lunes noviembre 25 de 2024

Las redes sociales en diplomacia de Estados Unidos: acierto o desacierto

 Por Carlos Villota Santacruz

Twitter@villocol

Nunca antes, en la historia de Estados Unidos, existió una relación tan estrecha alrededor de la política interna y política exterior que a mediano y largo plazo condicionarán la vida de la nación. Una tesis que cobra aún más fuerza, cuando el presidente Donald Trump en unas decisiones ejecutivas, dejó abierta la posibilidad que las claves de los ciudadanos en redes sociales, pueden ser solicitadas al ingreso al país.

Algo impensado décadas atrás, que demuestra la evolución e impacto de este medio de comunicación en la segunda década del siglo XXI. También evidencia, que la raza humanada vive un mundo difícil y atormentado. Se comienza caminar en una hoja de ruta entre la guerra y la paz, donde está en juego la convivencia pacífica.

Es decir, las redes sociales hacen parte hoy de la diplomacia internacional. Interpretando la la posición del presidente norteamericano, es claro busca apagar un potencial ataque terrorista, colocando el tema en primer plano de la agenda mundial, que además coloca de entrada un reto: ¿si el planeta es capaz de diseñar y aplicar políticas consecuentes con sus más altos valores éticos. ¿Estos valores deben regir tanto la conducta política interna como las relaciones exteriores de los Estados?

Adicionalmente, en el ámbito interno, la administración Trump –totalmente en contravía de su antecesor Barack Obama- está frente a una encrucijada. Si acierta en escoger el camino correcto, conducirá al país hacia la meta de la prosperidad y la justicia, mantendrá incólumes sus instituciones y fortalecerá su régimen de libertades. Si por el contrario, se equivoca –pro ausencia de diplomacia- el sendero para sus compatriotas y para los extranjeros, podría ser interpretado a la luz de la historia como la instauración del egoísmo y la tiranía.

A tarea –entonces- para el entrante mandatario, es llamar sus compatriotas a la reflexión y convocarlos a unir voluntades frente al reto ineludible de los tiempos, que le permita modernizar la estructura de la producción y aprovechar al máximo las oportunidades comerciales que se le presentan al país.

Como empresario sabe, que el futuro económico no será fácil. Lo debe afrontar con realismo. Si dialoga más con la ciudadanía y sabe comunicar, la transición de transformación económica –que tomó como bandera en la campaña-  llevará a Estados Unidos a recuperar el nivel de vida en los años que vienen.

El gran reto de Donald Trump, es adoptar decisiones ejecutivas y acciones de Gobierno que solo beneficien a unos pocos, o que causen sufrimiento o incertidumbre a muchos. Debe crear una economía humanista, cuyo objetivo principal es el bienestar del hombre. Al definir los nuevos rumbos que Estados Unidos demanda, debe reorientar la economía para que nunca se desvincule de las angustias y los dolores, las alegrías y las esperanzas de los hombres, mujeres y niños, sean estos americanos o extranjeros –con más de 50 millones de población hispana entre mexicanos, colombianos, bolivianos, venezolanos y ecuatorianos-

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