miércoles noviembre 27 de 2024

¿Qué pasa con la seguridad?: entre Petro y Peñalosa La Seguridad en Bogotá ¿cómo están los cifras?

Hugo Acero Velásquez*

Consultor Internacional

Razón Pública

¿Ha aumentado la inseguridad en Bogotá? Un balance con datos a la mano sobre la gestión de dos alcaldes con convicciones y estilos muy distintos.

 

Los homicidios

Las Encuestas de Percepción y Victimización de la Cámara de Comercio de Bogotá del segundo semestre de 2011, 2015 y 2018 permiten evaluar los resultados en materia de seguridad de los gobiernos de Gustavo Petro y Enrique Peñalosa.

De entrada, debo aclarar que este análisis no incluye todos los delitos graves o de “mayor impacto”. No es posible comparar de manera adecuada los datos anteriores al 2016 con los de años subsiguientes, debido a la unificación de las bases de datos de delitos de la Policía —Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional (SIEDCO)— y de la Fiscalía —Sistema Penal Oral Acusatorio (SPOA)—.

Pero —sobre la base de las cifras de Medicina Legal— puede decirse en primer lugar que el número de homicidios ha disminuido notablemente durante los últimos siete años.

Bajo el gobierno de Gustavo Petro la tasa se redujo de 22 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2011 a 17,4 en 2015. Durante los tres años de Enrique Peñalosa la tasa ha caído a 12,7. O sea que Petro logró una reducción del 21 por ciento, mientras que Peñalosa, en tres años de gobierno, ha logrado una del 27 por ciento.

El hurto

Comparando aquellas tres encuestas, hay que decir que los resultados en materia de seguridad ciudadana durante los pasados siete años son más bien negativos: aumentó la tasa de victimización —que es el indicador más confiable del aumento o disminución de los delitos, especialmente de los hurtos—.

El número de homicidios ha disminuido notablemente durante los últimos siete años.

La victimización directa (“¿Usted ha sido víctima…?”) pasó de un 7 por ciento de ciudadanos en el segundo semestre de 2011 a 14 por ciento en 2015 y a 17 por ciento en 2018;

La victimización indirecta —es decir que un familiar o alguien cercano haya sido víctima— aumentó de 13 por ciento en 2011 a 22 por ciento en 2015 y a 29 por ciento en 2018.

La victimización total (sumatoria de los dos indicadores) pasó de 20 por ciento en 2011 a 36 por ciento en 2015 y a 46 por ciento en 2018.

Por lo tanto, si se toma la cifra total durante la administración de Gustavo Petro, la victimización creció en un 80 por ciento y en lo que lleva Enrique Peñalosa ha crecido en un 27,7 por ciento.

Denuncias y percepción de inseguridad

También ha aumentado la cantidad de delitos que se ponen en conocimiento de las autoridades: el registro de denuncia pasó de 26 por ciento en 2011, a 29 en 2015, y a 41 por ciento en 2018.

Debe notarse que este indicador tuvo su pico más alto en el segundo semestre de 2016, con un 48 por ciento: esto ocurrió mucho antes de poner a funcionar el sistema “A Denunciar”, en 2017. Y la aclaración importa porque este sistema que opera vía Internet es una de las disculpas para justificar el aumento actual del número de denuncias.

Por su parte la percepción de inseguridad aumentó durante estos siete años, al pasar de un 45 por ciento de los encuestados que creían vivir en una ciudad insegura, a 46 por ciento en 2015 y a 61 por ciento en 2018.

La percepción de inseguridad aumentó en 2,2 por ciento con Petro y en 32,5 por ciento en lo que lleva de gobierno Peñalosa.

En cambio, aumentó la percepción de seguridad en el barrio donde cada quien reside: pasó de 36 por ciento en 2011 a 38 por ciento en 2015 a 55 por ciento en 2018.

En estos siete años, también disminuyó la sensación de inseguridad en el transporte público. Durante la administración Petro, aumentó esa sensación en Transmilenio, mientras que ha disminuido bajo Peñalosa: este indicador pasó del 75 por ciento en 2011 a 85 por ciento en 2015, pero bajó a 78 por ciento en 2018.

En los taxis la sensación de inseguridad pasó de 44 por ciento en 2011 a 46 por ciento en 2015 y a 35 por ciento en 2018. El número de ciudadanos que consideran inseguro el trasporte colectivo pasó de 83 por ciento en 2011 a 76 en 2015 y a 63 en 2018.

Calificación ciudadana

Durante los siete años de análisis se empeoró la “nota” que los bogotanos asignaron a la gestión de la Alcaldía, la Policía y la Fiscalía en materia de seguridad ciudadana. Esto se puede ver en el cuadro siguiente:

Finalmente, hay dos temas que trae la última encuesta y sobre los cuales hay que llamar la atención:

Conocimiento de los ciudadanos sobre el Plan de Vigilancia por Cuadrantes. En el primer semestre de 2016 el 61 por ciento de los encuestados “habían oído hablar del Plan Cuadrantes de la Policía Nacional” y en 2018 esta cifra se redujo a 43 por ciento.

¿A qué se debe la caída del programa? ¿A la gente no le interesa el Plan Cuadrantes de la Policía Nacional, o hace falta policía? Definitivamente hay que evaluar el plan sobre la base de sus resultados para ajustarlo a las necesidades reales de la ciudad.

El número de víctimas de delitos, en especial de hurtos, aumentó en la ciudad en los últimos siete años por encima del ciento por ciento.

Percepción de corrupción. Cuando se les pregunta a los ciudadanos “¿cuál acción debe priorizarse (sic) para mejorar la seguridad?”, la respuesta es “acabar con la corrupción de la Policía”.

En este caso, por un lado, la Administración Distrital junto con la Policía deben abordar seriamente el problema e involucrar a la Procuraduría, la Defensoría y la Personería para que (a) recojan las denuncias, (b) hagan las investigaciones del caso y (c) actúen con el rigor necesario para controlar este cáncer que está afectando la credibilidad de la Policía y los esfuerzos interinstitucionales para garantizar la seguridad.

También y por supuesto, se debe formular una meta de aumento de confianza en la Policía y demás instituciones de seguridad y justicia. La única manera de lograr lo anterior es trabajar y entregar resultados. De nada valen las campañas publicitarias si la ciudadanía no se siente segura ni protegida, y si tampoco confía en las instituciones.

Por otra parte, es esencial fortalecer las organizaciones comunitarias para que colaboren con las autoridades de seguridad, justicia y la Administración Distrital, lleven a cabo la veeduría y controlen a todos los funcionarios, incluidos los policías.

En síntesis; durante los últimos siete años han disminuido los homicidios, pero ha aumentado el número de ciudadanos víctimas de delitos, especialmente de hurtos. O sea que el aumento en la percepción de inseguridad no es gratuito porque la inseguridad realmente aumentó.

Hay que profundizar entonces el trabajo en equipo que vienen realizando el Distrito, la Policía y la Fiscalía e involucrar de veras a las comunidades.

*Sociólogo de la Universidad Nacional y experto en seguridad ciudadana.

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