El Ojo del Halkón Libertad de cátedra
Por: Rubén Darío Mejía Sánchez
BOGOTA, 11 de enero de 2020 RAM_ No puede quedar uno mas que aterrado con los proyectos que presentan algunos “Padres de la Patria”, no sé si por hacerse los célebres, por ignorancia o simplemente, como dice el periodista Gustavo Gómez, es que quieren ocultar algo.
Haciendo un análisis a lo que es el proyecto de ley que regula la enseñanza en las aulas en cuanto a lo que tiene que ver en ideas políticas, nos podemos dar cuenta que estamos mas retrógrados que antes y que ese miedo a la izquierda y al castrochavismo está acabando con el país y mas cuando se hace el papel de “idiota útil” no queda muy bien, como lo que hace el Representante a la Cámara del Centro Democrático, Edward Rodríguez.
Tanto escándalo porque hay profesores tan valiosos, no unos mas que otros, valientes para educar e instruir, que dicen la verdad a los estudiantes y que están formando a los hombres y mujeres del futuro.
El proyecto de ley que cursa en el Congreso de la República y que esperamos contar con Senadores y Representantes responsables, para que en el momento de tomar una determinación en aprobar o desaprobar las ideas de alguien que está obrando erradamente, lo hagan de manera sensata.
No debemos de castrar a nuestros educadores y mucho menos anunciando medidas coercitivas, como suspender por un tiempo, retirar los permisos para que ejerzan y otros tantos, con el fin, como se dice en el argot popular, de callarles la boca y que solo enseñen y digan lo que interesa para el gobierno de turno y para los mismos políticos.
No podemos tapar el sol con un dedo, cuando estamos en un mundo de globalización, en donde si no se da la información adecuada a los jóvenes, éstos se van a dar cuenta de lo que sucede por otros medios y quizá sin orientación pongan en práctica las cosas como no deben de ser.
Considero un acto de irresponsabilidad por parte del Congresista, que ha sido considerado con otros compañeros de su bancada como los más retrógrados de un partido que puede dar ejemplo de cosas buenas y no de limitar las libertades de nadie, simplemente porque se habla de uno u otro líder.
No es nada raro que ahora el Congreso de la República también trate de callar a quienes opinan de manera diferente al Gobierno y a su partido.
Eso de uno hacer oposición dentro del mismo partido, sin fundamentos y solo por hacerlo no está bueno y mucho menos cuando se trata de imponer a la fuerza ideas en donde los ciudadanos se les esté quitando el derecho a expresarse en las manifestaciones públicas, simplemente por el hecho que no nos gusta lo que están diciendo, aunque aclaro que en cuanto a las protestas de los diferentes sectores, estamos de acuerdo que hay que tomar medidas para evitar que no se sabe infiltrados de donde y porqué tratan de violar la ley.
Lo que faltaba, que por medio de un proyecto de ley se fuera a obligar a los profesores para que enseñen solo lo que quieren unos y que otros están esperando conocer, como decía anteriormente porque es mejor tapar que decir las cosas claras y transparentes.
Han pasado tantas cosas en este país últimamente que uno no termina de asombrarse y de preguntar cual es el motivo de todo esto que ha llevado a que reviva la violencia, que no haya confianza, que los ricos sean mas ricos y los pobres mas pobres (aunque los que pagan los platos rotos en este país son los ciudadanos que pertenecen a la mal llamada “clase media”).
Los asesinatos de los líderes sociales son asuntos bastante delicados y no se puede tratar de solucionar el problema en el momento, sino buscar soluciones a largo plazo y lo mejor, buscar donde están los asesinos de los líderes y que la justicia no se quede dormida y castigue a quien tenga que ver, sin importar quien sea, porque uno de los problemas graves de Colombia en este momento, es sin lugar a duda la impunidad.
Que esperar de un país en donde se le ponen trabas a la educación, donde no hay un buen servicio de salud y donde la justicia no es sino para unos cuantos.
Señores Congresistas, póngase la mano en el corazón y piensen, sean concientes que el daño que se hace con cortar libertades a los profesores, sean en primaria, secundaria o educación superior, no lleva a ninguna parte, aunque no debemos de olvidar que para muchos el que el pueblo sea educado es un gran problema y es lo que estamos viendo con el proyecto de ley que nos atañen en este momento.
Sé que hay congresistas que se creen intocables, pero no debemos de quedarnos callados, cuando se trata del futuro de nuestros hijos y nietos, y porque no decirlo, de todos los jóvenes sobre los que caerán la futura responsabilidad del manejo del país.
Nota:
Se está celebrando en este momento la suspensión que se le dio a la empresa UBER, por parte del Gobierno, y lo celebran principalmente los que manejan el transporte de taxi en las principales ciudades de Colombia y salen sus dirigentes a decir que están en condiciones de dar un buen servicio a sus usuarios, cuando no han podido controlar que muchos de su gremio no abusen a diario de los usuarios.
No hay derecho que algunos de los taxistas, de “los amarillitos”, como los llama mi señora, no quieran prestar el servicio a personas mayores, principalmente cuando andan con bastones, con muletas o a señoras que andan con coches para transportar a sus bebes.
No hablo por hablar, sino porque lo he sufrido en carne propia. Les cuento lo siguiente, “un día salí de una cita médica y en el momento de pedir un servicio a un taxi, al hacer el pare, a mi esposa que es mas joven le paró el amable taxista y cuando vio que yo me acerqué, que soy una persona mayor y utilizo bastón para movilizarme, salió volando y no quiso prestar el servicio. Pero mas asombrado me quedé, cuando días después le comenté a otro taxista lo que había sucedido y con tal frescura me contestó, que a ellos no les gustaba prestar el servicio a personas mayores, discapacitados y mamás con bebés; a lo que le pregunté: ¿usted no ha pensado que mañana usted puede estar en la misma situación?”
Está bien que se dé trabajo a los taxistas nacionales, pero que el Gobierno reglamente el servicio de éstos, ya en el país hay una ley por medio de la cual los taxistas deben de ir donde el usuario lo necesite, pero como sucede en este país, las leyes no se cumplen y cada que paran para prestar un servicio, lo primero que preguntan es para dónde va la persona.
No hay que tomar determinaciones a las carreras y conste que no estoy defendiendo ningún servicio por plataforma, sino que estoy pidiendo como ciudadano común y corriente, que se preste un servicio de manera adecuada, que no se abuse con las tarifas y que se respete al usuario y principalmente a las personas como tales.
Bienvenido el servicio de “los amarillitos”, pero con profesionalismo, respeto y honradez.