martes julio 16 de 2024

Imágenes… imágenes…

26 febrero, 2019 Opinión Augusto León Restrepo

Por Augusto León Restrepo

Una imagen vale más que mil palabras. Este fin de semana la televisión, los diarios, hasta las cadenas radiales a través de sus corresponsales de guerra y sus espeluznantes narraciones, nos tuvieron en vilo. Parecía que en cualquier momento iba a llover rayos y centellas jupiterinas o  que Marte, dios del derramamiento de sangre, extendería su tenebroso brazo en la frontera entre Colombia y Venezuela y por que no, sobre el territorio amplio de los dos países hermanados por la historia. El Caín y Abel bíblicos. Usted, amable lector colombiano, polarizado o convivente, dirá para sus adentros cual es cual.

Las imágenes del concierto de nuestro lado mostraron como los artistas invitados manejan las multitudes. Y como, ilusos, creen a pie juntillas que son embajadores de la paz. Tampoco lo son de la guerra, desde luego. Pero no crean. Para el imaginario popular son más fáciles de digerir las letras de las canciones de Carlos Vives, lo que expresa en los escenarios, que los discursos de Donald John Trump, rodeado de reflectores y de luces. Drones, cámaras de alta definición, nos mostraron una multitud compacta, acalorada, sin el agua refrescante de los bomberos, agüita para mi gente, paciente y embelesada a treinta y dos grados de temperatura ambiente. Ojalá les haya quedado en sus corazones que es mejor cantar que dar bala. O recibirla. Y que ese aparatoso concierto pase a nuestra narrativa como el concierto de la paz y no de la guerra.

El sábado fue otro el cantar. En directo, desde Ureña, a temprana hora, las cámaras televisivas y sus periodistas se embelesaron al cubrir idas y venidas de gentes venezolanas dolidas por su suerte y clamando por la libertad y el derecho al pan, y estoicos integrantes de la Guardia bolivariana de Maduro y Diosdado, impertérritos ante los ruegos de dos valientes mujeres que pretendían ablandarlos para que dejaran pasar a sus compatriotas a buscar comida y medicinas. Una, de rodillas, implorando. Otra, discursiva, con papel en mano, lanzando consignas, que conmovieron más a esta pared que tengo al frente. Una espesa cortina de humo lacrimógeno se las tragó y no supimos de su destino. Nos imaginamos su dolor de madres, de hijas, de hermanas, acosadas por la hambruna. César Montoya Ocampo nos recordaba en su última columna que el famélico es el partero de las revoluciones. Vamos a ver que pasa en Venezuela. Sin intervencionismo. No me gustan los intervencionismos.

Y vino el show central. El desfile de las tractomulas cargadas de “ayuda” para el pueblo raso, que no sabemos que contenían, en medio de vítores, aplausos de Presidentes, Embajadores, Ministros, Guaidó, presidente sin bridas ni sin estribos, mi presidente etéreo. Ni como se iban a repartir. Suponemos que no como en piñata. Pero parece que a Juan Guaidó y a los estrategas de Trump esa logística no les interesó. Más bien creyeron en la montonera, como mensaje, como artilugio político. La Cruz Roja, Cáritas y la Onu le sacaron el cuerpo a ese despelote. El hecho es que vimos la quema de una tractomula, en Venezuela, por sus fuerzas armadas. Las demás volvieron a sus garajes bodegas. ¿Quien dispondrá sobre su destino?. No se pueden dejar almacenadas en medio de esta escasez que hubimos. Chocó, La Guajira y las villas miserias que rodean las grandes ciudades puede ser su lógico y beneficioso direccionamiento.

Otras foticos que quedaron en la retina. El recibimiento a nuestro presidente etéreo Juan Guaidó, por parte del Canciller Carlos Holmes Trujillo en el aeropuerto militar de Catam, con alfombta roja y honores militares y su vestimenta: chaqueta negra, camisa blanca, correa café y bluyines juanchones que hicieron más rechoncha su figura. ¡Hombre Holmes!. Un poco de protocolo no sobra..aunque sea con el presidente etéreo venezolano. A nuestro  Vice Mike Pence, ¿lo recibiría en bluyines?. Y la foto de nuestro presidente etéreo Juan Guaidó, nuestro Presidente Iván Duque y nuestro  Vice Mike Pence (yo me siento ya como medio gringo y confianzudo), manos sobre manos, sonrientes y triunfadores de la faena de Cúcuta. Manos que esgrimieron el Mont Blanc con que suscribieron ayer esta constancia para la posteridad y que yo mismo firmaría, porque es lo que pienso.

“Reiteran (los miembros del llamado Grupo de Lima)  su convicción de que la transición a la democracia debe ser conducida por los propios venezolanos pacíficamente y en el marco de la Constitución y el derecho internacional, apoyada por medios políticos y diplomáticos, sin uso de la fuerza”.

La consigna de intervención militar ya, quedó derogada. Parece que todo pasó sin que pasara nada, como dijo el poeta. Podemos dormir tranquilos, sin que nos desvelen las trompetas de la guerra. Máxime cuando nuestro sueño es guardiado por el Mejor Policía del Mundo; los Estados Unidos. “Colombia es  nuestro socio más importante en la región y cualquier amenaza a su soberanía enfrentará la determinación de los Estados Unidos”. Palabras textuales de nuestro Vice Mike Pence. Paz y amor.

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