Inseguridad, pandemia, desempleo y estafadores
Fusagasugá, 21 de abril _ RAM_A las pérdidas económicas y el desempleo por favor sumarle la inseguridad, la pandemia y los estafadores.
Sí, además de la campante inseguridad en todo el país, por la acción de los delincuentes colombianos ahora apoyados por bandas de sujetos venezolanos que las autoridades señalan como extranjeros, resulta que el ciudadano corriente tiene que cuidarse al extremo de la pandemia del coronavirus y sus consecuencias económicas como el desempleo y además de las bandas de estafadores que existen por doquier.
Resulta que ahora se conoce el sistema de estafa ejecutado por individuos que piden en préstamo, a amigos y hasta personas que acaban de conocer, determinada suma de dinero que cancelan en forma cumplida y posteriormente vuelven y logran otro préstamo y ese nunca lo pagan; por lo general estos estafadores afectan a personas con sumas de dinero que no son millonarias.
En esta actividad delictiva los estafadores prefieren a gente con medianos ingresos y su fuerte, según algunos afectados, son pensionados y personas que frecuentan sitios populares; por eso a estos delincuentes se les califica como timadores cascareros.
Las autoridades investigan una banda de estafadores que actualmente delinque, mediante la última modalidad expuesta, en los departamentos de Huila, Tolima y algunas poblaciones de Cundinamarca.
Claro que podemos afirmar que debemos tener mucho cuidado con otras modalidades de timadores que en forma frecuente buscan personas incautas, ambiciosas o que, en forma muy simple, confiada y hasta sin mayores garantías facilitan su dinero y hasta sus bienes.
Indiscutiblemente las más conocidas modalidades de estafas son las pirámides, el popular cuento del «tío, tío» que, según las autoridades, lo hacen delincuentes desde las cárceles colombianas y al cual muchos creen y caen; además, existen muchos timadores que ingresan a nuestras direcciones de correo electrónico para ofrecernos millonarias sumas de dinero por herencias, fondos que han abandonado en entidades bancarias y hasta participaciones en premios de loterías.