miércoles diciembre 18 de 2024

Mariana Pajón se ratificó y Diego Arboleda, sorprendió, en el BMX

Mariana deleitó a los samarios con su velocidad y carisma

Cerca de tres mil personas buscaron la mejor ubicación en los alrededores de la pista de la Unidad Deportiva de Bureche para ver al menos un pedalazo de la bicampeona olímpica del BMX, la antioqueña Mariana Pajón, quien deleitó a los samarios con la velocidad y su carisma.

Desde que Mariana llegó a la pista desató gritos, arengas, aplausos y manifestaciones de admiración de los samarios, que por primera vez tenían a la múltiple campeona mundial en una pista local, para una competencia internacional y con la idea de verla subir al podio para entonar el Himno Nacional.

Con esa ilusión, desde las 6:00 de la mañana, los aficionados empezaron a hacer fila para ingresar a la tribuna dispuesta por la organización, a la que tuvieron acceso sobre las 8:00 de la mañana y en menos de 15 minutos se llenó, se pinto con la bandera colombiana y empezó la fiesta en la pista.

Pero como el aforo de la tribuna no fue suficiente, los alrededores de la pista también se colmaron de aficionados. Por todos los costados de las rectas y los peraltes había personas que buscaron la mejor ubicación para ver, por lo menos, un pedalazo, un salto o una sonrisa de Mariana.

La competencia pareciera poco importar, los aficionados presentían que Mariana ganaría fácil y el Himno Nacional era fijo, por eso en cada vuelta de entrenamiento, los gritos y la euforia eran incomparables con otro evento de los Juegos. Era Mariana y los samarios sabían que debían apoyar.

En el momento de la competencia, primero pasaron las ocho rivales de Mariana, entre ellas las colombianas Laura Ordóñez y María Camila Restrepo, quienes servían para calentar los gritos, porque todo estaba reservado para los 40 segundos de Mariana.

Llegó el momento y una vez el partidor permitió el inicio de la vuelta cronometrada, la afición no ahorró esfuerzo, gritó y apoyó hasta más no poder para que Mariana, con 40 segundos y 290 milésimas, se adjudicara con autoridad la medalla de oro y garantizara el Himno Nacional.

Pero el podio debía esperar, porque venía la competencia masculina y allí otro medallista olímpico, Carlos Alberto Ramírez, el Pequeño Mago de la bici, quien también generaba una gran reacción en los aficionados y llegaba como candidato firme a la medalla de oro.

Eran 14 hombres, por eso hubo primero clasificaciones para que los seis mejores avanzaran a la súper final, que tuvo presencia de los tres colombianos: Miguel Calixto, Diego Arboleda y Carlos Alberto Ramírez, quienes debían luchar por las medallas contra Emiliano Falla (Ecuador), Jefferson Milano (Venezuela) y Alfredo Campo (Ecuador).

En la gran final, el ecuatoriano Alfredo Campo marcó el tiempo base para los colombianos con 36,510, un registro que Carlos Ramírez superó con 36,438 y Diego Arboleda borró con 36,103 para adjudicarse la medalla de oro, con plata para Ramírez y bronce para Campo, permitiendo el uno y dos para Colombia.

Con los oros confirmados para Colombia, la alegría fue total en los aficionados, porque no sólo entonaron el Himno Nacional junto con Mariana, sino que también lo hicieron a bordo de la bici del joven Arboleda, quien sorprendió para iniciar un ciclo olímpico ideal camino a Tokio-2020.

Cuando terminaron los actos de premiación, Mariana rompió el protocolo y se fue corriendo a la tribuna para firmar autógrafos, tomarse fotos y compartir de cerca con los aficionados, que durante más de cuatro horas soñaron con ese momento y lo tuvieron gracias a la velocidad de Mariana y el carisma que siempre la caracteriza.

“Estoy feliz por correr en casa, porque cuando suena el Himno en mi país es mucho más especial y le doy todo el valor a esta medalla de Juegos Bolivarianos, porque cada vez que inicia el ciclo olímpico es especial y es diferente a las demás, uno puede ganar muchas veces, pero si lo sigues haciendo y sigues trabajando para ello es especial, por eso ganar aquí es como ganar en los Juegos Olímpicos”, reconoció Mariana Pajón.

