El salto al vacío de Venezuela: comenzó en enero de 2013
Por Carlos Villota Santacruz
El pasado 27 de julio de 2017, en el puente de Rumichaca (frontera colombo-ecuatoriana), miles de venezolanos hacían filas para sellar su pasaporte, con el propósito de buscar una vía de escape a la crisis que sacude a su país, en un hecho sin precedentes en la historia del siglo XXI, que fue advertida por este interlocutor en un análisis de comunicación política, bajo el título: “Venezuela con presidente online?. Un trabajo de investigación, que pasó hacer conferencia en la Cumbre Mundial de Comunicación Política. Es decir, se “alertó” desde el poder de la palabra, lo que estaba por suceder. Lo peor, es que la realidad superó al diagnóstico.
En su momento, los mismos ciudadanos que hoy tratan de “escapar del infierno, de la pobreza, el hambre y la dictadura”, no se dieron cuenta de lo que se edifica alrededor de una Revolución Bolivariana, que está en la mira de la comunidad internacional. Que ocupa diariamente los titulares de los medios de comunicación como CNN, la BBC de Londres, el New York Times o El Tiempo de Colombia.
Mientras Venezuela se sacudía desde sus cimientos, hasta llegar a perder a varias de sus generaciones, en nuestra calidad de consultores políticos, nos dimos a la tarea no solo de registrar el hecho, sino dar vida a una obra editorial “Gobierne bien y hágalo saber” en coautoría con Andrés Lizarralde Henao, que desde la academia y bajo un absoluto rigor científico formula 18 recomendaciones, para para hacer del ejercicio del “poder”, un actor de liderazgo, de cambio e interpretación de una sociedad globalizada, comunicada en red y con una serie de necesidades puntuales, al interior de la sociedad. (Prologo maestro David Ross –líder mundial del retrato emocional. Escritora invitada Martha Hernández)
Hoy, recordamos ese análisis de orden periodístico y comunicacional, en dos momentos. Por un lado, desde la manera de manejar el Gobierno y una posesión presencial. Y la segunda desde el ejercicio de la ciudadanía, donde descansa la desesperanza, el dolor, la muerte. Donde la vida no vale nada, por la posición del Gobierno del presidente Nicolás Maduro de mantenerse en su cargo, en una especie de “oídos sordos”, de una dictadura con capacidad de violar el orden constitucional” y frenar todo acción para que retorne la democracia.
Columna de análisis desde el Gobierno
El 10 de enero de 2013 pasará a la historia de Venezuela como el día en que juramentó “en ausencia física” el primer presidente online del siglo XXI. Se trata de Hugo Chávez. El mismo hombre que lleva más de una década en el poder, que fue protagonista de un golpe de Estado, que estuvo preso y que ha sido capaz de insultar en público y en privado a sus contradictores, incluidos varios mandatarios y el propio Rey de España.
Si bien la constitución de Venezuela estipula que el presidente elegido en la urnas debe tomar posesión de su cargo, un permiso otorgado indefinidamente a Chávez por parte de la Asamblea Nacional y el máximo Tribunal de Justicia, le dio la credencial para orientar los destinos de un país polarizado entre simpatizantes y opositores, con una aguda crisis económica y social, con altos índices de inseguridad y bajo la mira de la comunidad internacional.
La razón. Lo que ocurra en los próximos meses en el país, afectará la geopolítica de América Latina, al punto que puede repercutir en la elección presidencial del Ecuador en el mes de febrero o la intención de la presidente de Argentina Cristina Fernández de presentar su candidatura a un tercer mandato. “Algo impensado para el más optimistas de los analistas políticos”, años atrás.
Lo que se viene ahora en términos de gobernabilidad, podría superar cualquier relato de la literatura de ciencia ficción Julio Verne. Un Jefe de Estado tomando de decisiones a miles de kilómetros de Caracas. Desde la Habana, Cuba, en su lecho de enfermo. Es decir, una planeación, desarrollo y ejecución de políticas públicas a través de redes sociales y twitter.
La gran pregunta es: ¿el acceso a las nuevas tecnologías facilitará que la nueva generación de venezolanos alcanzar altos niveles de educación, productividad y creación de un valor económico y social?
La verdad, es que recorriendo las calles de Caracas, esta tesis está muy lejos de cumplirse. Lo que parece precipitarse es una nueva era del ejercicio de la política, a partir que el ciudadano venezolano está cansado del “populismo”. “El mundo ha cambiado. Somos críticos del orden establecido. Queremos un nuevo futuro para Venezuela y los venezolanos”, dicen.
Lo que surge en escenario de la política y de la anti-política es un nuevo ciudadano. Unos defensores de sus derechos. Hombres, mujeres y niños buscando canales de expresión. Donde sea escuchada su palabra. Su manera de sentir y percibir como se sienten al ser gobernados por el primer presidente online en la historia del mundo, y que pasará a la historia en un hecho inédito, que será comentado de generación en generación.
Será acaso que una situación, ¿sería soportada en México, en Brasil o en Colombia? Parece poco probable. En cambio en Venezuela, todo parece ser posible. Todo a la luz de mantener la Revolución Bolivariana. Esa sola situación es compleja por donde se le mire. Es difícil para quién la vive, pero también para quién la observa a distancia. Por ejemplo, para los miles de venezolanos que hoy residen en distintas partes del mundo y que no son indiferentes a lo que sucede en su país.
