martes noviembre 26 de 2024

ACH advierte que América Latina se enfrenta a «una crisis de hambre sin precedentes»

En Perú, por ejemplo, han vuelto las «ollas comunes» que desaparecieron en los años 90

Europa Press

Madrid, 16 de julio_ RAM_ América Latina se enfrenta a «una crisis de hambre sin precedentes», debido a la «tormenta perfecta» que forman la pandemia de coronavirus y sus consecuencias socioeconómicas en unos países que ya vivían una «situación compleja» antes de que llegara la COVID-19, según ha alertado Acción contra el Hambre (ACH).

«Latinoamérica se enfrenta a una crisis de hambre sin precedentes como consecuencia de la pandemia», ha dicho la jefa de ACH para la región, Benedetta Lettera, en un encuentro virtual con otros responsables de la ONG en el subcontinente americano.

Lettera ha explicado que América Latina está ante «la tormenta perfecta, con una gran crisis sanitaria acompañada de una crisis socioeconómica, pero con una situación de base que ya era compleja antes de la pandemia».

De acuerdo con recientes informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), a cierre de 2020 el número de personas en situación de pobreza se incrementará en 45,4 millones, por lo que el total sería ya de 230,9 millones, lo que supone casi el 40 por ciento de la población de la región.

ACH ha recordado que, «tras años de avances progresivos hacia la erradicación del hambre en la región, en 2019 registró el mayor incremento global de prevalencia de la inseguridad alimentaria, y las estimaciones muestran que para 2030 habrá 67 millones de personas que sufrirán hambre» por la pandemia y otras crisis.

Ollas comunes y trapos rojos

En Perú, por ejemplo, que ya es el quinto país del mundo y el segundo de América Latina más afectado por el coronavirus, «miles de familias pasan días sin comer», por lo que han vuelto las «ollas comunes entre vecindarios, que no se organizaban desde los años 90, cuando el país padecía una grave crisis económica».

Además, en los casos más extremos las familias peruanas han llegado a «recorrer kilómetros pidiendo alimentos», ha contado la directora de Acción contra el Hambre en Perú, América Arias, de acuerdo con un comunicado difundido este jueves.

Arias ha explicado que la nación andina ya tenía a un 20 por ciento de la población en situación de pobreza que sobrevivía gracias a los empleos informales y que ahora, sin posibilidad de trabajar por el confinamiento, «estas personas, que ya eran vulnerables, se han encontrado en unas condiciones extremadamente complicadas».

«Solo en Lima, un millón de personas, no solo de la clase popular sino también de la clase media, han sufrido inseguridad alimentaria», ha subrayado. La dieta de los hogares ha cambiado, reemplazando alimentos más nutritivos y caros, como lácteos, carnes y fruta, por otros más baratos y con mayor contenido de grasas saturadas, ha ilustrado.

En el caso de Colombia, –ha comentado la directora adjunta de la ONG para el país, Pilar Medina– «hay una preocupación importante por la pobreza oculta, que afecta a las clases medias y que pronto podrían precipitarse a situación de pobreza, y por los sistemas de salud, que están bajo enorme presión para responder a la crisis sanitaria».

Medina ha llamado la atención sobre la situación de los niños, dado que con el cierre de los colegios muchos se han quedado «sin esa ración de alimentos que recibían». A medida que se han ido clausurando escuelas se han multiplicado los trapos rojos en ventanas que indican una «necesidad imperiosa de ayuda», ha apostillado la ONG.

Desnutrición en Centroamérica

Acción contra el Hambre ha avisado además de que «la desesperanza crece día a día en Centroamérica porque el número de casos de coronavirus se incrementa y las consecuencias golpean con fuerza a la población más vulnerable».

«La pandemia ha provocado un aumento en el número de niños con desnutrición aguda, ha paralizado exportaciones y ha incrementado el número de trabajadores informales, que ya suponen el 70 por ciento de la fuerza laboral» en Guatemala, ha resumido el responsable de ACH para Centroamérica, Miguel Ángel García.

Como nota positiva, García ha destacado que las remesas aumentaron en junio, a pesar de que se esperaba un fuerte descenso de las mismas, gracias a la solidaridad de los migrantes que viven en Estados Unidos.

«Las remesas en Guatemala suponen la principal fuente de ingresos del país y en este último mes han alcanzado los 2.000 millones de dólares, lo que ha permitido que la población guatemalteca no caiga en una situación de vulnerabilidad más extrema», ha valorado.

En este contexto, ACH ha adaptado su respuesta de emergencia a las necesidades de cada país. En Perú, ha distribuido 40.000 kilos de alimentos donados desde el sector privado e instituciones peruanas y participa en campañas informativas sobre la COVID-19. En Colombia, sigue con especial atención el estado nutricional de los niños en las zonas de frontera, entre otras cosas. Y, en Centroamérica, también distribuye alimentos y kits desinfección e higiene.

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