lunes noviembre 25 de 2024

Los coletazos del Medio Oriente en América Latina

Tras las tensiones entre Irán y los Estados Unidos surge la pregunta sobre qué tanto se moverá el rompecabezas geopolítico de la región. Algunos gobernantes comenzaron a dar pistas.

Por Mauricio Builes*

Editor en CONNECTASHub

Desde mediados de la década de 2000, varios países de América Latina –liderados por Venezuela-, han estrechado relaciones con Irán. A la izquierda, Nicolás Maduro, presidente de Venezuela; a su lado, su par iraní, Hasán Rohuaní. Crédito: Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores

Bogotá, 10 de enero_ RAM_ “Si usted quiere disfrutar de lo lindo, móntese en la bicicleta atómica iraní-venezolana. Hay mucha demanda, son buenas y baratas”. La frase no hace parte de un fake-news ni es el eslogan de una fábrica inventada por el gobierno venezolano. La frase fue pronunciada en 2012 por el fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, al hacer un balance de Fanabi, la fábrica de bicicletas construida cuatro años atrás con apoyo del gobierno iraní.

Fanabi ha sido, tal vez, el punto más pintoresco de una relación de vieja data entre ambos países que ha incluido, entre otros asuntos, cooperación en el ámbito petrolero, comercial y de vivienda. Sin embargo, los vínculos de Irán con América Latina atraviesan las fronteras venezolanas. Desde mediados de la década de 2000, varias naciones del continente han forjado importantes relaciones con la nación islámica. Dichas relaciones han incluido, entre otros asuntos, armamento con Bolivia y Venezuela, energía y petróleo con Ecuador y Venezuela, y finanzas e inversiones con Bolivia, Cuba y Nicaragua. Además, en 2007, Irán se vinculó a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) con el estatus de “observador”, lo cual le abrió aún más el espectro de posibilidades comerciales y de cooperación con estos países.

Por eso, y a pesar de que han variado los protagonistas políticos en ambas regiones y las relaciones con algunos gobiernos se han enfriado, una coyuntura como la actual hace que estas tomen nuevos bríos y se remueva el rompecabezas geopolítico de América Latina.

La última visita diplomática del gobierno iraní por la región fue tan sólo hace siete meses. El ministro de exteriores iraní, Mohamad Yavad Zarif, recorrió distintos países latinoamericanos después de visitar la sede de Naciones Unidas en Nueva York para participar en el Consejo Económico y Social. Venezuela fue su primera parada y desde allí cuestionó “la política desestabilizadora” de los Estados Unidos: “El Gobierno de Estados Unidos, para lograr sus objetivos ilegítimos, está utilizando la presión contra los países, eso que nosotros llamamos terrorismo económico”. La gira también incluyó a Nicaragua y Bolivia donde además de afianzar los acuerdos comerciales, continuó lanzando dardos a la política exterior del gobierno de Donald Trump.

Por tal motivo, no es de extrañar que Venezuela y Nicaragua lideren los mensajes de condolencia por la muerte de Qasem Soleimani, exjefe de la Fuerza Quds iraní y la persona más poderosa de su país después del ayatola Jamenei tras el ataque con dron en Irak por parte de Estados Unidos.

El Ministerio de Exteriores venezolano emitió un comunicado condenando el ataque e indicó que la acción eleva las tensiones en la región. “El Gobierno bolivariano de Venezuela transmite sus sentimientos de condolencias a los pueblos de la República Islámica Iraní y de la República de Irak por las muertes”, expresó.

El gobierno de Nicaragua, a través de su canciller, Denis Moncada, también manifestó sus condolencias y dio un mensaje de solidaridad al país persa. Moncada encabezó, además, una delegación de la cancillería que acudió a la Embajada de Irán en Managua para firmar el libro de condolencias por la muerte Qasem Soleimani. Sorprende, sin embargo, que haya sido un mensaje sin dardos envenenados a la política exterior de los Estados Unidos. Douglas Farah, analista en asuntos de seguridad internacional, dijo en una entrevista a El Confidencial de Nicaragua, que el país está bajo presión económica y política, y eso los obliga a ser más cautelosos a la hora de hacer pronunciamientos.

