El Ojo del Halkón Son necesarias clases de urbanidad
Por: Rubén Darío Mejía Sánchez
Era un mes de marzo, para mejor recordar un jueves santo y mi abuelo materno me entregó un maletín de cuero con cargadera para que pudiera llevar los libros al colegio y una historia sagrada, una cartilla Charry que según él era un poco mas avanzada que mi Alegría de Leer y un librito supremamente pequeño de escasas hojas o páginas que se llamaba Urbanidad de Carreño, que para él, este último era tan importante como los anteriores, pero de básico valor para ser un hombre de bien.
Un hombre vale mas por su comportamiento y su manera de ser que por todo el dinero del mundo que tenga; porque hay muchos hombres que están llenos de dinero, pero que no saben ir por la vida haciendo el bien y comportándose, y recordaba algunas cosas: hay que saber respetar a todos los seres vivientes, en especial a los hombres y mujeres sin importar la edad o el sexo; respetar a los padres, a los mayores y a los niños es básico para cualquier ser humano.
Siempre debemos saludar a las personas que nos encontremos, desde la primera hora de la mañana y en el resto del día.
No olvidemos ir siempre limpios, bañados el cuerpo, peinado el cabello, unos dientes limpios, una ropa limpia y unos zapatos limpios, porque la cultura de una persona se puede medir por la limpieza de sus zapatos; y recordaba algo que nunca se me olvida, en el lugar que vivíamos había gente de mucho dinero, pero gente también muy pobre y algunos decían que iban con ropa sucia y desaseados porque eran pobres, a lo que él respondía que eso era suciedad y no pobreza. Un día le oí explicar a una señora que su hijo podía ir con la ropa limpia, aunque fuera llena de remiendos, como lo hacían en ese entonces, ahora ya no se remienda la ropa; pero muchas veces tampoco se lleva muy limpia, y recordaba que al uno no estar aseado, no colaboraba para el bienestar de los demás y de uno mismo.
Recordaba también que ese pequeño libro de Carreño enseñaba que uno no debía de gritar cuando hablaba con los demás, sino dialogar lo que quiere decir, escuchar a los demás.
Ese libro también habla de la importancia de estar a la mesa con todos los integrantes de la familia y respetar el momento de la comida tal como el mas importante de las actividades diarias para con ello encontrar la unidad de quienes están en el lugar.
La urbanidad de Carreño traía o trae una serie de enseñanzas que hemos sacado de la enseñanza a nuestros niños y jóvenes actualmente y eso hace muchos años y por eso es que debemos de sufrir consecuencias tan graves como el mal comportamiento de personas de todas las edades, principalmente en el trato con los demás y en donde a pesar de que se asista a una entidad educativa, no se sepa comportar ante los demás.
Bien decían los mayores que la educación se aprendía en la casa y en los colegios se instruía a los estudiantes.
Si miramos la falta de todo lo anterior hace que vivamos en un mundo casi imposible de vivir, en donde no respetamos a los demás, en donde se ataca a las personas por sus creencias religiosas, políticas o por su manera de vivir, no respetando las libertades que son las que tanto se promulgan principalmente por quienes hablan de derechos humanos.
Todos nos equivocamos en este nuevo mundo, un mundo globalizado, lleno de tecnología y de división en la sociedad y en las propias familias.
Para no hacer esto un sermón de buenos modales, quiero decir que fue muy malo el comportamiento de algunos hinchas colombianos, quienes hicieron esfuerzos inmensos para conseguir unos pasajes y unos dineros para ir a Rusia, con el solo fin de portarse mal, dejando el nombre del país muy mal y lo peor que se descubrió es que no eran personas iletradas sino personas, digamos desadaptadas, que trataron de demostrar que los colombianos somos muy buenos para transgredir la ley y burlarnos de las autoridades, cosa que es falsa porque el 90% de los colombianos somos gente de bien, trabajadora y de buenos modales y lo principal, que sabemos respetar a los demás.
Qué pena que las autoridades rusas hayan tenido que castigar a dos o tres por su comportamiento, no dejándolos entrar a los escenarios deportivos; pero también creo que se le fue la mano a algunos sectores de la prensa que le dieron tanta importancia a tres o cuatro casos de comportamiento reprochable cuando el 98% de esos verdaderos hinchas del fútbol, que hicieron sus ahorros, que hicieron sacrificios y que viajaron a Rusia no solo para acompañar al seleccionado colombiano, sino para ser los grandes embajadores, colaboradores y quienes cantaron en los diferentes estadios el himno patrio con todo orgullo, cumplieron con lo que llevaban dentro de sus corazones, dejar en alto el nombre de un país suramericano, desconocido para muchos, en alto.
Se conocieron historias muy lindas y de mucho sacrificio, de quienes se tuvieron que mostrar su buen comportamiento a pesar de los problemas que tuvieron que sortear, como pérdida de documentos y del propio dinero y que como decía uno de los voceros de la Policía Nacional, que ha acompañado el viaje de los colombianos a Rusia, por iniciativa del Gobierno por medio de la Cancillería, las autoridades de ninguna parte han tenido que reprochar un comportamiento de escándalo por parte de los Colombianos, si actos de vandalismo, sino que han dado ejemplo de ser un pueblo alegre, organizado y dado a entregarse a los demás y principalmente a ser orgullosos de llevar en alto su bandera.
Que bueno fuera que el Gobierno Nacional por medio del Ministerio de Educación y las Secretarias de Educación departamentales y distritales metieran en el pensum nuevamente la cartilla de Carreño, para formar las nuevas generaciones y que pudiéramos ser tan orgullosos no solo de nuestros deportistas, quienes son admirados en el mundo sino de nuestros ciudadanos que viajan alrededor del orbe en busca de oportunidades, trabajo o simplemente de placer.
También le diría a mis colegas los periodistas que no es que les pidan que ignoren situaciones anómalas que se presentan y principalmente en esta era de la inmediatez por medio de las redes sociales; pero hay cosas más importantes para darles primera plana y mostrar que se viajó kilómetros y kilómetros para alentar a nuestra Selección y que eso sirvió para que estuviera motivado el seleccionado y que esa mancha amarilla diera tanto que decir en los rotativos internacionales, por sus cantos, por sus arengas, por la belleza de sus mujeres y el buen comportamiento.