El Ojo del Halkón El país por encima de intereses
El país por encima de intereses
Por: Rubén Darío Mejía Sánchez
BOGOTA, 26 de enero de 2020 RAM_ No sabemos como es que se dice que Colombia anda muy bien, cuando la verdad es que el tema económico tiene acorralado a un porcentaje muy alto de la población y no es porque se hayan excedido en gastos en las pasadas fiestas, sino que simplemente lo que se gana no alcanza para nada, ni siquiera para pagar las obligaciones con el propio Estado, como son los impuestos.
Parece exagerado lo que está sucediendo en varias regiones del país en donde el pago del predial va a dejar a mas de uno en la bancarrota y ahí si como dijo alguien chistosamente, “aquí se está acabando con la pobreza porque los pobres están quedando en la miseria” y los que medio tienen, es decir los de la clase media no tienen ni siquiera para pagar lo de los colegios, que en este momento se vuelven un verdadero martirio y castigo con el alza en las matrículas y como dice un noticiero de televisión, lo peor son los “útiles inútiles”.
Todo lo anterior es para decir que lo que necesita el país en este momento son dirigentes con conciencia que no estén pensando en lo suyo y en sus intereses, sino en el bien del pueblo y mas si son políticos, porque tienen la gran responsabilidad de responder a quienes los han elegido.
No hay derecho que el Congreso de la República patrocine reformas que van en contra de la ciudadanía, ese ciudadano honesto que creyó en ellos y les dio la oportunidad de estar donde están, esperando un bienestar y solución a sus problemas y no que fueran las armas que apuntaran contra ellos.
El Congreso de la República tiene mucho por hacer en el 2020, un numero que suena supremamente bonito, que se ha puesto de moda y que a todos ya se nos olvidó decir que estamos en el dos mil veinte, porque queda más “play” como dicen los muchachos, decir que estamos en el veinte veinte.
Como sería de bueno que los Honorables Padres de la Patria tuvieran conciencia y en vez de perder el tiempo en hacer leyes que se quedan en los anaqueles del Congreso, porque no son importantes para nada, se dedicaran a trabajar y a aprobar leyes que sí sirvan para ayudar a solucionar tanto problema que existe en todas las regiones del país. Pero es que aquí, para algunos congresistas, es mas importante hacer un homenaje: al morro X, que pensar como presentar leyes que solucionen el problema de la alimentación para la niñez y el mantenimiento de las personas mayores, que son las mas olvidadas en este país.
Cuando se pide por parte del Ministro de Hacienda que debe de apoyarse la opinión de un grupo económico en lo que tiene que ver con los intereses a las cesantías y la eliminación de las Cajas de Compensación, uno se queda mas frio, que las noches en la Sabana de Bogotá.
No sabemos que le pasa al doctor Carrasquilla y mucho menos a los representantes de los gremios, que no quieren pensar y darse cuenta de que esa clase media y trabajadora que se quiere castigar es la que produce el dinero que sostiene el país, contando los intereses de quienes quieren quitarles lo poco que tienen. Solo falta que de hoy a mañana salgan con el cuento que hay que rebajar el sueldo, aunque por ahí no faltó alguien que dijera que el salario mínimo en Colombia era uno de los más altos del mundo.
No se debe de hablar por hablar, y se debe tener caridad y reconocer a quienes de verdad son los motores de la economía y que, a pesar de sufrir las consecuencias, por falta de un transporte digno, una salud a la altura y una justicia efectiva, siguen día a día trabajando, agachando la cabeza, sin decir una sola palabra.
No es bueno que se utilice el Congreso de la República como plataforma de lanzamiento de grandes campañas políticas y principalmente la búsqueda de la presidencia del país; porque estoy de acuerdo que lo hagan, pero cuando hayan cumplido con lo prometido y que sea no muchos años antes, para que todo lo que se haga no sea por un interés, que mas tarde que temprano va a dar los resultados de cansancio, de unos ciudadanos que no creen en sus gobernantes y mucho menos en los políticos.
Se habla de cambios en el gabinete del gobierno del presidente Duque, se especula en los medios de comunicación y en los mentideros políticos, pero a la hora de la verdad, todo el mundo puede quedarse viendo un chispero, porque no hay nada de raro que el Jefe del Estado, por llevar la contraria, respalde a sus colaboradores o nombre a quien menos se creía.
No es que esté rodeado de mala gente, porque hay ministros que han cumplido, mientras que hay otros que no dan bolas para nada, pero que son los que mas respaldo tienen por parte del Ejecutivo.
