domingo noviembre 17 de 2024

EDITORIAL GUSTAVO GÓMEZ

Gustavo Gómez Córdoba 

Bogotá, 11 de junio _ RAM_Ayer recibimos una de las lecciones más duras, pero también más valiosas, en estos 45 días de duro aprendizaje. Nos la dio a todos los colombianos Nelson Alarcón, ejecutivo de Fecode y miembro del Comité Nacional de Paro.

Fecode, recordemos, es la Federación Colombiana de Educadores, una organización sindical gremial que reúne docentes al servicio de la educación pública en Colombia, organizados en 33 sindicatos regionales y uno nacional.

Los conocemos, los apreciamos, los respetamos. Y no hablo solo de los colombianos, sino de Caracol Radio, pues aquí, no solo los entrevistamos cada tanto y les hacemos seguimiento informativo permanente a través de nuestros periodistas y espacios, sino que emitimos su publicidad desde hace años, incluso la que llama a la desobediencia civil, figura que no necesariamente coincide con los derroteros de esta casa periodística. Y lo hacemos precisamente por eso, porque no existe periodismo del «lo que me gusta»; no existe periodismo de «solo aquello en lo que creo». Existe solo el periodismo donde nadie sobra.

Pero ayer sentimos un baldado de agua fría que aún nos corre por la espalda. Hablo de las declaraciones de don Nelson Alarcón, en el sentido, primero, de reconocer que no representan los intereses de los muchachos que están en las calles inspirados por la genuina idea de transformar al país. No son sus voceros. Eso, para empezar, nos lleva al terreno ya transitado de dudar si el gobierno está dialogando con quienes realmente ejercen representatividad y pueden ayudar a resolver la delicada crisis social y económica que hoy cumple mes y medio, y amenaza con hundir al país.

Lo siguiente que don Nelson Alarcón nos reveló, es que su móvil, su inspiración, es mantener una situación de largo aliento para adelantar una campaña política, de carácter proselitista, para llegar a urnas y hacerle frente al uribismo, al Centro Democrático, al partido de gobierno, y conquistar esa cumbre traicionera que es poder.

El poder, sí, esa manzana envenenada que tantos han mordido en este país y que es responsable de buena parte de nuestra tragedia nacional… manzana que ahora prueba el gremio de los educadores públicos, en un nocivo escenario de matrimonio soterrado entre la política y la educación.

Comete el representante de Fecode y miembro del Comité Nacional de Paro un despropósito que no es menor: atenta contra la transparencia de los reclamos sociales y da pasos sobre las arenas movedizas de la política. Se rajan quienes representan la educación pública y dejan sobre la mesa de diálogo, sobre el pupitre de lo público, unos intereses ocultos que ahora emergen para recordarnos que en este país siempre podemos superarnos en estulticia, en ausencia de transparencia y, también, en el cultivo de aquella maleza que es la promoción de agendas ocultas.

Profesores: es hora de darnos una lección algo más digna y no promover la mala educación. Es momento de no traicionar a los jóvenes que salieron de sus aulas a las calles. Es día de asumir, con grandeza, el reto de decir la verdad, presentar excusas, recomponer el paso y no dilatar más el regreso a las aulas, cuando brillan desde la oscuridad los que, estamos tentados a pensar, son reales motivos para no hacerlo. Como se dice coloquialmente, ¡no hagan paro! No caminen más por el borde del abismo… sobre todo cuando van tras ustedes cientos de miles de muchachos que educaron en la verdad y la ética.

Porque si fueron a sus aulas a aprender solo matemáticas y geografía, los que vamos a perder el año, y el país, somos todos.

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