Mientras que la sorpresa del día, Diego Arboleda, comentó: “estoy muy contento, admiro a Carlos (Ramírez) por como es, somos buenos amigos y disfrutamos la carrera, con una primera vuelta de clasificación sin tanto viento y la súper final tuvo más viento, pero la tranquilidad nos permitió llegar a la victoria y celebrar como equipo”.

Carlos Ramírez, por su parte, dijo que “fue una buena carrera, el calor ha sido fuerte, el partidor no me dejó iniciar bien en la clasificación, pero ya en la súper final estuve bien, busqué el oro, no lo gané, pero afortunadamente lo ganó mi compañero y ahora esperar la jornada de mañana, que si hace sol y no llueve, será espectacular, pero si llueve estará difícil porque la pista se hace muy lenta”.

Con las dos medallas de oro y la de plata de la contrarreloj, para este sábado está programado el final del ciclismo BMX de los XVIII Juegos Bolivarianos Santa Marta 2017 con la carrera que entregará dos nuevas medallas y en la que Mariana espera conquistar un podio más en su exitosa carrera deportiva.

Marta Pardo, el alma y corazón de la gimnasia rítmica en Colombia

El reflejo de los ojos aguados de Marta Pardo enmarcaban la imagen de Lina Dussán mientras aguardaba el anuncio del puntaje que le daría, de nuevo, el escalón más alto del podio en la final por aparatos de la gimnasia rítmica en los Juegos Bolivarianos.

A un costado de la alfombra la entrenadora esperaba para fundirse en un abrazo con quien representa su sueño de niña. Mientras tanto, se retiraba los lentes para dejar correr las lágrimas que se le hizo imposible contener.  “Estoy feliz, quiero llorar. En el plan de entrenamiento puse que lograríamos dos primeros lugares en aparatos y ya lo conseguimos. De verdad que brindarle estos triunfos al público colombiano es muy bonito, es una emoción doble”, expresó Pardo con la voz entrecortada.

Marta es desde hace siete años la sombra de Lina Dussán, ganadora del oro este viernes en mazas con un puntaje de 13.900. Cuando la vio por primera vez, supo que tenía talento de sobra. Una lectura más que acertada.

Casi con el mismo orgullo con el que una madre se refiere a su hija, la entrenadora asegura: “Desde el año 2010 estoy trabajando con Lina y todo ha salido muy bien gracias a Dios. Los sueños se están haciendo realidad”.

La gimnasia rítmica es para Marta una pasión que ha llenado su corazón desde niña. “A mi colegio llegaban revistas de la antigua Unión Soviética. Leía mucho, me informaba sobre lo que pasaba en gimnasia rítmica porque soñaba con este deporte”, indica.

Que hoy Colombia sea un referente en la disciplina es en gran parte gracias al trabajo, pero sobre todo al empeño, con el que Marta ha consolidado un proceso que cada día es más fructífero. Su labor, afirma, ha contado con el apoyo irrestricto del Consulado de Bulgaria y la Oficina Comercial de Taipéi, Coldeportes y el Comité Olímpico Colombiano.

“Me retiro si logro en este ciclo olímpico un medalla con Lina en Juegos Panamericanos”, concluye con nostalgia quien representa el alma y corazón de la gimnasia rítmica colombiana.

Los Zuluaga hacen hoyo en tres en el golf bolivariano

Abuelo, padre y nieto han estado en las dos rondas iniciales de los Juegos en el club Campestre de Cali. Daniel, el más joven de la generación, comanda la clasificación y alimenta la ilusión de medalla para Colombia.

La lluvia retrasó el inicio, el reloj empezaba a acosar para cumplir la segunda cita importante del día, pero no se movería sin antes ver el swing inicial de su ‘Champion’. Entonces sólo instantes después de que vio golpear la bola con firmeza, emprendió presuroso el camino a la salida, con la promesa de que nueve hoyos después iría a su encuentro de vuelta.

Una revisión médica obligó a Danilo Zuluaga a separarse de su nieto Daniel, en la segunda ronda del golf de los Bolivarianos en el club Campestre de Cali. A sus 89 años no sólo se mantiene activo en el deporte que le heredó ya a dos generaciones, también quiere seguir paso a paso el camino hacia el podio del único golfista profesional de la familia.

