Monseñor Alirio López y su apuesta pastoral por los barristas de Bogotá
Por Paola Calderón Gómez Barras
Bogotá, 16 de junio _ RAM_La arquidiócesis de Bogotá, confirmó el deceso de Monseñor Alirio López, reconocido miembro del clero capitalino y recordado por su preocupación pastoral por los jóvenes; circunstancia que lo llevó a liderar diversas iniciativas para eliminar la violencia de los escenarios deportivos, particularmente en los estadios de fútbol.
Monseñor Alirio López confiaba en el potencial de los jóvenes. Superó la estigmatización clásica que ronda a los miembros de las barras, esos jóvenes apasionados por sus equipos, dispuestos a hacer lo que sea por defender el trapo, situación que eventualmente los lleva a actuar con violencia, olvidando que todos estamos en libertad de optar por uno u otro equipo y eso no nos hace enemigos.
La relación que Monseñor Alirio construyó con los jóvenes fue como dicen los barristas de aguante, es decir, a prueba de todo y como los verdaderos hinchas él los acompañó en las buenas y a pesar de las malas, porque confiaba en ellos.
Escuchar antes de juzgar
Entre 2001 y 2008, Monseñor Alirio López estuvo al frente del proyecto con el que pasará a la historia y permanecerá en la memoria de los barristas bogotanos: “Goles en paz “. Trabajando en la localidad de Ciudad Bolívar conoció de primera mano las necesidades de los jóvenes, las causas de su violencia y aquellos elementos que podían incidir positivamente en su transformación.
Fue así como gestó espacios dedicados al esparcimiento, el deporte y la ocupación del tiempo libre a través de la generación de empleos para los jóvenes barristas. Sin olvidar que logró lo imposible, sentar a los miembros de las dos barras más aguerridas en Bogotá, la de Millonarios y Santa Fe, para conocerse, escucharse, hablar y emprender proyectos juntos, porque a la final todos eran jóvenes con sueños y expectativas similares.
Los frutos de las actividades propuestas por Monseñor Alirio López se materializaron en una visible reducción de las riñas entre miembros de las barras y la posibilidad de que las hinchadas regresaran al estadio El Campín a disfrutar de la fiesta del futbol en un ambiente de convivencia deportiva.
Estos procesos de formación e inclusión de los jóvenes, así como la valoración de su potencial le permitieron a Monseñor López articular a las entidades de la ciudad con proyectos como la Mesa Distrital de Barras, lo que aseguró recursos y espacios para inculcar en los jóvenes el sentido de superación, la tolerancia, la responsabilidad y la autoestima.
Armas por comida
Hincha de millonarios y consciente del porte de armas como problemática, Monseñor Alirio López organizó jornadas de desarme entre los barristas. Dos mil armas cortopunzantes entregadas por los jóvenes fueron cambiadas por mercados y luego fundidas para fabricar cucharas; acciones pensadas para suscitar en ellos la reflexión sobre aquello por lo que vale la pena luchar y los alcances de las armas que lejos de proteger exponen el bienestar del ser humano.
Fruto de todas estas actividades quedó el monumento por la vida y el desarme ubicado en el parque Tercer Milenio en el centro de Bogotá, la escultura del maestro Héctor Lombana en la que tres niños lanzan al aire una docena de palomas, simbolizando a los doce apóstoles y que ahora nos permitirá recordar el ideal de Monseñor Alirio López, jóvenes formados dispuestos a lograr sus ideales con trabajo y libres para disfrutar del deporte.
Hoy el Arzobispo de la capital colombiana Monseñor Luis José Rueda Aparicio, los Obispos auxiliares, el Consejo Episcopal, el clero y los fieles de la arquidiócesis de Bogotá, presentaron sus condolencias a la familia, También se unieron las entidades distritales y las directivas de los equipos y por supuesto, los miembros de las barras. Todos se unieron en oración para dar gracias a Dios por la vida de este hombre que fue ejemplo de una Iglesia en salida, comprometido con la pastoral urbana sin temor a enfrentar los desafíos de la pastoral juvenil representada en las barras.
Su vida
Monseñor Alirio, nació en Bogotá el 19 de julio de 1954. Se formó en Filosofía y Teología en el Seminario Mayor de Bogotá. Se ordenó sacerdote el 22 de mayo de 1983. Obtuvo el título de Especialista en Bioética de la Universidad El Bosque (2001) y el 21 de octubre de 2008, el Papa Emérito Benedicto XVI lo añadió a sus capellanes.