martes noviembre 19 de 2024

La Liga de las Abejas, un proyecto que busca la construcción de paz y la conservación ambiental en Colombia

La Liga de las Abejas, un proyecto que busca la construcción de paz y la conservación ambiental Cultivo de abejas durante la época de la pandemia en Viani, departamento de Cundinamarca, Colombia, el agosto 10 de 2020. (Juancho Torres – Agencia Anadolu)

Por: Diego Carranza

Agencia ANADOLU

Bogotá, 20 diciembre_ RAM_ Una causa importante de la participación de las poblaciones campesinas en actividades ilegales en Colombia es la falta de oportunidades en sus territorios.

En aquellas zonas donde no hay presencia del Estado y que además han sido fuertemente afectadas por la presencia de grupos al margen de la ley, las alternativas para los jóvenes son pocas: si tienen la posibilidad de estudiar o emplearse en algo, lo hacen. Pero si no, hay una tercera opción, a veces la única, que tiene que ver con las actividades de microtráfico, los cultivos considerados de uso ilícito o la vinculación a los grupos al margen de la ley.

Esta es la realidad para millones de jóvenes del campo colombiano que, ante la falta de oportunidades, migran a otras zonas del país a buscar un destino incierto o caen en este círculo inmerso en la violencia.

Para evitar ello, en octubre de 2019, un grupo de diez jóvenes rurales del corregimiento de Guaymaral, en la subregión de los Montes de María (en el Caribe colombiano), creó la Liga de las Abejas.

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Se trata de un proyecto productivo que además de dar una solución a dicha problemática y generar un sustento económico para la población local, también busca la protección de las abejas, una especie indispensable para la seguridad alimentaria en el mundo entero.

Mara Salcedo, estudiante de administración de empresas y líder social de los Montes de María, hace parte de la Liga de las Abejas. Esta joven, que también es representante de la Asociación de jóvenes Emmanuel-Guaymaral y organizaciones de esta zona del país, habló con la Agencia Anadolu sobre la importancia del proyecto.

“Todo parte de una necesidad. Nosotros nos organizamos en Guaymaral y empezamos a ver ciertas necesidades que tenían los jóvenes y la comunidad y no sabíamos cómo suplirla”, cuenta Salcedo.

Justamente, viendo esta “necesidad” que tenían las comunidades locales para subsistir y de los jóvenes de tener ingresos económicos, una vida estable, de poder quedarse en su territorio, fue que nació la iniciativa.

Según Salcedo, “la idea es construir una barrera, un muro, y salvaguardar” su territorio “generando conciencia social, trabajando con la comunidad, con los jóvenes, y que ellos no vean como una opción la violencia y la guerra, sino que tengan oportunidades”.

La joven activista asegura que otro aporte que querían hacer a la comunidad y a la región tiene que ver con el aporte ambiental que brindan las abejas con la polinización y el beneficio que esto trae a los campesinos.

Según explica Salcedo, la polinización de cultivos a través de los seres vivos más importantes del planeta (según afirmó el año pasado el Instituto Earthwatch) aumenta la producción en gran medida. Además, su gran valor radica en que, de cada 100 productos alimenticios, 70 dependen de su función de polinizadoras.

Durante los primeros 14 meses de la Liga de las Abejas, se ha trabajado en la estructuración de todo el proyecto, en buscar aliados y en la gestión de recursos.

Los esfuerzos han dado como resultado preliminar un primer apiario con 60 colmenas. Pero la meta son 120.

Desde el punto cero, la Liga de las Abejas recibió el apoyo de la Fundación Planeta Rural, una organización no gubernamental que de la mano con “las juventudes rurales promueve el fortalecimiento de las capacidades de los territorios y brinda soluciones innovadoras que hacen frente a los problemas de insuficiencia alimentaria, migración rural, deterioro ambiental y pobreza rural”.

Nazly Ortiz Daza, directora de Planeta Rural, le contó a la Agencia Anadolu que la idea de esta iniciativa era crear “un negocio social a partir de la producción de miel”.

“¿Qué es social? Que las utilidades del negocio van a ser reinvertidas en la misma comunidad para la superación de la pobreza (…) y en programas sociales de empoderamiento que necesitan los jóvenes para lograr una visión más empresarial”, señala.

Pero además, dichas utilidades se pueden usar para medir el impacto que representa para las familias aumentar sus ingresos y para dar ese “acompañamiento que necesitan para que puedan seguir sus vidas allí (en sus territorios) sin la necesidad de migrar, como por ejemplo, terminar su colegio, universidad, etc.”.

“La idea con este tipo de ejercicios es que los jóvenes encuentren una alternativa legal, productiva y contarles que hay otras opciones que ellos podrían tener para lograr una vida digna sin necesidad de estar en actividades ilegales. Es también una cuestión de prevención”, subraya.

Al resaltar la importancia de promover y apoyar esta clase de iniciativas, la directora de la ONG recalca que la paz es algo que se construye en el mediano y largo plazo: “Están apuntando a fomentar un clima para la paz, y sobre todo en estas zonas, pues se empiezan a hacer visibles en las otras comunidades que están alrededor de Guaymaral. Los jóvenes empiezan a ver que sí se puede salir adelante, tener una vida digna en su territorio, con este tipo de alternativas”.

Y desde el punto de vista ambiental, destaca que el cuidado de las abejas es algo muy importante porque gran parte de los alimentos cultivados que consumimos son polinizados por ellas.

“Sabemos que las abejas están en riesgo y qué bonito es que se sigan promoviendo estos cultivos de abejas, porque así nos seguimos beneficiando todos, ya que al final nos favorecemos todos porque estamos hablando de un tema de seguridad alimentaria”, agregó Ortiz.

La Liga de las Abejas ha logrado recoger recursos a través de plataformas tanto en Colombia como en el exterior y ha recibido el apoyo de diferentes organizaciones como la Fundación Compaz, fundada por el expresidente y Nobel de Paz colombiano Juan Manuel Santos, y del Nobel de Paz de Bangladesh, Muhammad Yunus.

Aun así, los coequiperos de la Liga siguen buscando apoyo y recursos para que su idea logre llegar a otras zonas del país y evitar que la violencia acabe con las pocas oportunidades y tranquilidad que aún existen.

Por ahora en Guaymaral, la situación está en calma, no ha habido presencia de grupos ilegales, amenazas o algo similar. No obstante, otras zonas de los Montes de María, integrada por 15 municipios, han sufrido un recrudecimiento de la violencia a pesar del Acuerdo de Paz que firmó el Gobierno de Santos con las desmovilizadas Farc en 2016.

Hay que recordar que debido al conflicto armado, las últimas tres décadas dejan en la región de Montes de María un gran número de masacres y más de 158.000 víctimas de desplazamiento masivo provocado por la antigua guerrilla, paramilitares, narcotraficantes y el Estado, según una investigación presentada en mayo de este año ante la Comisión de la Verdad.

“En nuestro municipio podemos trabajar en paz con nuestros jóvenes, pero ¿qué pasa con los jóvenes de otros municipios? Ha habido reclutamiento, amenazas. Esto nos preocupa porque si ya llegó allá, acá fácilmente puede llegar”, lamenta Mara.

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