Colombia arrasó en el triatlón de los bolivarianos
La Selección Colombia de Triatlón cumplió con una perfecta actuación en el campeonato de los XVIII Juegos Bolivarianos Santa Marta 2017 porque llenaron los podios de sencillos y se subieron al primer escalón de las modalidades por equipos en ambas ramas.
Carlos Quinchará y Diana Castillo fueron las medallas de oro, mientras que las platas pertenecieron a Sebastián Rubio y Maira Alejandra Vargas y el bronce para Esteban Moya.
El primer turno fue para la rama masculina, que tuvo un gran desempeño en equipo, siempre trabajando juntos, pues en la natación se sostuvieron en el grupo para salir al ciclismo muy cerca de la punta. Ya en el ciclismo, Eduardo Londoño había sido el encargado de poner el paso en punta de carrera para desgastar a los rivales.
Con el trabajo de Londoño en el ciclismo, llegó el atletismo para que Carlos Javier Quinchará mostrara todo su talento y se adjudicara con tiempo de 58 minutos y dos segundos la medalla de oro de la competencia sprint y junto con él ingresaron segundos después Sebastián Rubio y Esteban Moya para hacer el uno, dos y tres, con quinto lugar para Londoño.
“Teníamos una estrategia de ver quién estaba más fuerte para que se fuera en busca de la medalla, le dimos vía libre a Juan Sebastián para que se fuera, mientras nosotros sostuvimos el paso para llegarle y sabíamos que después en el atletismo iba a ser cada cual por sus fuerzas y con esa estrategia logramos los tres peldaños del podio”, aseguró el medallista de oro, Carlos Quinchará.
El triatleta colombiano agregó que “lo dejamos todo, arriesgamos todo lo que teníamos porque este evento es cada cuatro años y si no lo hacíamos, perderíamos una gran posibilidad, primero por la satisfacción personal, y luego por el aporte a la delegación colombiana y al país”.
Con el uno, dos y tres de los colombianos, vino una noticia no muy buena, porque los jueces descalificaron a Juan Sebastián Rubio, quien había terminado segundo, pero no portó el número de competencia en el atletismo, por eso fue sancionado y desplazado al último lugar, dejando la medalla de plata en Esteban Moya y el bronce en el ecuatoriano Ramón Matute.
Sin embargo, Colombia reclamó que como la competencia tenía chip de carrera, el número no es obligatorio portarlo, además de que el viento lo movió del lugar donde debería estar y por eso Rubio no lo encontró. Con esos argumentos, la organización aceptó la apelación y emitió el nuevo fallo con el resultado inicial y el uno, dos y tres para Colombia.
Además de las medallas de sencillos, la actuación de los colombianos les permitió ganar la competencia por equipos, que es la sumatoria de los tiempos de los dos mejores corredores de cada país y allí el equipo nacional también brilló, seguido por Ecuador y Chile.
Y en el segundo turno llegó la competencia de las mujeres, en la que las colombianas mandaron con autoridad desde el inicio, porque en la natación Lina Raga y Diana Castillo salieron con buena ventaja que estiraron en el ciclismo hasta 52 segundos para sellar el triunfo en el atletismo.
Diana Castillo se fue en punta en el atletismo para buscar la medalla de oro con tiempo de una hora y siete minutos, seguida por Maira Alejandra Vargas a 58 segundos, quien en el atletismo remontó y superó a la colombiana Lina Raga y a la chilena Valentina Carvallo para ser segunda. Lina sufrió en el atletismo y permitió que la chilena Carvallo quedarse con el bronce.
Con el uno dos de Diana y Maira Alejandra, la modalidad por equipos femenina también fue para el equipo nacional, que cerró una competencia casi perfecta en triatlón, conquistando casi todas las medallas que estaban en disputa, sólo perdiendo el bronce individual femenino.
Las alturas, una seducción que se comparte
“No sé qué pienso cuando estoy en plataforma, me hago la misma pregunta”. La cantidad de clavados que ha hecho Sebastián Morales a lo largo de su carrera no es suficiente para tener claridad sobre lo que pasa por su mente antes de entrar al agua. Es cuestión de concentración y decisión.
La experiencia en los Juegos Olímpicos de Rio se convirtió, al igual que el trampolín, en un impulso adicional en la búsqueda de más protagonismo para el país en esta modalidad. Porque si de avances se trata, el de este jueves en los Juegos Bolivarianos fue uno realmente significativo.
El podio de la prueba de tres metros trampolín en rama masculina fue tan colombiano como la sede de las justas. El lugar más elevado estaba reservado para Morales, merecedor de la medalla dorada tras seis saltos que le significaron tal honor. “Es algo my bonito ganar en casa. Venimos haciendo un trabajo muy importante y este oro lo queríamos para empezar con pie derecho el ciclo olímpico”, aseguró.
Y es que a Sebastián lo seducen los saltos, no en vano sus inicios en BMX, donde ratificó que estar en las alturas era lo suyo. “De tanto ir a las piscinas me enamoré de los clavados desde los seis años”, dice con la sonrisa que lo caracteriza. “Me gusta ser divertido, molestar, imprimirle alegría al equipo para que el ambiente sea agradable”, puntualiza.
Uno de sus cómplices en el agua también lo fue en el podio. Al lado izquierdo se subió Sebastián Villa, otro de los responsables de que Colombia brillara una vez más en Santa Marta. “Demostramos que el país es potencia en este deporte en los Juegos Bolivarianos. Me quedó el sinsabor de la medalla de plata, pero por lo menos pudimos estar en el podio”, indicó.
