Llega el cine incluyente a Colombia con el We Cam Fest
Por Daniela Mendoza
Agencia ANADOLU
Bogotá, 26 de noviembre_ RAM_ Este jueves inició de manera virtual el We Cam Fest en Colombia, un festival de cine que es el resultado de la alianza entre las ONG Fundación Cirec y Cine Social, con el objetivo, no solo de revelar la lucha de la población que tiene algún tipo de discapacidad, sino que cuenta con la participación directa en el rodaje y producción de esa porción de colombianos que, muchas veces, son ignorados.
En entrevista para la Agencia Anadolu, Cristhian Ossa, director de la Fundación Cine Social, explicó que esta primera edición del We Cam Fest se logró después de años de investigación y trabajo de la mano de personas con discapacidades, con el objetivo de “contar de una manera un poco más profunda cuáles son las enormes diferencias que existen en la sociedad colombiana y particularmente entender cuál es la participación de las personas con discapacidad en los procesos culturales, sobre todo en este ejercicio”.
Su nombre viene de las palabras en inglés We Can (nosotros podemos), cambiando la N por una M, para hacer alusión a las cámaras. Es un mensaje de inclusión que va más allá del lenguaje, Ossa señala que, más allá de hablar desde él, la, o le, “realmente ser incluyentes sería poder aplicar la lengua de señas colombiana como una lengua obligatoria para comunicarnos con el otro porcentaje de esa gran población sorda del país”.
En esta línea, el We Cam Fest exhibe contenidos cinematográficos realizados por personas con discapacidad o en torno a esta, y para lograrlo, Cine Social formó a unas 90 personas con diferentes discapacidades, desde las cognitivas, hasta las de movilidad, baja audición, visión o ausencia de ellas.
De acuerdo con Ossa, esto es lo que hace único al festival, el hecho de que quienes los acompañaron pudieron rodar con ellos y producir además los contenidos cinematográficos.
Para el director de Cine Social, lo importante de este proceso de pedagogía es que “enseñar a hacer cine no es enseñar a hacer la técnica sino aprender también cómo contamos una historia”.
Uno de los contenidos producidos por Cine Social de la mano de la población con discapacidad es La Cima, que cuenta la historia de Wilmar Marulanda, un atleta paralímpico que desde corta edad tuvo un accidente y perdió una de sus extremidades, pero logró convertirse en ciclista paralímpico y ha competido en diferentes mundiales paralímpicos de ciclismo apoyado por la Fundación Cirec.
La historia de Marulanda es inspiradora porque destaca “la capacidad del ser humano en muchos aspectos: en la conformación de la familia, de la imagen que tiene de sí mismo, de los retos que asume personalmente, y habla de esa capacidad y del camino a la cima, y dónde está el disfrute que está en ese rico ruido de las circunstancias que nos presenta la vida”, dijo Ossa.
La Cima está compitiendo en más de 60 festivales de cine del mundo y ya tiene 6 nominaciones importantes en Rusia, China, España, India, Chile y Croacia.
Por otra parte, otra de las películas que están próximas a estrenarse es Mineland, que se centra en seis sobrevivientes de minas antipersonales en Colombia. “Es una historia que venimos hilando hace 4 años con ellos desde la participación en una película y cómo podemos hablar de memoria y de resiliencia”, destaca Ossa.
“Es la capacidad de entender el país en el que estamos desde seis visiones diferentes. Personajes relacionados al Ejército, a la Policía, la sociedad civil… a diversas personas que nos podemos encontrar en un conflicto como el que tenemos en este país y cómo a la final es la misma mina la que atenta contra nuestra existencia y contra nuestro territorio”, expresó Ossa y agregó que la película brinda datos que muchos colombianos desconocen, como que el país es la segunda nación con más minas en el mundo después de Afganistán.
Uno de los protagonistas de Mineland es Enrique Pérez, exinfante de marina, quien perdió sus piernas en 2007. “Perdí mis dos extremidades inferiores en Montes de María, en San Jacinto, Bolívar, por artefacto explosivo improvisado y de ahí mi vida cambió totalmente”, dijo en entrevista con la Agencia Anadolu.
En medio de su proceso de recuperación, Enrique conoció a los miembros de Cine Social y hace cuatro años empezó a trabajar de la mano de ellos para participar en la creación de Mineland.
“Es toda una película para mí, es muy interesante. Es muy hermoso haber compartido y haber realizado todo este trabajo (…); es bonito hacer cine, era algo que yo no tenía la más remota idea de cómo funcionaba, pues ellos se tomaron ese trabajo de capacitarnos porque en años anteriores nosotros tuvimos la oportunidad con Cine Social para que nos capacitaran en cuanto a todo el tema del cine”, detalló Pérez sobre su experiencia de los últimos cuatro años.
Para Enrique, la importancia de Mineland recae “en que ver a alguien que produce cine en unas condiciones como las nuestras deja mucho que decir a la sociedad. Tenemos desafortunadamente una sociedad que desconoce una parte de ella, que son aquellos que por alguna causa hemos adquirido una condición de discapacidad”.
El exinfante de marina espera “que la sociedad mire que tiene muchos miembros que por alguna causa han tenido una situación como la mía y solo les pedimos que nos permitan expresarnos libremente, que nos den una participación, que nos ofrezcan la oportunidad de seguir soñando, de seguir viviendo”.
Cristhian Ossa invitó a los colombianos a participar en el festival que se extenderá hasta el 3 de diciembre, en el que se proyectarán más de 40 contenidos audiovisuales de 23 países del mundo, destacando que “según la ONU, el 10% de la población mundial actualmente es población con discapacidad. Entonces, si uno se pone a ver esa gran torta de la humanidad, es un porcentaje importantísimo, es una inmensa minoría que existe y que requiere atención”.
“La discapacidad es la única minoría a la cual todos podemos pertenecer”, señaló Ossa y agregó que, por esta razón, este es un tema que debe ponerse en la discusión de las políticas públicas, no solamente desde el Gobierno, sino hacia la sociedad misma para pensar cómo nos entendemos con el otro.