Sólo algo le tranquilizó de no poderlo acompañar como lo había hecho el jueves en los 18 hoyos: saber que a su lado estaría su hijo y padre del deportista, quien aparte de llevar su mismo nombre, comparte la pasión por los palos, las bolas y los green.

“¿Por qué no le puse Danilo como el abuelo y el papá? ¡Ya con con dos en la familia era suficiente!”, suelta entre risas el progenitor de Daniel, que se pone tan ansioso por ver a su hijo jugar, que sólo encuentra en el cigarrillo la calma pasajera. “Por cada tres hoyos me fumo dos, aunque a Dani no le gusta que lo haga”, dice en voz baja, casi de regañado.

En realidad, el silencio y la concentración imperan en el recorrido. De vez en cuando, Danilo suelta un “Bien Dani” y eventualmente encuentra como respuesta el “Gracias Pa”. No hacen falta las palabras. Su expresión corporal la conoce a la perfección. “Estando a muchos metros de distancia, con el simple caminado ya sé cómo le está yendo”, dice el empresario vinícola de 56 años.

El campo lo conoce al derecho y al revés. Juega con frecuencia en él y advierte que el décimo hoyo es el de mayor complejidad. Igual, no hace falta sugerencia alguna para Danilo, quien asegura estar como en su “segunda casa”.

“Venía de estar cuatro meses en el exterior y reencontrarme con la familia y en la ciudad donde viven mis papás es muy emocionante”, agrega el único latinoamericano que compite en el circuito asiático, un reto que ya le ha puesto más de una prueba.

En agosto pasado una apendicitis lo sorprendió en Bangkok. Tuvo que interrumpir abruptamente la competencia y tras ochos días de estar internado en el hospital, viajó a Estados Unidos para continuar la recuperación durante siete semanas. Luego vinieron cinco torneos en línea y después 30  horas de vuelo con el itinerario Filipinas-Chicago-Panamá-Cali para representar a Colombia en los Bolivarianos.

“Todo lo difícil allá se ha dado bien acá”, suelta con alivio Daniel, a quien le sobra motivación y así se ha evidenciado en el campo con el cuatro debajo del par que lo tiene al tope de la clasificación tras las dos primeras rondas.

Quien le carga la bolsa no es su caddie, es su mejor amigo, Arturo Henao, uno más de la familia. Danilo padre le agradece la ayuda incondicional, mientras muestra una foto del instagram de su hijo, haciendo su primer swing con apenas 14 meses de nacido.

Toda la vida al golf o el golf es su vida. No importa el orden para Daniel, quien recuerda de esa imagen que una tía abuela le regaló esos palos de juguete y después la abuela, a los tres años, le obsequió los de verdad. “Desde entonces no he parado y menos teniendo el ejemplo de mi abuelo y mi papá. Estoy orgulloso y feliz de la familia que tengo”, confiesa emocionado. Sentimiento que se multiplica al ver a sus dos espejos al lado.

Como todo trabajo en equipo, dividieron funciones. Gloria, la madre del líder de la competencia, se encargó de llevar al abuelo a la cita médica para traerlo de regreso lo antes posible. Promesa cumplida. Para el décimo ya estaba gritando: “¡Muy bien Dani!”

“Fui boy scout, luego jugué baloncesto, fui tronco para el fútbol, después me dediqué al tenis, pero el golf era lo mío, al punto que hoy lo juego tres veces por semana en Pereira”, cuenta con orgullo el primero de la generación, quien tiene muy presente que allí hace un año se juntaron por última vez los tres para jugar.

Memoria tiene, experiencia ni hablar. Por eso no descuida detalle alguno del estilo de su nieto. “Yo me quedo con el fin del swing para calcular la altura de la bola”, suelta antes de lanzar un anhelo que es casi como un hoyo en uno: “Ahora toca que se case, tenga hijos y uno al menos siga la tradición”.

Al final del hoyo 18, la satisfacción de seguir al frente fue sellado con un abrazo a seis brazos. La mitad del camino se ha coronado, pero los tres saben que se viene lo más difícil, aunque sin importar el resultado, llegarán juntos al final este domingo.

