La Soledad Del Cuarto Oscuro Una novela que narra el día a día de un fotógrafo y de la convulsa Cali de los años 90
«¿Cómo es la vida de los que, detrás de una cámara, retratan la vida de los demás? La soledad del cuarto oscuro es una aproximación a la soledad de ese mundo sometido a la contradicción de desempeñar un oficio rutinario y sorprendente a la vez. El dinamismo de la narración también contrasta con el tiempo espeso que parece atrapar a los personajes de esta novela. El autor se adentra, con soltura y sin compasión, en las vidas de seres solitarios que bordean las fronteras de lo incorrecto y lo inmoral con la ilusión de cumplir un sueño: congelar un momento único de la realidad para volverlo historia.»
Jorge Franco
“La historia de La soledad del cuarto oscuro me llegó hace 20 años. Yo acababa de descubrir a Tabucchi con La línea del horizonte y sentí que necesitaba ese tono, esa delicadeza en las palabras, ese respeto que siente por sus personajes, pero me di cuenta de que todavía no podía escribirla, que todavía no tenía las herramientas para tratar de emularlo; no creo que lo haya logrado: Tabucchi es una cima lejana. Pero por lo menos no me hubiera sentido avergonzado de dárselo, contarle todo lo que su literatura ha significado para mí y pedirle que le regalara una mirada”, explica Fernando Gómez Echeverry, autor del libro en una entrevista para el diario El Espectador.
(…) “Mi vida no era nada de lo que me había prometido. No era un fotógrafo de leyenda. Me comparaba con los dioses y mi biografía era un chiste. Margaret Bourke-White había fotografiado los campos de concentración nazis y sus imágenes eran el gran testimonio del Holocausto.
Sebastião Salgado había tomado fotos del hambre, el trabajo y la resurrección de la tierra. Robert Capa fotografió la muerte de un soldado republicano (…). En los últimos tiempos yo apenas he tomado fotos de mis hijos pequeños, de hadas, princesas, superhéroes y gordos disfrazados de ejecutivos; no tengo la menor intención de morir con las piernas destrozadas por una mina antipersona o de recibir un tiro en la frente y gozar de un funeral heroico. Ese era y es mi dilema. Ya tengo edad para sentir miedo y siempre fui un cobarde. Ya tuve mi ración de popularidad con un premio de periodismo por la foto de una niña que sobrevivió a un accidente aéreo y que por poco me cuesta la lengua; todavía tengo una cicatriz que me produce escozor cuando tomo una bebida demasiado fría o demasiado caliente”.
De esta manera, Fernando Gómez Echeverry describe la historia de un fotógrafo que sólo piensa en los maestros de su oficio y decide adelantarse a la orden de sus jefes y sale disparado en busca de las imágenes de la tragedia del vuelo 965 de American Airlines que se estrella contra un cerro cerca de Buga y no hay muchos héroes disponibles. Su ídolo absoluto es Robert Capa, y toda la vida ha estado a la espera de su propio desembarco en Normandía. Es su momento, pero nada sale bien. La soledad del cuarto oscuro narra el día a día de sus sueños y sus decepciones, y es al mismo tiempo una colección de fotografías memorables de la convulsa Cali de los años noventa, una ciudad de fiesta, pero asolada por crímenes, narcos y desesperanza.
“Las fotografías y la literatura cuentan historias y crean o presentan personajes en su mayor expresión; no es gratuito que Avedon y Capote hayan hecho un libro juntos y que, en muchas ocasiones, el retrato de Avedon haya sido más preciso. En los últimos hechos me he convertido en un coleccionista de libros de fotografía y también he hecho muchas fotografías. Y lograr una buena imagen es tan difícil como redactar un buen párrafo. Hoy en día vivimos en una producción continua de imágenes y frases: Instagram, Facebook, Twitter… hay millones de imágenes y frases ingeniosas en la red, pero ¿cuántos fotógrafos han superado la muerte del soldado republicano de Capa? ¿Hay tuiteros que puedan superar a Cioran? No digo que estén mal, solo digo que la competencia por la inmediatez le ha puesto un problema más a la capacidad de crear, de ver y de sentir, pero al mismo tiempo ha convertido la escritura y la fotografía en elementos cotidianos en la vida de todos. Yo hago revistas, y esencialmente las revistas presentan imágenes y palabras; creo que son un buen matrimonio. Y me siento cómodo entre ambos”, anota Gómez Echeverry.
Fernando Gómez (Palmira, Valle del Cauca, 1974) es autor de las novelas ¡Salta cachorro!, Microbio y Muérdeme suavemente, y de la historia original del cortometraje Alguien mató algo, de Jorge Navas. Trabaja como director general de las revistas Bocas, DONJUAN, Habitar y de la edición colombiana de ¡Hola! Es consejero editorial de Lecturas Dominicales, de El Tiempo. Ha sido columnista de Artes Plásticas de Semana y de El Tiempo, y fue editor y parte del equipo fundador de la revista Gatopardo.
En 2013 expuso sus fotografías en la Feria del Millón, de Bogotá. Es periodista de la Universidad del Valle. Ganó el premio Simón Bolívar de periodismo en 2007.