Jugar con la cabeza
Por Esteban J.
Bogotá, 20 de abril _ RAM_Aunque inquietante el panorama del Once Caldas, quiero enfrentarlo sin agresividad en los comentarios, sin exigir lo imposible, o imponer como “dueño” (no lo soy), para evitar que el efecto profundo de la caída, cause mayores estragos, especialmente en impaciencia y violencia.
Consciente de que el futbol no solo se valora desde los goles y las estadísticas. Subyacen otros aspectos como la seriedad de los planes, su alcance y, sobre todo, la ambición para competir.
No se celebra un córner, ni se aplaude un esporádico buen pase, una llegada electrizante sin gol, o un cabezazo al palo como único aliento en un partido… es conformismo. Ni satisface, o cierra una herida, un triunfo sin presión, como el último, ante el alicaído Medellín.
Es hora de identificar la ideología de juego de Lara, todavía es confuso, sin entrar al campo de las justificaciones. De salir de los futbolistas incorporados por la influencia del empresario que engañó con su fantasioso proyecto de compra venta del club. Que llegaron buscando refugio en sus decadentes carreras y no como solución.
De contratar a conciencia, de acuerdo con las necesidades.
De mezclar veteranos con juveniles para arroparlos en su crecimiento, con una ideal relación con el juego y la pelota, como nos gusta, aceptando que no habrá cotizadas adquisiciones por falta de chequera.
De impulsar los nuevos valores, sin espejismos.
De buscar futbolistas y no estrellas, que sean capaces de competir, que sepan ganar. De ponerle el ojo al gerente deportivo, de templar la disciplina y de mirar de nuevo al extranjero para seleccionar futbolistas, a bajo costo (Como Galván), de rendimiento reconocido. Anónimos llegaron muchos.
De rastrear talentos en otros lugares, ante el debilitamiento de las divisiones menores.
Ni impongo ni exijo. Pido. Frente a oídos sordos ni los gritos ser escuchan.
Nota al margen: Cuanto lamento la muerte de Marcelo González, el exitoso entrenador de natación de Caldas. Además de maestro, fue mi amigo. Solidaridad sentida para los suyos. Esteban J.