Un total de 18 puntos fueron suficientes para que Sebastián Morales le aportara un oro más a al sueño de revalidar el título del certamen que abre el ciclo olímpico. Y, por supuesto, las 14 unidades que consiguió Villa también sumaron para alcanzar dicho objetivo.
Arriesgados, simpáticos y patrióticos, así son este par de clavadistas que no solo coinciden en su nombre, también en el deseo de seguir construyendo país a punta de saltos y acrobacias.
El podio, una obsesión para Lina Dussán
Ser colombiana es un orgullo que se le nota a flor de piel a Lina Dussán. El tricolor nacional lo luce con la misma majestuosidad del traje que porta y que brilla a la par con su talento.
Durante sus presentaciones se hacen evidentes varios factores: coordinación, ritmo y mucho sabor, tanto que el protocolo habitual de la gimnasia rítmica se interrumpió como consecuencia de Obsesión, un vallenato transformado a acústico que acompañó una rutina merecedora de una medalla de oro y generador de los aplausos del público que abarrotó las graderías del Coliseo Menor de Santa Marta.
“Esa canción la escogimos para Juegos Bolivarianos y Centroamericanos. Es muy especial porque es característica de lo que somos en Colombia”, aclaró Lina, quien este jueves se subió al primer lugar del podio en la prueba de balón luego de una demostración impecable de elegancia y armonía.
La naturalidad sobre la alfombra es la misma que despliega frente a las cámaras de televisión, de ahí su otra pasión, el periodismo, carrera que cursa en tercer semestre en la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
A sus 19 años sueña en grande. “Queremos mucho más. El proceso que hemos realizado está dando frutos y el objetivo es seguir creciendo y masificando la gimnasia en el país”, agrega.
Pero así como celebra, agradece: “Esta medalla es para toda Colombia, para mis entrenadoras y para mis padres que han estado siempre conmigo todos estos años”, concluye la también dueña de la medalla de plata en aro, modalidad en la que otra colombiana, Isabella Arévalo, se llevó los máximos honores.
Arriesgados, simpáticos y patrióticos, así son este par de clavadistas que no solo coinciden en su nombre, también en el deseo de seguir construyendo país a punta de saltos y acrobacias.
A Rocío y Clara, ni la plata las separa
Las campeonas mundiales de bolo obtuvieron el segundo puesto por parejas en los Bolivarianos. El oro se les escapó por muy poco, pero esperan aprender de los errores para buscar más podios en Cali y el Mundial de Las Vegas
No era un día más para ambas. Acostumbradas siempre a divisar el horizonte desde lo más alto del podio, tuvieron que conformarse con ser parte de él. Este jueves se levantaron con la ilusión de caminar juntas hacia el oro, pero por ahora deben guardarse el grito de campeonas, ese que tanto las identifica.
Rocío Restrepo y Clara Juliana Guerrero, campeonas mundiales de bolo, hicieron de nueva pareja en dicha modalidad del bowling bolivariano y por escasos 12 pines, no pudieron retener el título alcanzado hace cuatro años en Trujillo. En apenas dos días, acumularon igual número de sinsabores porque su nivel sólo admite primeros lugares.
“Siempre disfruto de jugar al lado de ella porque sé que nunca se va a entregar y esta vez no fue la excepción, luchó y lo dio todo hasta el final”, reconoce con resignación Rocío, que ya suma un par de platas en las justas.
También admite que la victoria se escapó por nada. “Se nos fue en el último lanzamiento y eso duele un poquito, pero a la larga sabemos que somos campeonas y esto en vez de disminuirnos, nos da más ganas para lo que viene”, advierte Restrepo, quien al igual que Guerrero, está radicada en Estados Unidos.
“Estos Juegos también nos sirven de preparación para el mundial de Las Vegas que está ya muy cerca”, advierte con el suficiente grado de madurez para manejar este tipo de situaciones adversas. “Sin importar el resultado final, nosotras somos referencia y todo el mundo nos va a querer ganar, por lo tanto no podemos desfallecer sino cada vez dar más”, agrega.
Son tal para cual en la pista. Y la sinergia alcanzada es tal, que Rocío suelta una frase tan contundente como su propio lanzamiento: “Cuando yo no le hecho bien, ella me ha cargado y viceversa”. Y hasta puso una situación para sustentarlo… “Siempre nos respaldamos y por ejemplo cuando tuvimos momentos difíciles en la prueba, le dije: ¡Vamos que esto lo podemos lograr!, hemos estado en peores situaciones y hemos despegado cuando nadie pensaba que podíamos salir”.
Rocío igualmente acepta que al tener un nivel tan alto como parecido “la competencia siempre va a traer una rivalidad en la pista, pero eso es normal”, al punto que a eso atribuye que “el equipo femenino de Colombia sea tan bueno y también un referente a nivel mundial”.
“Cuando tienes a alguien a quien querer superar, eso te hace mejor y a esa persona que no se conforme sino que siga trabajando fuerte”, destaca Restrepo, quien tiene tal grado de confianza con su compañera, que a la hora de entrar a la pista, “no se ve como que gane la mejor sino que hoy eres tú, mañana puedo ser yo”.
También tienen clara cuál es la terapia para superar días como estos iniciales de los Bolivarianos. “Nos vamos siempre donde las fisioterapeutas a que nos consientan un rato y hacemos chistes entre nosotras para distraernos”, apunta con una tenue sonrisa.
Ya les llegará el momento de sonreír. Lo han hecho tantas veces que el presente será dentro de poco anécdota. Tampoco se trata de encontrar consuelo mutuamente, solo de aprender para ser mejores. Y ellas no le apuntan sólo a eso, simplemente lanzan a la excelencia.