“No sé qué es más complicado, si lo que resta en estos dos días de competencia o la ilusión del abuelo”, afirma entre risas Daniel, que siguiendo fielmente las enseñanza de sus mentores golfísticos, establece prioridades… “primero me concentro en terminar bien y buscar la medalla, luego pensar en la tarjeta para el circuito asiático o si vuelvo al PGA Latinoamérica, y ya después miraremos cómo aumentamos la generación Zuluaga en el golf”.

El antidopaje tiene podio asegurado en Cali

Un equipo de 28 personas trabaja en la subsede de los Bolivarianos para impulsar el programa nacional en control de muestreo y labores de educación, que es liderado por Coldeportes y apoyado por la WADA.

A simple vista pareciera un stand comercial por el orden y variedad de los diferentes productos exhibidos, la mesa auxiliar habilitada con computadores portátiles y especialmente, la amabilidad de quienes lo manejan.

No pasó desapercibido en el campo de tiro, tampoco en la bolera y mucho menos en el club Campestre de Cali.En realidad, ese espacio versátil tiene otra finalidad: educar y prevenir, nada más. La estación del Programa Nacional Antidopaje de Coldeportes que se ha montado en los escenarios que han acogido hasta el momento tres de los cuatro deportes que se desarrollarán en la subsede de los Juegos Bolivarianos, está cumpliendo uno de los principales objetivos: despertar el interés de los participantes en la materia.

“Una vez los invitamos a que en un breve cuestionario de 10 preguntas nos indiquen qué tanto saben tanto deportistas, entrenadores, como personal federativo y de apoyo del tema, ese primer paso resulta fundamental y los incentivamos con obsequios que van desde tulas, pasando por camisetas, termos y quien conteste perfecto el test, se lleva un speaker”, cuenta Irma Bonilla Otálora, coordinadora del programa en Cali para las justas.

Es toda una autoridad. Así lo avalan los 16 años que lleva desempeñándose como oficial de Control Antidopaje de Coldeportes. “Hemos estado atentos en la parte de muestreo, siguiendo las indicaciones de la comisión médica, aunque la expectativa del Grupo Nacional es que sea tan fuerte la parte de control, como también la educativa y preventiva, fundamental en el alto rendimiento”, agrega.

Este acercamiento con la comunidad deportiva de los Bolivarianos lleva consigo un mensaje contundente: “No somos una amenaza sino simplemente un apoyo, una mano amiga. El control antidopaje lo que busca es cuidar al atleta, ya que dentro de sus principios están el juego limpio, el espíritu deportivo, pero también la salud”.

Según Bonilla, a los atletas se les recalca que deben “tener cuidado con lo que entra a su cuerpo, ya que varias de las sustancias dopantes son nocivas para la salud y tienen efectos a corto, mediano y largo plazo”.

En definitiva, se trabaja por y para el deportista, para que todo aquel “que se cuelgue una medalla, sea fruto de un entrenamiento de muchos años y que no venga otra persona, apoyada en la trampa y trunque una tarea que ha sido desarrollada con tanto esfuerzo”.

Y si de vigor se trata, ese le sobra al equipo de antidopaje que trabaja en Cali. “Tenemos un grupo de trabajo maravilloso, integrado por tres agentes de control antidopaje, igual número de funcionarios de Coldeportes, 20 voluntarios y un conductor que ha sido un apoyo para distintas labores. La labor conjunta ha sido satisfactoria”, exclama con satisfacción Bonilla.

Resta una semana de competencias y aún hay mucho trabajo por hacer, pero esta profesional entregada por completo al programa, se siente tranquila y sobre todo confiada en que el juego limpio se llevará el oro en los Bolivarianos.

Bernardo Tobar no pudo estar en la final que soñaba en Tiro Deportivo

Bernardo Julián Tobar fue 5º, en la modalidad de Pistola Rápida del campeonato de Tiro deportivo de los XVIII Juegos Bolivarianos que se realiza en la subsede en Cali.

Reinaba gran expectativa en el Club de Tiro Bernardo Tobar al sur de la ciudad de Cali, nombre tomado de Bernardo Tobar, padre, quien se ha encargado de señalar el camino del tiro deportivo, de esta familia que está dedicada por completo al deporte de la precisión.

Los 6 finalistas se enfrentaron en el primer duelo en el que fue eliminado el boliviano Rudolf Cordero, quien salió de competencia por un estrecho margen en confrontación con Bernardo, que había comenzado  inestable, sin embargo el tirador nacional salvó su continuidad con un contundente pleno de 5 hit, en su tercer turno de la ronda final.

