Ateos contra Marianos
Por Augusto León Restrepo
Manizales, 31 de julio_ RAM_ Hay hechos que vuelven cada tanto, que nos llevan a pensar que somos incorregibles. Hace unos tres años, el Ministro de Salud de ese entonces en el gobierno de Santos y hoy Rector de la Universidad de Los Andes, en Bogotá, Alejandro Gaviria, en un reportaje dijo textualmente: «Yo soy ateo, respetuoso. Soy producto de lo que he leído, de lo que he vivido, la forma como concibo el mundo, pero me gusta la espiritualidad. Pienso que es importante para los humanos tener el sentido de la trascendencia».
Este 9 de julio, el Presidente de la República de Colombia Iván Duque Márquez, en un Twitter de su cuenta personal y no de la Presidencia, expresó: «Respetando las libertades religiosas de nuestro país y en clara expresión de mi fe, hoy celebramos los 101 años del reconocimiento a nuestra Virgen de Chiquinquirá como patrona de Colombia. Todos los días en profunda oración le doy gracias y le pido por nuestro país».
Al Ministro Gaviria los deístas le soltaron la jauría, encabezados por el hoy nuestro Embajador ante la OEA, Doctor Alejandro Ordóñez Maldonado, precandidato presidencial, Caballero de la Virgen, confeso lefebvrista y confeso antisantista. Ordóñez se le vino, cargado para tigre, y entre otras cosas le dijo que muy bueno que hubiera salido del closet al manifestarse ateo, que así «queda claro el por qué este gobierno promueve la cultura de la muerte (sic) (?)», que Colombia es un país creyente y que por eso no merece ministros ateos y que el manual de ateología del ministro no debe seguir rigiendo la salud de los colombianos. Me quedó sonando aquello de que yo soy ateo, respetuoso. Muy similar a lo de Iván Duque: yo soy Mariano pero respeto las libertades religiosas de los demás.
Pues en Cali, un abogado, Víctor David Aucenon Liberato -vaya nombrecito que se gasta- no tan conocido como el Dr. Alejandro Ordóñez, le «metió» una tutela al ciudadano presidente Iván Duque, porque este en su Twitter privado se declaró Mariano, devoto de la Virgen en su advocación de Virgen de Chiquinquirá y el jurisconsulto consideró que, con esa declaración de su fe religiosa, había retomado su investidura de Presidente y atentado contra la entronizada Constitución y la separación de las iglesias y el Estado, principio este vertebral y piedra angular de nuestro pacto social.
La sala primera de decisión laboral del Tribunal Superior de Cali le dio trámite y en providencia que ya hizo curso a ser famosa por su inanidad, por su constitucionalismo a ultranza, por su fanatismo laicista, tanto o más peligroso que el fanatismo religioso, decidió que Iván Duque Márquez, como por arte de magia, se transforma de inmediato de ciudadano a Presidente cuando trina en su cuenta particular y con ello agrede maliciosamente ( el Presidente antepone antes de su piadosa adhesión a su patrona católica, que lo hace «respetando las libertades religiosas de nuestro país y en clara expresión de mi fe») a quienes no creen en la Virgen ni nada que se le parezca y realiza proselitismo en favor de un credo específico. Y ordena el Tribunal a Iván Duque que en un término perentorio debe retirar el Twitter que dio origen a que el aparato judicial moviera sus oficiantes y destinara funcionarios y tiempo en defensa de la estructura institucional del Estado.
Cuando leí y oí los debates en torno a este caso, me dije que iba a pasar por alto el referirme a semejante bobería, igual que cuando Alejandro Gaviria hizo público su ateísmo, pero caí en la redada de dedicarle esta columna que ya está muy avanzada y que voy a concluir. Recordé que con lo de Alejandro Gaviria me ocurrió lo mismo y terminé escribiendo sobre el asunto.
Busqué en los archivos de Eje 21 y me encontré con la siguiente parrafada, que viene como guante a la mano, para terminar este escrito de ahora: » La mezcla de la religión y la política es tan letal y aún más como la de la dinamita con el uranio. Puede resultar una bomba atómica… Yo insto a que nos enfrasquemos en la política. Propongamos soluciones para lo de la vida terrenal… enfrentemos sin tregua la búsqueda de las respuestas a la desigualdad, a la corrupción, a las inequidades, a las injusticias, a la violencia…no dejemos que los bizantinismos ni las cortinas de humo tapen lo que nos agrede…Dejemos que cada quien solucione lo de la salvación de su alma…o que pregone su nada existencial…». Al fin y al cabo, todos vamos para el mismo corona virus, agregaría al día de hoy.