martes noviembre 19 de 2024

Docente de Bogotá y rector de Manizales, ganadores del Premio Compartir

Luis Miguel Bermúdez y Francis Rodríguez, fueron seleccionados entre 19 profesores nominados.

El Premio Compartir que reconoce a los mejores profesores y rectores del país, fue entregado la noche de este jueves en una ceremonia en la que participó el presidente Juan Manuel Santos.

El profesor Luis Miguel Bermúdez, del Colegio Gerardo Paredes de Bogotá, recibió el galardón del Gran Maestro, por su propuesta de generar un espacio de reflexión sobre la educación sexual en el aula de clase.

La iniciativa ganadora del premio de mejor rector  fue para  Francis Rodríguez Otero, del colegio Instituto Manizales, y está relacionada con la resocialización de jóvenes, a través de proyectos de inclusión con la comunidad y el deporte, denominada “Si yo cambio, cambia todo”.

Los docentes ganadores recibieron una estatuilla de oro de manos del presidente Juan Manuel Santos. Asimismo, cincuenta millones de pesos y cuatro millones adicionales que serán invertidos en el desarrollo de proyectos en sus respectivos colegios.

Los dos ganadores fueron seleccionados entre 19 educadores nominados, y entre 994 propuestas de maestros y 156 de rectores que llegaron para concursar en la edición 19 del Premio Compartir. La ceremonia se llevó a cabo en el Teatro Colsubsidio Roberto Arias Pérez, en Bogotá, y contó con la presencia del Primer Mandatario y la ministra de Educación, Yaneth Giha, entre otros invitados.

“Mi puerto de destino ha sido y seguirá siendo hacer de Colombia un país más equitativo, mejor educado y en paz. Por eso, desde 2010 hemos invertido 212 billones de pesos para fortalecer la educación de Colombia en todos los frentes”, explicó el primer mandatario y agregó, “es la inversión más alta en la historia del país, y hemos sido el primer gobierno en hacer de la educación el sector con más peso en el presupuesto nacional”.

Además, hablándoles a los ganadores dijo: “¡Ustedes son una verdadera inspiración para todos nosotros!”, expresó Santos. Y celebró que para el próximo año se comenzarán a premiar dos categorías, aparte de las tradicionales: un premio para los grupos de maestros que hayan creado proyectos basados en matemáticas, ciencias, tecnología e ingeniería. Y otro para proyectos educativos que busquen generar actitudes, creencias y prácticas consistentes en la cultura de paz, sobre todo en espacios con población víctimas de exclusión, agresión y violencia.

Por otro lado, se entregó el reconocimiento Maestros Ilustres. Los tres galardonados son Salomón Rodríguez Piñeros, docente de ciencias Sociales del Colegio IED Fernando Mazuera Villegas, de Bogotá; Ivonne Londoño, profesora de inglés de la Institución Educativa Ciudad de Cartago, de Cartago (Valle del Cauca); y Roberto Acosta Pineda, maestro de ciencias naturales del Colegio San Vicente de Paúl, en Sincelejo, (Sucre).

Por su parte, Argemiro Méndez Hernández, rector de la Institución Educativa Inem Jorge Isaacs, de Cali (Valle del Cauca); y Luis Caipe Quenan, de la Institución Educativa Los Andes de Cuaical, de Cuaical (Nariño) fueron los merecedores de las estatuillas de Rectores Ilustres.

Esta ceremonia, que se celebra anualmente, es un homenaje a los maestros y rectores más sobresalientes del país y el objetivo es promover la valoración social de su labor, visibilizar sus prácticas pedagógicas y apoyar su profesionalización.

El reconocimiento se entrega al profesor y al rector que evidencian que han tenido mayores resultados con sus propuestas.

Protegiendo el futuro

Luis Miguel Bermúdez irradia la pasión que tiene por su trabajo. Cuando empieza a hablar sobre su colegio, es difícil que pare. Y no es para menos, ya lleva más de siete años dedicándose a dictar la clase de Ética y Valores en el Colegio Gerardo Paredes de la localidad 11 de Suba en Bogotá.

En su trayectoria ha tenido que vivir experiencias que van desde las amenazas hasta las mayores gratificaciones. En los últimos dos años ha desarrollado una propuesta que va más allá de lo académico, llega a solucionar problemas de la vida de sus estudiantes, de sus familias, del colegio y de su entorno barrial.