Para la segunda eliminación la exigencia fue superior debido a que se tuvo que ir a un desempate con el venezolano Felipe Beuvrin, quien lo definió en su favor por 3 hit contra 2. Beuvrin selló con ello la 5ª posición de Tobar y la salida del cuadro de medallas.

“El objetivo con mi entrenadora era ir paso a paso. Terminamos adelante en el primer día de clasificación y también terminamos primeros en la clasificación en el día de hoy…. Pero no se pudo en la final…. No se dieron las cosas.” Señaló Tobar con tristeza al terminar la competencia.

Su manifestación estaba argumentada en el buen rendimiento de las 2 rondas de clasificación  en las que siempre estuvo como el de mejor rendimiento, ocupando el primer escaño en el resultado de los 2 días de competencia.

Sus frases se cortaban mientras trataba de documentar con sus reflexiones, la eliminación de la final que soñaba. Sin embargo continuo con el balance de lo ocurrido y con el sinsabor de la desilusión intentó construir el desarrolló su participación en la última fase de la competencia.

“Arranque muy flojo y si uno no aprieta desde el principio, no puede mantenerse. No debí llegar a estos momentos.” dijo Tobar, refiriéndose al instante en que logró un pleno de 5 hit, que había sido premiado con un manifiesto aplauso del público que lo alentaba y que revivió la esperanza de verlo entre los 4 mejores e ir en la disputa de las medallas. – “Venía tirando muy bien……” Agregó el deportista, y tras una corta pausa, se le cortó la voz. Con esfuerzo contiene sus lágrimas a punto de derramarlas por la impotencia, de haber perdido la ilusión de ser el campeón bolivariano para seguir asegurando su rendimiento en el ciclo olímpico.

El podio se definió con primera plaza para el guatemalteco Marvin Herrera, seguido de Marko Carrillo del Perú y Diego Cossio de Olivia. Bernardo se ubicó al final en la 5ª posición de la competencia. 

Plata y bronce, en la prueba de ruta del ciclismo

La tachirense, Lilibeth Chacón se proclamó bicampeona de ruta de los juegos bolivarianos al colgarse la medalla de oro en la prueba de gran fondo que se realizó entre Aracataca y Santa Marta, con dos giros finales de nueve kilómetros, que tenía un alto con una inclinación del 13 por ciento en doscientos metros denominado Pastrana y ubicado a cuatro kilómetros de la meta.

La venezolana de 25 años, batió en el remate a un reducido grupo, que dejó a la caldense, Diana Carolina Peñuela con la plata y a la antioqueña, Paola Patiño con el bronce en la llegada frente al mar Caribe y ante un gran número de aficionados  venezolanos que han llegado a buscar mejores horizontes en Colombia.

La carrera sin mayores alternativas en el inicio de ochenta kilómetros llanos tuvo su emotividad en el primer paso por el alto Pastrana, con   Ana Cristina y Mónica Calderón colombianos que buscaron soltar a Lilibeth que pasaba a solo seis segundos.

En la segunda circunvalación el grupo se redujo a una decena de pedalistas, ante la sacudida de la venezolana y la respuesta del combo de colombianas. Peruanas y dominicanas cedieron terreno.

El ingreso a la meta, en una recta de trescientos metros fue un júbilo de patriotas que celebraron la medalla dorada de Lilibeth, que con dos horas cincuenta minutos y diez segundos , escoltada por las colombianas Diana Peñuela, Paula Patiño, Mónica Calderón y Ana Cristina Sanabria.

Lili  suma su  segundo metal en los juegos  ya que reclamó la medalla de bronce en la contrarreloj y segunda de oro consecutiva en ruta, había logrado el primer cajón en Trujillo, Perú 2013.

Este sábado saltarán 32 varones a la disputa de la gloria en 138 kilómetros entre Aracataca y Santa Marta, con seis giros incluyendo el alto de Pastrana, después de las nueve de la mañana.  Corredores de Colombia, Venezuela, Ecuador, Chile, Republica Dominicana, Bolivia, Perú y Paraguay.

