Maturana, para asumir un reto
Por Esteban Jaramillo Osorio
Por autoridad, conocimiento, experiencia y criterio, Maturana es el hombre. Quien lo creyera: deshace sus pasos y vuelve a sus orígenes. De Manizales, del Once Caldas, salto al éxito que tantas veces coronó con títulos. No es mago Maturana, pero encaja en el medio que tanto conoce. Le gusta el buen fútbol, es carismático y parece congeniar con los directivos, sus intereses y posibilidades. Es un curtido jefe respetado, exigente y riguroso. Su tardanza en firmar el nuevo convenio, obedeció a las dificultades para darle los toques iniciales al proyecto, con la consecución de jugadores con peso y clase diferencial para el medio, y el rastreo adecuado de los gregarios que serán futbolistas en proyección y crecimiento.
La reconstrucción del Once Caldas no es tarea fácil y él lo sabe. Necesita futbolistas que aporten ventajas competitivas, para que sus planes pasen del escritorio a los hechos y tenga vida propia con un buen ambiente laboral.
Esta vuelta del odontólogo es una apuesta arriesgada, pero a él le gustan los retos. Recibe un equipo maltrecho al que tiene que inyectarle además de calidad en el juego, autoestima a los jugadores y confianza a los aficionados. El proceso regenerativo es lento, sin falsas expectativas, porque las malas elecciones de “refuerzos” y las precipitudes en las decisiones convirtieron el club en un laberinto, donde las deslealtades con el club agudizaron la crisis.
Con Maturana hay una ilusión. La misma que él tiene con su entusiasmo. Esta vuelta de tuerca en el manejo técnico y el deseo general de cambiar las cosas y enderezar el rumbo, lo tiene como protagonista. Su largo recorrido y las tantas batallas libradas, no le permiten debilidad en sus elecciones, ni confusión en sus alternativas. Es ya un veterano, con recorrido largo y muchos triunfos. Su regreso no tiene como propósito único dirigir un equipo, es además el fortalecimiento de un proyecto, como él mismo lo expresa. Su idea la afirman los directivos tan comprometidos como Pacho.
Al hincha se le ve contento. Tanto ha sufrido. Tanta esperanza ha perdido.