TRIUNFO DE LA PAZ Y DE LA VIDA
Por Augusto León Restrepo
Voy a correr el riesgo de escribir en caliente, a boca de urna, sobre lo que percibí anoche al conocer los datos electorales que señalaron a Duque y a Petro como finalistas en la carrera por la Presidencia de la República de Colombia.
Lo sobresaliente, lo resaltable, lo exaltable, fue la tranquilidad que imperó en todas las regiones de Colombia. La Paz se impuso con toda su magnificencia: no hubo un solo muerto por motivos políticos. La gran triunfadora de ayer en Colombia y de manera ejemplar, fue la Paz. Y la gran derrotada, es la muerte. Sin las Farc en la escena. Sin terrorismo. En cese unilateral del fuego por parte del ELN. Yo que pertenezco al Partido de la Vida, celebro a esta hora el triunfo de las banderas de la Paz y de la Vida.
Hace unos cuantos año leí por ahí en algún libro – que busqué y no encontré en mi modesto arrume de textos, porque quería citar la frase entre comillas- que cuando el hombre cambió el garrote descalabrador por la piedra que solo hiere y después la piedra por los insultos, los memes caricaturescos, los madrazos en los chats y las descalificaciones y calumnias, las falsas verdades, a través de las redes sociales, pero sin que se matara a nadie, era porque había llegado la civilización.
Si. Ayer el pueblo colombiano, se mostró civilizado. Se sacó los ojos en los medios de comunicación. Pero fue pacífico y democrático. Como que desde 1974, especifican los amigos de las cifras y los datos, no había tenido una participación electoral como la de ayer. Salieron a ejercer el derecho y el deber del voto 19. 636.714 ciudadanos, sin que se haya presentado un solo incidente con saldo mortal. Algún líder previno a sus seguidores para que estuvieran alerta en las plazas y en los sitios de votación y realizaran presencia masiva para protestar por un presunto fraude. En sus discursos, los cinco candidatos reconocieron el conteo de la Registraduría, y ya los presuntos reclamantes disfrutan el sueño tranquilo de quienes resultan ganadores en las contiendas.
Y ya les voy a contar lo que pasó en las toldas de mi candidato derrotado, Humberto De la Calle Lombana, quien solo alcanzó 399.180 votos por su causa. Al redoble de tambores y de los gritos de !!Gracias Humberto!!, !!Gracias Humberto!!, !!La Paz seguirá!!, !!La Paz seguirá!! y el agitar de banderas rojas y blancas, fue recibido en los salones del Hotel Hilton de Bogotá, cuando apareció en compañía de Rosalba y su familia. Y los vítores emocionados inundaron el recinto. Y se vieron lágrimas correr, de jóvenes en su mayoría, que regalaron su tiempo y sus emociones como voluntarios en la campaña del mejor de los candidatos. De la Calle no pudo esconder sus sentimientos, y en emocionadas palabras les reconoció el aporte a su campaña. Es en la derrota cuando se valoran las adhesiones,las entregas, los sacrificios y los reconocimientos.
De la Calle en su discurso ratificó que su compromiso en adelante sería con la Paz, con la defensa de los Acuerdos, con la búsqueda de su implementación, la solidaridad con la Colombia ignorada, la remota, la que fue escenario de la guerra. No hizo reclamos a su partido ni a nadie sobre los resultados obtenidos y se declaró como único culpable de la derrota. Y en cuanto al futuro inmediato, invitó a quienes estuvieron con el a «obrar según sus convicciones» en la segunda vuelta presidencial. » Me preguntan que deben hacer aquellos que creyeron en nuestra causa. Si no pude convencer con mi mensaje, sería un acto de burda arrogancia dar consejos sobre el rumbo a seguir. Cada quien debe obrar según sus convicciones», expresó.
Después vino la fiesta, la música, el baile, la alegría. Los muchachos y muchachas de la campaña, organizaron un acto de graduación en Paz y Reconciliación y recibieron su diploma respectivo. Secaron sus lágrimas y ratificaron sus convicciones y las lecciones que recibieron en especial las que tienen que ver con la bella Utopía de la Paz y de un país en que quepamos todos. Y recibimos de parte de ellos la exigencia de convertirnos en los Guerreros de la Paz, bajo la Comandancia de De la Calle. Y así será.