Yuberjen y Céiber dieron los primeros oros del boxeo colombiano en Gaira

Si el apoyo a Mariana en la mañana fue muy bueno, el de Yuberjen en la tarde no tuvo comparación. El Coliseo de Gaira en El Rodadero ya tenía lleno en sus tribunas a tres horas del inicio del programa, con carteles apoyando a Yuberjen y a Ingrit.

Como el aforo de Gaira no fue suficiente, los árboles a los costados del escenario también sirvieron de tribunas para los aficionados más arriesgados que quisieron ver a Yuberjen como fuera, por eso cerca de mil personas apreciaron los puños del pegador de la categoría minimosca en los 49 kilogramos.

Sobre las 4:00 de la tarde inició el combate del antioqueño, quien con el ambiente ensordecedor del coliseo dio cada puño con el alma, con el corazón de guerrero que lo tiene como uno de los estelares colombianos de todos los tiempos, algo que el peruano Isaac Herrera no pudo contener.

Por decisión unánime, el gran Yuberjen se adjudicó el combate y con el sombrero vueltiao festejó con toda la afición que gritó Se lució, Yuber se lució y así celebrar el inicio dorado del ciclo olímpico Tokio-2020, como lo hizo hace cuatro años en Perú, en el camino a Río-2016.

“Agradecerle a Dios por la oportunidad que me brinda por ser nuevamente medallista de oro bolivariano y le dedico este triunfo a todo este público maravilloso, a mis entrenadores y a todos por tanto apoyo ”, aseguró Yuberjen en medio de los cantos que lo animaban como el campeón que es.

El duelo de la marca Tremendo Boxing agregó: “La pelea fue fuerte, con un rival duro, al que estudiamos en el primer asalto y luego desde el segundo fuimos con toda para buscar la pelea, para disfrutar como se merecen estos Juegos Bolivarianos, en casa, donde me siento muy contento”.

Y seguido a la pelea de Yuberjen llegó la de Céiber, el dueño del diploma olímpico con medalla discutida en Río-2016, quien también, por decisión unánime y con el apoyo incondicional de los aficionados, venció al ecuatoriano Jean Caicedo, para dar el segundo golpe dorado de los colombianos en las finales del boxeo bolivariano.

El boxeo colombiano entregó 8 oros en los Juegos Bolivarianos

La Selección Colombia de Boxeo le cumplió este viernes a Santa Marta en el coliseo de Gaira y sus cerca de mil asistentes, con una velada llena de emociones y oros, con el talento de los puglistas comandados por los medallistas olímpicos Yuberjen Martínez e Ingrit Valencia.

Como el aforo de Gaira no fue suficiente, los árboles a los costados del escenario también sirvieron de tribunas para los aficionados más arriesgados que quisieron ver a Yuberjen, Ingrit y compañía, en una jornada de más de cinco horas de peleas del más alto rendimiento.

Sobre las 4:00 de la tarde inició el combate estelar del medallista olímpico Yuberjén Martinez, quien con el ambiente ensordecedor del coliseo dio cada puño con el alma, con el corazón de guerrero que lo tiene como uno de los atletas colombianos mas importantes de todos los tiempos, algo que el peruano Isaac Herrera no pudo contener.

Por decisión unánime, el gran Yuberjen se adjudicó el combate y con el sombrero vueltiao festejó con toda la afición que gritó Se lució, Yuber se lució y así celebrar el inicio dorado del ciclo olímpico Tokio-2020, como lo hizo hace cuatro años en Perú, en el camino a Río-2016.

“Agradecerle a Dios por la oportunidad que me brinda por ser nuevamente medallista de oro bolivariano y le dedico este triunfo a todo este público maravilloso, a mis entrenadores y a todos por tanto apoyo”, aseguró Yuberjen, en medio de los cantos que lo animaban como el campeón que es.

Seguido a la pelea de Yuberjen llegó la de Céiber, el dueño del diploma olímpico con medalla discutida en Río-2016, quien también, por decisión unánime y con el apoyo incondicional de los aficionados, venció en el peso mosca (56 kilogramos) al ecuatoriano Jean Caicedo, para dar el segundo golpe dorado de los colombianos.

El tercer combate de los colombianos no tuvo final feliz, porque John Lenon Gutiérrez perdió con decisión dividida en la división de los 59 kilogramos frente al ecuatoriano Miguel Ferrín, para quedarse con la presea de plata.

