El fracaso juvenil
Por Esteban Jaramillo Osorio
Era Colombia en el pasado, en los torneos juveniles, un equipo enchufado, fluido, seguro. Cada vez que se hablaba de la selección, los directivos y los entrenadores inflaban el pecho y los hinchas disfrutaban con orgullo y placer.
Pero, cambiaron los tiempos. Desestabilizado el proyecto piscis, el DT, debilitado en sus principios y en el juego, concluyó humillado, goleado e irrespetado, la versión del suramericano en Ecuador. Se derritió la propuesta y nos dejó sin cupo en el mundial.
Al equipo le faltaron fútbol, figuras destacadas, líderes en el campo y en el juego y soluciones desde la pizarra del entrenador, que perdió la brújula cuando su aporte más se necesitaba.
No fueron, esta vez, los chicos de barrios humildes, envalentonados, ambiciosos, hambrientos de gloria. sus mentes estaban en los futuros contratos, en la seducción de ojeadores, en otros mundos, en otros sueños, tan lejos de la afición. Competir no era prioridad, lo era el brillo personal. El repudiado narcisismo futbolero.
Se olvidaron del potrero y pensaron en dólares. Jugaron para ellos y no para el equipo. Prevaleció el protagonismo personal por encima de las necesidades de triunfo.
Vaya usted a saber porque los convocados no eran, en su mayoría, el reflejo del cacareado trabajo de inferiores de los clubes, donde se dice hay jugadores con mayor perfil. ¿Metieron la mano los directivos o los empresarios? Porque el Piscis, tan vital en sus posturas y en sus procesos, ¿terminó encadenado a la mediocridad?
Colombia no fue dueño del balón ni de los resultados: Fracaso total. ¿ para dónde estarán mirando hoy los dirigentes? Tan expertos han sido en salir sin mancha, de las crisis de la selección.