Ministro de Defensa de Colombia pide perdón por abusos policiales, continúan las protestas
Por Luis Jaime Acosta y Oliver Griffin
BOGOTÁ, 11 septiembre (Reuters) – El ministro de Defensa de Colombia pidió perdón el viernes por las violaciones y abusos cometidos por los policías comprometidos en la muerte de un hombre que recibió sucesivas descargas eléctricas con una pistola paralizante, lo que desató una ola de protestas que dejan 13 muertos y cientos de heridos.
El presidente Iván Duque dijo que todas las muertes serán investigadas rápidamente y que no se tolerará ningún abuso por parte de las fuerzas de seguridad.
Las manifestaciones comenzaron el miércoles después de que Javier Ordóñez, de 46 años, murió en una clínica tras haber sido sometido por la fuerza por dos policías con un taser, pese a que en varias ocasiones les pidió «por favor, no más» mientras recibía descargas eléctricas, un hecho que quedó grabado en un video difundido por las redes sociales.
«La Policía Nacional pide perdón por cualquier violación a la ley o desconocimiento de los reglamentos en que haya incurrido cualquiera de los miembros de la institución», dijo en una declaración el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo.
Las protestas se han concentrado en la capital Bogotá, la vecina Soacha y con menor intensidad en otras ciudades como Medellín y Cali, según las autoridades, que han reportado más de 400 heridos entre civiles y policías, la destrucción al menos 60 estaciones policiales y el incendio de vehículos de servicio público.
El ministro aseguró que los dos policías implicados en la muerte de Ordóñez, que fueron separados de sus cargos y serán retirados de la institución, enfrentan cargos por abuso de autoridad y homicidio.
Trujillo anunció que otros cinco policías fueron suspendidos de sus cargos mientras son investigados por el caso de Ordóñez.
La policía dijo que Ordóñez, padre de dos hijos, estaba consumiendo licor en una calle del occidente de Bogotá con algunos amigos, en una violación de las normas de distanciamiento vigentes para contener la expansión del coronavirus.
Protestas por tercera noche consecutiva
Pequeños grupos de personas se reunieron el viernes para protestar por tercera noche consecutiva en Bogotá, pero algunas marchas terminaron en enfrentamientos con la policía que lanzó gases lacrimógenos en respuesta a ataques de algunos manifestantes.
«El pueblo no se rinde» gritaron unos 200 manifestantes que marcharon hacia el norte desde la céntrica Plaza Bolívar.
«No es un secreto que la policía viola el poder que tiene», dijo la estudiante de psicología Susana Marín, de 24 años. «Me siento insegura, no me siento protegida, no me siento orgullosa de mi Policía Nacional».
Siete personas de entre 17 y 27 años murieron al recibir disparos en Bogotá durante las protestas del miércoles, según la Alcaldía Mayor, mientras que el Gobierno Nacional reportó tres muertes más esa misma noche en Soacha.
Otras tres personas murieron el jueves en la noche en Bogotá, incluida una mujer que fue arrollada por un autobús de servicio público robado por manifestantes durante las protestas, informó la policía.
El ministro de Defensa aseguró que los actos vandálicos y de violencia en los que han sido destruidas e incendiadas instalaciones policiales, autobuses y locales comerciales obedece a «una acción coordinada y sistemática».
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, que acusó a la policía de disparar indiscriminadamente contra los manifestantes y de uso desproporcionado de fuerza, se reunió con el presidente Duque, y después con el procurador general, Fernando Carrillo, encargado de investigar a los funcionarios públicos.
El mandatario aseguró en su programa diario de televisión sobre la pandemia de coronavirus que habló con familiares de algunas de las víctimas de las protestas.
«Trabajaremos rápidamente para que los hechos en los cuales sus seres queridos fallecieron puedan tener no solo el esclarecimiento sino la sanción ejemplar», afirmó Duque.
La muerte de Ordóñez podría alimentar la indignación generalizada contra la policía, duramente criticada el año pasado después de que un adolescente que protestaba murió tras ser herido con un proyectil de gas lacrimógeno disparado por un oficial de una unidad antidisturbios.