miércoles diciembre 18 de 2024

Barranquilla, la crónica de una investidura anunciada

03 agosto, 2018 Deportes Francisco G. Navarro

 

 Por Francisco G. Navarro

Barranquilla, 03 de agosto _(PL) _RAM_ Como si el espíritu de Gabriel García Márquez hubiera querido hacerle un guiño a los Juegos Centrocaribes, en la misma ciudad donde el premio Nobel comenzó a cuajar su mística intelectual se escribió la crónica de una investidura anunciada.

Lo de México, el nuevo rey, se veía venir, pero había que esperar a que la matemática dijera la última palabra, o el último número que, como piensa el cantor, no es lo mismo, pero igual.

Desde el segundo día de competencias la embajada atlética del país más norteño de los 37 convidados a la vigésimo tercera edición de los juegos regionales más antiguos del mundo comenzó a cimentar un liderazgo en el medallero que, en algún momento, coqueteó con el escándalo de lo claramente inalcanzable.

Como un traje de lujo debe llevar el clásico broche de oro, los del país de los aztecas subieron el jueves 11 veces a la cumbre de las tarimas de premiaciones y, de paso, le ganaron también a los pronósticos al totalizar 132, 17 más que en Veracruz 2014.

A partir de esta noche, cuando la llama sagrada de los Juegos, que vino desde el Teotihuacán de los aztecas a alumbrar el alma deportiva de la juventud centrocaribeña, extinga su luz en Curramba la Bella, se dará la voz de arrancada de un nuevo ciclo para el deporte regional que desde ya pone su proa hacia el Canal de Panamá.

Habrá tiempo suficiente para los análisis de lo acontecido en la Puerta de Oro de Colombia. Los del nuevo monarca pensarán las maneras de aferrarse a una corona que les era esquiva siempre que coincidían con Cuba en los últimos 48 años.

Los de la Antilla mayor deberán hurgar en las causas de un declive que sus estadísticos no contemplaron ni en el peor de los casos, aunque estaba el antecedente de los Panamericanos de Toronto-2015, cuando el país sede y Brasil la apearon del podio por primera vez en medio siglo.

El previsible arreón final, 22 premios dorados en la penúltima fecha, no fue suficiente, pero al menos dejó un aliento de hidalgía.

En menor medida Colombia debe revisar su síndrome de optimismo. Los 77 títulos aplaudidos hasta rabiar por la hinchada local hasta el jueves quedaron a meses luz de su entusiasmo, que aseguraba al menos un empate técnico con las dos potencias regionales.

Del lobo un pelo, la cosecha cafetera en Curramba ya sobrepasó en cinco los metales áureos conquistados en Veracruz.

Y les queda el consuelo de la Medalla de Oro ganada en la organización de estos Juegos.

Por lo pronto, en el Olimpo de los escritores el espíritu del hombre que puso al pueblo polvoriento de Aracataca en el mapa del mundo corrige las pruebas de galera de su crónica de una coronación anticipada.

Como si viviera los días bohemios del Grupo de Barranquilla con sus compinches del restaurante La Cueva.

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