En el colegio, el profesor encontró una serie de problemáticas relacionadas con el embarazo a temprana edad, de violencia sexual y de género, abuso sexual, y diferentes discriminaciones por orientación sexual.

“Como profesores tenemos que enfrentarnos a problemas que van mucho más allá del aula de clase. ¿Cómo podemos exigirle a un niño que saque buenos resultados cuando me dice que tiene hambre, o cuando identifico que ha sido abusado?”, expresa el profesor conmovido al pensar en sus estudiantes.

Esta serie de problemáticas afectan la sociabilidad escolar, la convivencia, la permanencia en el sistema educativo, entre otros. De ahí que el profe Bermúdez decidió reflexionar sobre cómo encontrar una solución a ese nido de problemas.

“Me pregunté, ¿cómo construir un currículo para la educación sexual que tenga en cuenta las necesidades e intereses de los estudiantes? y ¿cómo articular los procesos educativos para disminuir el embarazo y demás problemas?”, explica el profesor y agrega “de ahí surgió la idea: La integración curricular de la ciudadanía sexual y el enfoque diferencial y de géneros”.

La propuesta empezó a implementarse en el año 2014. Se construyeron materiales propios como unidades didácticas y evaluaciones, de igual forma se fortaleció el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos. “La primera estrategia fue crear espacios críticos de reflexión en la asignatura de ética y religión. Además, se utilizaron herramientas de investigación para reconocer las posibilidades de los estudiantes de ejercer sus derechos”, explicó el profesor.

Con la aplicación de esta estrategia se pudo evidenciar una disminución significativa en el embarazo adolescente y en los problemas de convivencia por violencia sexual o discriminación. “En un punto llegamos a tener hasta a ocho niñas embarazadas en un salón de clases. Este año tenemos cero en toda la institución educativa”, asegura el profesor emocionado al recordar el logro.

Reconstruyendo desde cero

Durante 23 años, Francis Rodrigo Otero dictó clases en el Caquetá. Vivió en carne viva la violencia porque fue víctima de un atentado que no iba dirigido hacia él. Después de esa experiencia, migró a Manizales, donde encontraría un lugar más protector para su familia pero una ciudad en la que no se imaginaba que se enfrentaría a retos inclusive más grandes que en su antigua escuela en zona rural.

Desde hace seis años la Institución Educativa Instituto Manizales es diferente a como era antes. Al igual que el barrio en el que se encuentra, la comuna San José en el centro de Manizales, la institución estaba olvidada. Sus estudiantes, hijos de trabajadores del sector informal convivían con el pandillismo, el consumo de drogas dentro de la institución. Sin embargo, llegó Otero y le apostó a una transformación real en términos de calidad de vida y educación.

“Había peleas entre estudiantes del colegio con los de otro. Cuando eso ocurría, los profesores se escondían porque era miedoso. Sin embargo, yo dije: esto no puede seguir pasando. Me fui con la policía y empecé a tomarle fotos a cada uno de los que estaba en la riña y les pusimos control”, narra el rector.

Después de escuchar a la comunidad, a los estudiantes, y docentes, inició un proceso de intervención, planeación estratégica, revisión y mejoramiento continuo. Lideró un equipo de alto desempeño y capaz de implementar un proceso de cambio para mejorar la convivencia y contribuir al desarrollo del proyecto de vida de los estudiantes.Para ello se trabaja también con las familias para que estimulen a sus hijos a continuar los estudios.

El rector creó la propuesta “Si yo cambio, todo cambia”. Una de las estrategias de este es, por ejemplo, la consolidación del gobierno escolar como un organismo de intervención y participación de los estudiantes.

“Los estudiantes, gradualmente, han reformado su pensamiento y se han vuelto más receptivos dentro de la dinámica democrática”, explica el rector y asegura que esto se ha dado también porque se le ha apostado al rescate de los valores, la sana convivencia y se han potencializado en los niños y jóvenes sus cualidades de liderazgo y participación, ampliando el panorama en cuanto a su proyección de vida.

La propuesta ha permitido mejorar la planta física del colegio. Se creó una IPS dentro del colegio, se modificó el PEI (Proyecto Educativo Institucional) y el manual de convivencia. La institución tiene jornada única y se robusteció la nocturna. Varios egresados están en el programa Ser Pilo Paga. Se mejoró en el Índice Sintético de Calidad Educativa (Isce). Pero principalmente, según narra el rector, los estudiantes están mucho más motivados y con ganas de salir adelante, ser emprendedores, universitarios, y grandes seres humanos.

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