sábado noviembre 16 de 2024

El técnico Carlos Queiroz tendrá bastante material para examinar sobre el juego que pretende de Colombia

 Rufino Acosta Rodríguez

Bogotá, 16 de octubre_ RAM_El técnico Carlos Queiroz tendrá bastante material para examinar sobre el juego que pretende de Colombia, después de la aparatosa experiencia ante Argelia. No tanto por el marcador de 3-0, duro de todas maneras, como la pobreza que se vio durante los 90+4 en el estadio Pierre-Mauroy de Lila, Francia.

Ni siquiera la humareda de los peligrosos petardos que hizo estallar la afición argelina, se puede tomar como excusa.

Es cierto que Queiroz dispuso siete cambios del plantel que abrió contra Chile en Alicante, pero ello tampoco alcanza, salvo para justificar su decisión de preferir a los centrales Stefan Medina y William Tesillo en función de marcadores. Orejuela y Mojica andan sin ritmo.

Los problemas defensivos, que esta vez también tocaron a David Ospina, desubicado en dos de los tres goles al menos, se agudizaron con los yerros de Oscar Murillo, aunque tampoco Davinson Sanchez puede sacar pecho.

Dos goles en los primeros 20 minutos dieron el campanazo sobre lo que sería el resto del juego.

Colombia había comenzado con algunos chispazos, perdió su oportunidad y empezó a ceder terreno.

La cuota inicial la puso Baghdad Bounedjah a los 15 después de una acción fallida de Murillo, con tiro que puso el balón casi en el vértice del ángulo, lejos del alcance de Ospina. El atacante al servicio del Al-Sadd catarí no tuvo contemplaciones.

Riyad Mahrez, delantero impetuoso del Manchester City, subió la cuenta a los 20 con tiro a media altura que cambió de trayectoria al rozar con Davinson Sánchez y desubicó al portero criollo. Sobre los 65 completaría la dosis, al cabo de una entrada desde el sector derecho y ante la pasividad de la defensa que se limitaba a retroceder.

Colombia, con los relevos apurados al comenzar la etapa final, nunca pudo encontrar el norte y en el transcurso de las acciones se enredó mucho más, hasta el punto de aferrarse a las jugadas individuales que no llegaban a nada.

Fueron episodios para el olvido que por momentos nos trasladaron a viejos tiempos que ya parecían sepultados.

Fue un golpe certero y desde luego aleccionador que debe servir para revisar el rumbo. Colombia perdió en todos los terrenos, en lo físico, en lo táctico y en lo técnico. Ya sabe dónde le duele y debe trabajar para encontrar el remedio.

Quienes se mostraban recelosos y dudaban sobre los planes de olvidarse del talento para hacer énfasis en la velocidad y el ritmo frenético, tal vez empiecen a reclamar réditos. Queiroz tiene trabajo por hacer de aquí a noviembre, cuando vuelvan las fechas FIFA y ya estén más cerca la Copa América y las eliminatorias.

Sobre el grupo convocado esta vez habrá que poner la lupa. Creo que algunos no pasaron el examen y desde afuera hay gente que pide el turno en voz alta.

Es la segunda derrota apenas en doce partidos de la etapa del estratega portugués pero sin duda la que deja más interrogantes y preocupaciones.

Argelia es el campeón de África y tiene sus méritos, aunque no tantos como para zarandear a Colombia de esta manera. Se perdieron los papeles.

Si alguien quiere buscar consuelo y ampararse en el refrito del poco o nulo valor de los juegos amistosos, bien pueda. Con ello en nada cambia la realidad. Todavía falta mucho por recorrer.

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