El Ojo del Halkón Pensar para hablar
Por: Rubén Darío Mejía Sánchez
BOGOTA, 14 de septiembre de 2019 RAM_ Decían los viejos que “en boca cerrada no entran moscas”, y estoy de acuerdo con eso, porque también dicen otros que “quien mucho habla, mucho erra” y eso es lo que está sucediendo en el mundo de hoy, no solo en el mundo político, en del deportivo sino en la vida en general y por eso son los grandes conflictos y mal entendidos.
Vivimos un momento de noticias falsas, en donde cualquiera cree autoridad de decir lo que se le venga en gana o de inventar para hacer mal a los demás, haciendo que los menos informados les crean lo que dicen y que sea por medio de las redes sociales que se divulguen esa cantidad de cosas inexactas que le hacen mucho mal a la humanidad.
Algunas redes sociales han hablado de las medidas que se tomarán o se han tomado para evitar que se ofenda la honra y bienes de los demás y es así como la misma justicia, en nuestro caso, la Corte Suprema de Justicia se haya pronunciado sobre lo que se puede decir y no en estos medios que son utilizados, con tal irresponsabilidad, que han hecho que gente de bien se vea como delincuente ante la sociedad.
Se habla a la ligera en las redes sociales, para decir cosas que no se han confirmado y lo peor es que en mas de una oportunidad, quienes se creen periodistas van diciendo las cosas a la loca, olvidándose que uno de los principios para hacer un buen periodismo es confirmar la noticia y dejar escuchar las dos partes de la misma, para evitar que ésta no sea sesgada.
Si utilizáramos bien las redes sociales para informar sería un gran logro, pero se está usando para hablar mal de las personas, difundir esas noticias falsas y hacer que quienes están equivocados queden como los grandes salvadores del mundo que vivimos y esto lo hacen por lo general quienes los siguen con los ojos cerrados y creyendo todo lo que escuchan.
Pero ahora vengo a lo que vengo y es hablar del punto fundamental en esta columna y es de saber hablar en el momento indicado para después no tener que salir a corregir y que se pierda nuestra credibilidad.
Muchas veces en momentos de acaloramiento, los políticos, los mismos miembros del Gobierno y los deportistas entre otros hablan a las carreras, sin pensar que son personajes públicos y que lo que dicen tiene trascendencia.
Por ejemplo, lo que en un momento de emoción dijo y dice que no dijo el Canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo al hablar en un escenario internacional sobre los desertores de las FARC en el Proceso de Paz y no se sabe si por equivocación metió a quienes de verdad están cumpliendo con lo pactado en ese acuerdo que tiene más enemigos que amigos.
El mismo “Superman” López, una de las figuras del ciclismo nacional e internacional, le tocó presentar disculpas a la gente del Movistar por decir, sin estar seguro lo que dijo al finalizar la etapa 19 de la Vuelta a España.
Vemos también como muchas veces los periodistas cometemos errores al hablar de temas que no conocemos o muchas veces hablar de temas que damos por conocidos, cuando estamos equivocados.
Por decir lo que no es, se han armado los grandes conflictos en el mundo, para que luego solo se diga, como dice el Chavo, que se dijo “sin querer queriendo”.
Da vergüenza ver las intervenciones de algunos Padres de la Patria en el Congreso de la República que se dedican a hablar por hablar y a denigrar de los demás, para que después se les tenga que corregir o hacer caer en cuenta del gran error en el que se han metido. Pero lo que me parece mas grave es que estos políticos no tengan vergüenza de perder su tiempo hablando mal de los demás, haciendo lo que no deben de hacer y si cobrando grandes sueldos, sin tener en cuenta que el pueblo que los ha elegido y que les paga su trabajo por medio de los impuestos, lo que quieren es que trabajen para el bien de todos, mediante buenas leyes y un loable trabajo legislativo.
Encontramos en los diferentes sectores a personas que hablan por hablar, hablan como loros repitiendo lo que escuchan y sin responsabilidad, metiendo en problemas a todos los que le rodean o lo peor, educando mal a las nuevas generaciones.
Todos tenemos una responsabilidad y es saber lo que hacemos y lo que hablamos, pero principalmente quienes son personajes públicos, que están en la mira de otras personas, que sin pensarlo dos veces, hacen lo que hacen por quedar bien con sus seguidos y de esta manera darle fuerza a la polarización, que es uno de los males del mundo actual.
No respetamos las opiniones de los demás, mucho menos lo que piensen y creemos que tenemos en todo la última palabra y eso es lo que nos hace intolerantes, consiguiendo con esto que los conflictos internos personales se hagan visibles en el mundo exterior.
Nota: Que pena que ese pedacito de Paz, que se creía que se había conseguido lo estemos acabando y que la paloma, símbolo de esa paz, este como un ave en extinción en estos momentos, porque nos enseñamos tanto a vivir en el mundo de la guerra que estar en un momento de tranquilidad nos parece aburridor y salido del tema.
Viendo los noticieros, escuchando radio y leyendo algunos periódicos y revistas, me hacía una pregunta como algún expresidente en alguna ocasión, es decir me preguntaba a mí mismo, ¿qué es el país y el mundo que le estamos dejando a nuestros hijos, a nuestros nietos y en definitiva a nuestros herederos? Y tuve que responderme: un mundo de caos.