domingo noviembre 17 de 2024

Educación de cara a la realidad

30 enero, 2021 Educación, Opinión

Por: Jairo Franco Salas

Muy a pesar que nuestro país – Colombia, tiene el privilegio de ser el primer ente territorial ubicado al norte de la América del Sur, bañado por dos océanos, Atlántico y Pacífico, dotado de nevados, exuberantes cuerpos hídricos a saber ríos, lagunas, todos los tipos de climas; además, de tener una posición estratégica en el contexto geográfico con disimiles etnias, presenta el más índice de atraso en materia de calidad educativa y por ende un evidente rezago en gestión de desarrollo social.

Hoy por hoy Colombia con más de 386 universidades, gradúa a jóvenes profesionales en pregrado, maestrías y doctorados para conducir taxis y motos y otros para ingresar al muro rígido de la inoperancia y del ocio, incorporando al país como referente en subdesarrollo y parálisis económica. Comparando con la educación que se da en el viejo continente, Europa, Medio Oriente y Oriente, nos ubica en un status de verdadera vergüenza en el contexto universal.  Por ello es mucho lo que podemos emular de Japón, Singapur, Suecia, Finlandia, Alemania y otras regiones, donde el proceso de enseñanza y aprendizaje, se constituyen en ejemplo de evolución y fortaleza por su acertado y funcional sistema educativo, liderado y ejecutado a las necesidades de cada lugar.

Esto conlleva a criticas reflexivas que nos permiten afirmar que el ideario del Ministerio de Educación de Colombia debe partir de la necesidad de pensar y actuar sobre la misión y visión de articular esfuerzos con énfasis en lineamientos que propicien reformar y transformar el modelo educativo en el país.  Avanzar en lo posible en la expansión de propuestas y estrategias de cara a impulsar la ejecución de proyectos, planes, programas y acciones que permitan un cambio cualitativo y cuantitativo, supeditado a las necesidades del momento.

Es ahora, el momento en el cual la institucionalidad en Colombia está obligada a un serio compromiso de continuar y potenciar la lucha constante y permanente en el roll del magisterio como sujeto activo y emprendedor; hacedor de la historia.  Las alternativas del gremio docente deben mirar hacer una organización fuerte y representativa en cualquier país del mundo y precisamente como prioridad esencial, su misión en el campo educativo es consolidar la ruta académica y pedagógica del gremio docente.

Si hay fortaleza y preparación en este ente, desde luego que los educandos se enmarcaran en el sendero de la excelencia.  Conforme al criterio de expertos en materia educativa, el imperativo ético del Ministerio de Educación Nacional, o el Estado es proseguir los logros alcanzados en el pasado y fortalecer la unidad del gremio docente; reto ese, que no puede ser inferior al talante, corajudo y enérgico de quienes desde la época de los 60 y70 trabajaron por avanzar dentro de un gesto histórico, valioso y trascendental, que resume su esencia en mejoramiento de la calidad educativa como prioridad crucial.

De qué sirve a Colombia, ser rica en materia de hidrocarburos, para ponerlos a disposición a las grandes potencias, prácticamente somos el patio del desarrollo.

Preguntamos: ¿Hasta cuándo tendremos que seguir este subdesarrollo? Bajo estas circunstancias es urgente y necesario enseñar e implementar metodologías educativas ajustadas a estas necesidades, no de relleno. Por ello es vital fomentar y socializar un variado marco de diseño en el pensum académico para que resulte una sociedad más educada, más lineal y practica; dirigido en la integración de las necesidades de cada región. En virtud a todas estas falencias el Estado colombiano debe emprender un acertado camino focalizado a potenciar el roll de la educación como un ente articulador hacia el saber y el desarrollo.

Estamos de acuerdo que en materia educativa deben salir a la palestra propuestas que transformen la educación en un saber práctico, que guíen la construcción colectiva de la igualdad y la justicia social; ya que esta debe conseguirse como el escenario de cambio, transformación y desarrollo en el contexto universal.

En síntesis, la realidad es que Colombia requiere una educación para atender, aprender y aplicar, no materias y programas de relleno; tengamos en cuenta que la educación bien estructurada y dirigida, conduce a la paz y al desarrollo.

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