero y no me molestará. Por el contrario, me alegraría conocer opiniones en contrario, ojalá lo más objetivas posible, es decir, independientemente de que se trate de fulano o zutano.