Argentina, por su parte, hogar de la mayor comunidad judía de América Latina y víctima de los atentados contra la embajada de Israel en 1992 y a la Asociación Mutual Israelita Argentina en Buenos Aires (AMIA) en 1994, también se sintió involucrada en el remezón geopolítico. El presidente, Alberto Fernández, instruyó a su ministra de Seguridad, Sabina Frederic, a que redoble la vigilancia en las embajadas en riesgo. Mientras el canciller, Felipe Solá, señaló en su cuenta de Twitter: “El Gobierno argentino ve con mucha preocupación los recientes acontecimientos violentos en Medio Oriente por sus potenciales consecuencias desestabilizadoras en esa región y en el mundo”.

A propósito de los atentados en los noventa en Argentina, el presidente brasilero, Jair Bolsonaro, dijo a una cadena de televisión de su país que Soleimani tuvo participación en el ataque que destruyó la sede de mutual judía AMIA que causó la muerte de 85 personas. “Nuestra posición es aliarnos a cualquier país del mundo en el combate al terrorismo. Sabemos lo que Irán representa en gran parte para sus vecinos y para el mundo”, dijo Bolsonaro. Y agregó, en referencia a Soleimani: “Era una persona que según informaciones aquí, estaría involucrada en el ataque a la AMIA, aquella entidad judía que existía en Argentina”.

A propósito de la tensión entre Teherán y Washington, el gobierno brasilero, a través de su Cancillería recordó que “el terrorismo no puede ser considerado un problema restricto a Oriente Medio y a los países desarrollados, y Brasil no puede permanecer indiferente a esa amenaza, que afecta inclusive a América del Sur”. Crédito: Palácio do Planalto.

A pesar de que con los días han disminuido las alarmas sobre una Tercera Guerra Mundial, y los mercados no han tenido cambios considerables (el viernes 3 y el lunes 6 de enero, las cotizaciones del crudo subieron levemente, aunque luego se estabilizaron porque el suministro en Medio Oriente no se ha visto afectado), expertos han manifestado su preocupación porque a corto plazo se reactiven los conflictos regionales, quizás a través de “intermediarios”, como dijo el historiador español, Miguel Benito, al periódico colombiano, El Espectador. Es en este punto donde comienza a mirarse con preocupación la histórica alianza Irán-América Latina.

Joseph Humire, director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura con base en Washington DC, es una de las personas que más énfasis ha hecho en sus análisis sobre los riesgos de la influencia iraní en la región y que van mucho más de lo comercial. “Donde sea que veas una empresa iraní, no siempre, pero hay una posibilidad de que tenga una vinculación con la ​Pasdaran (Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica), porque ha incrementado su control sobre la economía iraní en varios sectores: transportación, petrolero, energético, militar, minero, entre otros. Hasta es posible que esas empresas sean una fachada para la ​Pasdaran ​y la Fuerza Quds también”, dijo a medios. No descarta, según declaraciones en redes sociales, que Venezuela sirva de base en el continente para una posible retaliación iraní.

Como se sabe, la verdad es la principal víctima en tiempos de inestabilidad política y tambores de guerra; y por esa misma razón es que toda declaración debe tomarse con pinzas para no generar más ruido o alarmas innecesarias. No han sido pocos los analistas que han afirmado que se trata de una jugada política de Trump ad portas de las elecciones, muy similar a la realizada por Bill Clinton con el ataque aéreo en Irak en 1998. Otros vaticinaron una escalada del conflicto, pero las mesuradas declaraciones del presidente de EE.UU., Donald Trump, tras la respuesta militar de Teherán, han calmado las aguas turbias en el Medio Oriente y en los mercados.

El remezón geopolítico, sin embargo, se sintió y América Latina no ha estado exento de ello, más si se tiene en cuenta la histórica relación entre ambas regiones. Sólo el tiempo dirá si los hechos violentos con los que comenzó el 2020 son la reactivación de una guerra abierta con propósitos electorales o sólo una muestra más de las provocaciones del gobierno estadounidense.

Mauricio Builes*

Comunicador Social – Periodista especializado en Estudios Políticos nacido en Medellín, Colombia, donde fue corresponsal para la Revista Semana. También trabajó como editor de los portales VerdadAbierta.com y Pacifista.co. Fue, además, Jefe de Comunicaciones y Prensa del Centro Nacional de Memoria Histórica y del Museo de la Memoria Histórica de Colombia. También ha sido docente de periodismo en varias universidades de Medellín y Bogotá. Actualmente es editor en CONNECTAS.

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