Este país es bastante raro, se protesta, se pide y se exige, pero muchas veces no estamos en condiciones de pedir y dar y es así como vemos que volvieron las marchas y según dicen se repetirá todos los 21 de cada mes, hasta que el Gobierno cumpla con lo que se le pide (cosa que vemos que no va a llegar).
Pero lo peor es que esas marchas se han vuelto foco de violencia y de oportunidad para que los inadaptados hagan de las suyas, acaben con el comercio y con el patrimonio público sin interesarles que es lo que están haciendo, sino con el fin de figurar, demostrando que el país les importa un bledo y que no exigen, sino que logran oportunidad para sembrar el caos.
Los directivos del paro deberían de hablar con el Gobierno, ser claros en sus peticiones y no pedir lo que no se les va a cumplir y de esa manera no hacer que el ciudadano de a pie, que debe madrugar a trabajar para conseguir el sustento de su familia no les coja pereza, porque muchos ya dicen que están cansados tanto del Gobierno como de los organizadores de las marchas que interrumpen las labores diarias.
Se habla del diálogo como el arma mas fuerte para solucionar todos los conflictos; pero lo que sucede en Colombia es que los diálogos son de sordos y no hablo únicamente en lo que tiene que ver únicamente con el paro, sino en los acuerdos también para evitar la violencia, que está acabando con la poca paz que se vivió en una corta luna de miel, cuando se podía ir sin peligro a las diferentes regiones del país; pero como me comentaba un conductor de transporte público la semana que pasó, que hay sitios en donde ya no se puede vivir, porque los campesinos no tienen como sacar sus productos, porque los conductores y transportadores no quieren ir a esos lugares.
Los asesinatos de los líderes sociales es un asunto muy delicado y no debe de caer el Gobierno en el error de decir que este problema viene de mucho antes, cuando de verdad lo que tiene es la obligación de dar la seguridad a cada persona que vive en el territorio patrio.
Hay mucho para hacer y no estoy de acuerdo con los que dicen que la Paz no tiene enemigos, cuando la verdad es que, si los tiene, pero muchas veces queremos tapar el sol con un dedo y hacernos los de la vista gorda.
Termino diciendo que temblé de decepción, de tristeza y de incapacidad al ver a ese grupo de vándalos que acorralaron a la Policía en las marchas del 21 de enero, a pesar de estar uniformados estuvieron ahí quietos soportando los golpes y los insultos de ese grupo de desadaptados y todo por cumplir un pacto de convivencia firmado por la Alcaldesa Claudia López, una mujer buena que aun cree en los demás y que cree que sin mano dura las cosas funcionan y hay que recordarle a la señora Alcaldesa que en estos casos sucede lo mismo que cuando se castiga y se tiene mano fuerte con los hijos, se pierde autoridad y los malos por lo general son los que ganan la partida.
No hay que quitar al Esmad, hay que reglamentar sus actividades, pero a los violentos no hay que tratarlos con manos de seda, sino con mano fuerte. Hay que recordar que lo que está pasando en este momento es que se ha perdido la autoridad y el respeto, porque no se respeta ni a los gobernantes, ni a los niños, ni a las mujeres, mucho menos a los ancianos y a los hombres de bien, porque se habla de violencia contra la mujer y se olvida que estamos viviendo también una violencia desaforada contra los hombres.
Me dio pesar que entre el grupo de encapuchados y descapuchados, estuvieran jovencitas de trece y catorce años que en vez de estar perdiendo el tiempo sembrando el caos en las calles, deberían de estar en sus aulas de clase y recordando que son el futuro del país y que a la fuerza nunca se obtiene nada.
Esperamos que, con el regreso del futbol profesional, no vuelva la violencia a los estadios, a sus alrededores y a las calles de las ciudades, porque no debemos olvidar que el fútbol es un deporte como cualquiera y cuando se compite se pierde y lo mas importante es que en la vida como en toda actividad, no solo hay que saber ganar, sino también saber perder. No hay que quitarle la vida ni agredir a nadie, porque lleva una u otra camiseta y hay que respetar en los escenarios deportivos, no incumplir los reglamentos, para evitar ver estadios totalmente desocupados en plenos partidos, como lo que le está sucediendo al América de Cali, que los dos primeros encuentros de la liga deben de jugarlos a puerta cerrada, por un grupo de hinchas irrespetuosos que invadieron la cancha en el momento de obtener el triunfo. No voy a decir como mi colega Ricardo Henao Calderón “juego limpio Señores” sino “respeto Señores”.