domingo noviembre 17 de 2024

Por una verdadera formación educativa

Por: Jairo Franco Salas         

Santa Marta, 11 de abril _ RAM_ Sin una verdadera educación que llene vacíos, corrija fallas, con contenidos de calidad, inclusiva y equitativa para todos, que conlleve a oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida el país no logrará superar el atraso institucional que ha padecido.

Preguntamos: ¿Educándonos que encontraremos? La educación sin duda alguna nos brinda oportunidades para un adecuado desempeño de nuestras vidas, logrando para nosotros y nuestras familias bienestar. El ser humano requiere educarse; además, de una necesidad básica, es un derecho inherente para formarse y desempeñarse. De allí que el Estado tiene la obligación de garantizar a todos sus ciudadanos sin excepción aprovechar el sistema educativo que adopte. La cobertura no es la suficiente, en sí, la requiere el país y como lo hemos manifestado en otras oportunidades con programas y materias de relleno no se corresponderá a las exigencias de la sociedad. La educación requiere ser modernizada, actualizada. ¿Si esos son los egresados, que decir de los que quedaron en el camino?.

Los retos del educador en la actualidad son la incorporación de soportes digitales, los cambios y nuevos programas o profesiones que exija la sociedad y el educando, que no será lo mismo un egresado del mismo programa hace veinte años al que se graduó hoy; aquí encontramos un precario adelanto, casi que paquidérmico. Al educando hay que ponerlo a pensar, pero el déficit en los temarios se mantiene, cuando los estudiantes quieren asimilar, aprender más. Siendo así, la evaluación de docentes con alguna continuidad deben proponerla los estudiantes para bien de la institución a la cual pertenecen. La sociedad espera mejores profesionales día a día y los alumnos mejores docentes en su formación educativa; éste es un gran reto, un verdadero desafío al cual el Estado no le presta la debida y oportuna atención.

Traigo a colación mi época de estudios superiores, cuando escuchaba a profesores: “no más preguntas, investiguen en la biblioteca”; “el cinco es para el libro, el cuatro para mí, ustedes no superaran el cuatro”; “o esa pregunta que me hacen es de otro tema”, esquivándola. Me acordaba de esos pretextos, cuando fui por varios semestres docente universitario, subsanando ese déficit en la transmisión de la materia, entendiendo, que hoy el educando exige más; de allí que el docente en cualquier centro educativo, primario, secundario, universitario… no debe dejarle vacíos al estudiante, ser evaluado y corregido como estudiante y no como profesional, dejando mala impresión de la institución que egreso.

Ante estas vicisitudes contrarias, que afectan la formación educativa el Estado colombiano debe emprender, focalizar y potenciar el roll de la educación como un ente articulador hacia el saber transformador en verdadero desarrollo, social; una sociedad educada. Para lograr una calidad educativa se requiere de alianzas estratégicas, profesores capacitados, calidad en los materiales de enseñanza e infraestructura y motivación para que el estudiante aprenda. La finalidad de la educación es infundir sabiduría; la cual consiste en saber usar bien nuestros conocimientos y habilidades,

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