El Ojo del Halkón De tragedias y oportunismos
Por Rubén Darío Mejía Sánchez
Colombia es un país que está dispuesto a las grandes tragedias naturales por estar en un sector tropical en donde llueve y hace sol, en donde los ríos se secan con la misma facilidad que se crecen y en donde los gobiernos locales no son responsables de tomar medidas para evitar ninguna clase de catástrofes; pues muchos municipios no tienen el plan de ordenamiento territorial actualizado.
Entre las cosas que me llamó la atención de la gran catástrofe del Putumayo que dejó más de doscientos muertos, es que no existe un censo y el que se quedó callado y se hizo, como decía mi abuela el de la oreja mocha fue el DANE, que solo sirve para decir cada mes que cantidad hay de desempleados y como está el costo de los alimentos, siendo los reyes en este último, porque los encargados de esa dependencia compran el mercado en sectores totalmente diferentes a la ciudadanía en general, pues los precios siempre son bajos cuando la realidad es otra.
Los mandatarios regionales, en su mayoría se dedican a hacer política, a condecorar artistas y a figurar en las páginas sociales, mientras que olvidan de los temas sociales y los impuestos los invierten en actividades totalmente diferentes olvidándoseles lo que tiene que hacer en pro de la precaución en las riberas de los ríos y en los sectores de alta montaña que es por lo general donde se presentan grandes deslizamientos.
Otra de las cosas que no le interesa a los alcaldes es ponerle el coto a la fabricación de viviendas en lugares de alto riesgo y dar las licencias para las mismas, en donde por lo general no tiene los servicios públicos básicos, como son el acueducto y el alcantarillado y una forma de vivir sanamente, principalmente los que dejan las zonas rurales y atraídos por las propagandas mentirosas de la vida mejor en la población urbana se atreven a dejar todo para vivir en espacios bastantes reducidos, en donde hasta el aire les falta.
Vemos que una de las causas de lo sucedido en Mocoa es sin lugar a dudas la irresponsabilidad de la desforestación, la minería ilegal y los manejos del suelo de manera irresponsable, sin que el hombre piense que precisamente donde se presentan los cultivos, principalmente de coca, la sequedad del terreno es tan grave que no vuelve a tener como defenderse y en el momento de desbordarse las aguas no hay manera de detenerlas.
Que hay responsables de lo sucedido en Mocoa, los hay; pero eso no pasará del escándalo mediático, porque la irresponsabilidad de los mandatarios de turno y de las mismas gentes de la región seguirá adelante y lo que debemos de estar preparados es para enfrentar nuevas situaciones, mientras que lo que debíamos de evitar era que se presentaran.
Pasando a otro tema, decía mi abuelo que “el vivo vive del bobo y el bobo de papi y mami” y nos acabamos de dar cuenta que es una gran realidad, porque se triplicaron los damnificados en Mocoa y lo peor del caso es que fueron personas inescrupulosas que ni siquiera vivían en el sector y que no sufrieron ninguna consecuencia con lo sucedido en el amanecer del sábado.
Otra cosa que decía mi abuelo era que Dios no debía de perdonar la ingratitud y es que ingratos si hay en este país; Colombia por lo general es generosa y se movió a apoyar a los damnificados de Mocoa, el Gobierno Nacional respondió de manera positiva y luego aparecieron los comentarios fuera de tono, que fueron replicados y repetidos de manera amarillista por los medios de comunicación; como el de una señora, cuyo nombre no quiero acordarme, quien se atrevió a decir que estaba preparada para presentar una demanda contra el Estado, porque los helicópteros no estaban en el lugar de la tragedia en el mismo momento en que se presentaba el desbordamiento de los ríos y lo peor del cuento es que un hombre que dirige un espacio de radio con bastante audiencia, le daba más oportunidad para que esta señora siguiera diciendo babosadas y repitiera una y otra vez que cobraría hasta el último peso al Gobierno y al Estado por los muertos que se habían presentado, ya que esta era una de las oportunidades buenas que le daba la vida a muchos para salir de la pobreza, eso es oportunismo y eso no es caridad humana.
De otra parte, algunos de los periodistas en el sector se han dedicado a un amarillismo de manera tal, olvidando las cosas buenas que pueden salir de los momentos difíciles como estos y en vez de destacar la ayuda de todo un país, han mostrado los lugares donde no ha podido llegar las cosas de manera satisfactoria por problemas de transporte y no decir que miles de familias en ciudades y pueblos lo mismo que entidades gubernamentales y asociaciones religiosas se han unido para hacerles llegar todo lo que necesitan para que mitiguen los damnificados este mal momento de su vida.
Leía un titular en donde hoy se quejaban que solo estaban comiendo arroz, huevo y galletas, olvidándose que hay mucha población en el país que no tiene siquiera una comida diaria y sin embargo agradecen cualquier ayuda que se les dé o tratan de trabajar para salir delante de los problemas y hemos visto precisamente que no son los verdaderos damnificados los que se están quejando sino los avivatos, como una señora que diciendo que era líder de uno de los barrios de Mocoa reunió a la mayoría de la población y se la llevó para el lugar donde se repartían las ayudas, que según ellos también tenían derecho por el solo hecho de vivir en el sector. Dicen que la comida que se les da no es de la mejor y que no se les está dando a ayuda que ellos se merecen.
Los avivatos no faltaron y gracias al control de las autoridades se detuvieron buses completos de personas que se hacían pasar como damnificados y de otros que emigraron para aprovechar el momento de caos y robarse las pocas pertenencias que se salvaron después de una de las catástrofes más grandes que por causa del invierno se hayan presentado en el país.
Acabamos de aprender la lección, debemos de ser responsables con la naturaleza, evitar los sembrados de coca, la minería ilegal y la tala de los árboles, al mismo tiempo que edificar viviendas en sectores que no ofrezcan la seguridad a quienes las van a habitar.
El malo del paseo en este momento va a ser el Gobierno y es que no estoy de acuerdo con que el presidente Santos de tiempo y fechas para entregar el acueducto, la restauración del sector y la ayuda total a los damnificados, porque aquí no se le perdona y nos portamos a veces como niños que no entendemos que todas las cosas están sujetas a situaciones que se presenten de fuerza mayor y mucho mas hoy que estamos totalmente politizados y que no hay oportunidad que se pierda para atacar a quienes si hace de quienes no hacen nada.