Luego vino el otro olímpico, Jorge Luis Vivas, el mejor amigo de Yuberjen, quien en los 75 kilogramos se impuso con decisión dividida sobre el venezolano Endry Saavedra y así sellar el tercer oro colombiano de la noche, que se sumaba a la plata de John Lenon y los bronces de Ricardo Legarda (69 kg.), Albeiro Paredes (60 kg.) y Wílmer Martínez (57 kg.).

Después llegó el momento del más joven del equipo colombiano en las finales, Diego Motoa, quien en la división de los 81 kilogramos aportó una plata más al medallero, porque perdió contra el venezolano Nalek Korbaj, con decisión dividida, en uno de los combates más parejos de toda la velada.

Ya entre los más pesados, en la categoría de los 91 kilogramos, la final entre el colombiano Deivis Julio y el ecuatoriano Julio Castillo, se definió con decisión dividida a favor del local, para sumar la cuarta medalla de oro de la noche, cuando faltaban cuatro peleas para culminar la velada.

El combate que cerró la jornada masculina se dio entre el colombiano Cristian Salcedo y el dominicano Raynery Vargas, en la división de más de 91 kilogramos, el de los pesos pesados y allí el púgil colombiano se mostró con una mejor condición atlética para quedarse con la victoria y la quinta medalla de oro nacional en la noche.

Cuando el desgaste de los aficionados era normal, por más de seis horas en el coliseo de Gaira, llegaron las emociones del boxeo femenino, que iniciaron con la victoria de Ingrit Lorena Valencia en la división de los 51 kilogramos sobre la peruana Fiorela Goicochea, con decisión unánime de los jueces.

“Estos Bolivarianos para mí significan mucho, porque hace cuatro años no pude ganar y rompí esa racha y comenzar así el ciclo olímpico es un orgullo y vamos para Tokio-2020 con la idea de ser campeona en todos los eventos del ciclo olímpico y para eso estamos trabajando”, aseguró Ingrit.

El cierre fue para las otras dos peleas femeninas, con broche de oro de Yeni Arias en la división de los 60 kilogramos, tras vencer a la venezolana Omailyn Alcalá, así como Jéssica Caicedo, quien se impuso en los 75 kilogramos por decisión unánime sobre la ecuatoriana Erika Pachito.

Con las 13 finales de la jornada, con presencia colombiana en diez de ellas, la Selección Nacional de Boxeo cerró el campeonato de los Juegos Bolivarianos con ocho medallas de oro, tres de plata y tres de bronce, para coronarse campeones del torneo por deporte, ganando más del 50 % de las medallas doradas en disputa

Oro y adrenalina, la vida de Carolina

Valentía podría ser perfectamente el segundo nombre de Carolina Murillo, una de las responsables de que el himno de Colombia se haya entonado una vez más en el Complejo Acuático de Santa Marta.

En sus segundos Juegos Bolivarianos, los primeros en casa, la responsabilidad era doble, al igual que la motivación del público que la acompañó bajo el intenso sol de mediodía que tampoco se quiso perder su faena.

El reto no era fácil: 10 metros de altura, cinco intentos y menos de cuatro segundos para convencer a los jueces de que el oro debía ser suyo. Para lograrlo, confianza y amor patrio como herramientas.

Impulsada por su sueño de ser finalista de Juegos Olímpicos, el campeonato de clavados en la capital del Magdalena era la oportunidad para seguir subiendo peldaños para estar más cerca de ese objetivo.

“Competir en casa es una motivación extra que le ayuda a uno a estar más tranquila, a tener más confianza y a hacer una buena presentación”, comenta Carolina antes de conocer el resultado definitivo de la prueba abierta damas desde plataforma de 10 metros.

Su espontaneidad es tan natural como sus presentaciones: “Soy una apasionada por los animales, amo a los perros y a los gatos”, expresa con alegría. Y recalca que tiene un sentimiento tan grande por los clavados como por su novio, Juan Guillermo Ríos, con quien además del amor también comparte la pasión por la misma disciplina.

Su actuación fue merecedora de una puntuación de 343.65, cifras con las que le puso nombre propio a un oro con el que el sueño de revalidar el título de los Juegos Bolivarianos está cada vez más cerca de ser una realidad..

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