Hace pocos meses en las urnas, los habitantes de este país votaron por futuro. En un estado emocional de incertidumbre. Hoy, cuando llegó el día de la posesión de Hugo Chávez, quienes votaron a su favor y en contra, quieren respuestas frente a su problemática y social. Respuestas frente a su realidad local, regional, nacional e internacional.
Lo que se abre paso en Venezuela como un tsunami, es la fuerza de las ideas de los jóvenes. “Necesitamos modernizar la democracia. La trasformación de los partidos políticos.. Partidos que no reflejan solo ideología, sino los intereses cada días más complejos y heterogéneos de los ciudadanos en la sociedad del siglo XXI”, advierten.
Lo cierto, es que Venezuela está en convulsión. Y seguirá en convulsión. Por lo menos hasta que se defina si Chávez podrá ejercer la presidencia como lo demanda la Constitución. En sus cinco sentidos o Gobierna online. En los sitios de trabajo, en las universidades, en las salas de redacción de los medios de comunicación hay crisis. ¿Porqué? Simple. Se demandan por parte de los ciudadanos –independiente de su rol en la sociedad- una respuesta política, social y económica. No en vano los supermercados amanecieron sin los principales alimentos de la canasta familiar. Todo gracias a la zozobra. Al interrogante: ¿qué irá a pasar mañana? ¿Cuál será la posición de los amigos de Chávez como Evo Morales, Rafael Correa, Cristina Fernández, Ollanta Humala, Daniel Ortega con el paso del tiempo, si Chávez no puede levantarse de su lecho de enfermo o fallece?
Todo parece indicar que es un salto al vacío. Nadie se atreve a lanzar un pronóstico. Mientras llega la primera respuesta, Venezuela –y como actor de primer orden en América Latina- intentará construir un modelo de país con un presidente online. Será una etapa difícil. Será entonces donde aparecerá nuevos líderes. Líderes con la capacidad de interpretar una realidad que se comenzó a sentir con el primer asomo del sol el 10 de enero de 2013, en la cuna de la Revolución Bolivariana.
Columna de análisis desde la ciudadanía
Un adolescente venezolano camina por las calles de Caracas el 18 de abril del 2013. Comienza para él un nuevo día, en una de las ciudades más violentas el mundo. Su vida no ha sido fácil. Hace parte de un grupo poblacional que creció bajo la revolución bolivariana. Al acercarse a un grupo de sus compatriotas vestidos de rojo y con la bandera de Venezuela escucha que alguien habla de Hugo Chávez, el presidente.
“El Comandante habló…habló…después de 70 días de permanecer en Cuba en tratamiento médico. Gracias Dios mío. Gracias pueblo amado. Aquí continuaremos el tratamiento…el presidente está de vuelta…”
Esa alegría de su compatriota – que a su corta edad no comprende- es para este joven a punto de cumplir 16 años, más que una noticia, la confirmación que Venezuela está gobernada desde comienzos de diciembre de 2012, por la twitosfera. Por un hombre virtual que genera amor y odio, que tiene amigos y enemigos, que genera polémica.
Que en medio de un agudo cuadro médico que lo llevó a la muerte. Y aun así, como mandatario reelecto, sin juramentarse, mueve los cimientos de una nación que tiene serios problemas sociales y económicos. Donde su evolución en materia de salud, se convirtió en una política de Estado y en un espectáculo “farandulero” de comunicación política.
Su sucesor, Nicolás Maduro no ha logrado liderazgo, menos gobernabilidad y peor aún tiene un 95 por ciento de desaprobación por parte de sus compatriotas. Ese es el escenario de la Venezuela del siglo XXI. Donde toda una generación no sabe si está en el pasado, en el presente o el futuro. Un lugar de América Latina que está en la mira de mundo, como consecuencia de un modelo político que encarnó Hugo Chávez Frías, que independientemente de su desaparición, ya marcó un hito en la historia de su país por sus acciones públicas y privadas.
Por ser el primer presidente online, al que le sigue Maduro sin mucha fortuna. Un hecho que además de noticioso, demuestra el impacto de las redes sociales en la comunicación entre el gobierno de Venezuela y los ciudadanos, donde los “chavistas” festejan y la oposición demanda que el gabinete se concentre en solucionar los problemas del país.
Es decir la polarización –presente en las calles- se reafirmó en 140 caracteres del Twitter del mandatario fallecido y que alcanzó más de 40.000 réplicas en menos de media hora. Lo que preocupa es que el joven adolescente protagonista de la escena descrita, no sabe aún si podrá ver físicamente al presidente Chávez.
Tiene muchas preguntas que no tienen respuestas. ¿Quiero un jefe de Estado de carne y hueso, fuera de la virtualidad? Sólo el paso de las horas y de los días, podrá responder este interrogante que dejó en claro que las redes sociales, así como lograron gestar la “primavera árabe” en enero de 2011, pude ser la plataforma desde donde el fin del Gobierno del presidente Nicolás Maduro, se acelere con el paso de los días.
Con la llegada del año 2017. Porque Venezuela y los venezolanos, tienen que cambiar de dirección. “Todo por cuenta, que es hoy, un país fallido”. A este análisis, los hechos demuestran en el año 2019, que la llamada Revolución Bolivariana es un absoluto fracaso. La comunidad internacional cierra en favor del regreso de la democracia de Venezuela, donde Nicolás Maduro cada días que pasa, está más solo.