viernes julio 19 de 2024

A jugar y a guerrear

Por Esteban Jaramillo Osorio

El Once Caldas tropezó ante América, pero los objetivos no los pierde de vista: permanencia y clasificación. La esperanza no es inútil, ante la ocasión malograda, porque aun queda un juego por cumplir. En mi caso, agradezco al cielo el empate porque el resultado estuvo envolatado de principio a fin. Solo en la remontada, que reanimó la ilusión, se respiró con tranquilidad, hasta el error de Sergio López con su ingenua falta frente a  Bernal, que igualó el  partido. Costumbre es ver al centrocampista de América lanzarse al piso ante cualquier toque sutil.

Imposible creer que Bodhert no advirtiera sobre el peligro de las infracciones al borde del área, especialmente cuando está Juan Camilo Angulo. ¡Que bien le pega a la pelota! ¡Que sensibilidad hay en su pie!

Minutos atrás, el técnico local había recompuesto su equipo con modificaciones defensivas tan necesarias como urgentes, en los laterales. ( ¿Alguien hace la caridad de enseñarle a marcar a Israel Alba?) Refrescó sus líneas, el entrenador cartagenero, pero volvió a incurrir en un mal  sin soluciones hasta ahora. El juego sin frenos cuando posee el balón. A Cada ataque precipitado e impreciso  del Once, la respuesta del rival fue con pelotas peligrosas, que bordeaban el área, anunciando un derrumbe. Algo así como enloquecer un partido, por falta de serenidad en la elaboración, para luego no poderlo razonar. El futbol pasa por aceleraciones sorpresivas, pero también por pausas obligadas.

Entrar a  finales no es  un premio difícil o lejano. Los números juegan a favor y la dependencia directa del  resultado ante Alianza también. Sería el triunfo de la humildad, de la motivación, del compromiso del grupo y de la capacidad del entrenador, que merece desde ya un reconocimiento del público, porque alejó dolores y sufrimientos.

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