miércoles noviembre 20 de 2024

¿Por qué había militares retirados colombianos en Haití? Expertos dicen que suelen ser mercenarios

La policía de Haití presentó a los medios a los sospechosos del asesinato del presidente Jovenel Moïse. REUTERS

Por Luis Jaime Acosta y Julia Symmes Cobb

BOGOTÁ, 9 jul (Reuters) – Los militares colombianos altamente capacitados que terminan sin empleo y pocas oportunidades tras su jubilación son tentados con frecuencia para ejercer su oficio en el extranjero como contratistas privados, desde Yemen hasta Irak, dijeron el viernes oficiales del Ejército y expertos.

Al menos 17 militares retirados colombianos se encuentran entre los sospechosos del magnicidio esta semana del presidente haitiano Jovenel Moise, muerto a tiros a primera hora del miércoles en su casa a manos de lo que las autoridades de la nación caribeña describieron como grupo de asesinos extranjeros.

El asesinato sumió a Haití en una profunda confusión en medio de las divisiones políticas, el hambre y la violencia generalizada de las bandas.

Los casi 60 años de conflicto interno de Colombia han proporcionado un prolífico campo de entrenamiento para los militares.

Para los que han sido entrenados como parte de las unidades de élite contra el terrorismo, la jubilación puede llegar a los 40 años, dejando a muchos con modestas pensiones y poca idea de qué hacer después.

«El reclutamiento de militares colombianos para ir a otras zonas del mundo como mercenarios es un tema que ha venido de tiempo atrás, pero realmente no hay ninguna norma que lo prohíba, que lo impida», dijo a periodistas el comandante de las Fuerzas Militares, general Luis Fernando Navarro.

«Sencillamente son incorporados, son reclutados y hay una cantidad importante de militares colombianos, por ejemplo, en Dubái», explicó.

Emiratos Árabes Unidos se convirtió en los últimos años en un importante cliente de los exmilitares colombianos, enviándolos a luchar contra los hutíes respaldados por Irán en Yemen, junto a combatientes de Panamá, El Salvador y Chile, según Sean McFate, investigador principal del Atlantic Council y profesor en Georgetown y la Universidad de Defensa Nacional.

Los latinoamericanos cobran una fracción de lo que ganan los exmilitares estadounidenses o británicos, pese a que ganan hasta cuatro veces sus antiguos salarios, escribió McFate en un informe de 2019.

Reclutados por la experiencia

Navarro dijo que con los militares retirados del servicio activo se inicia un proceso un año antes de que abandonen las filas, en el que reciben capacitación laboral en algunas áreas, pero el Ejército no lleva un control de sus actividades una vez salen de la institución.

Los colombianos suelen ser reclutados como mercenarios «por toda su experiencia», dijo a Reuters el comandante del Ejército, general Eduardo Zapateiro.

«Muy lamentable porque los preparamos para otras cosas, mucho mejor», aseguró el oficial.

Los militares colombianos con experiencia en contrainsurgencia y antiterrorismo urbano o que han recibido entrenamiento en países como Estados Unidos e Israel son generalmente los elegidos para el reclutamiento, dijo una fuente militar a Reuters.

Todos los jóvenes colombianos están obligados a hacer el servicio militar durante un año en el Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada o en la Policía Nacional, aunque los que asisten a la universidad y pueden pagar una cuota quedan exentos.

El convertirse en soldados de tiempo completo puede ser uno de los pocos trabajos formales disponibles para quienes provienen de entornos pobres, especialmente de las zonas rurales más afectadas por el conflicto.

El trabajo está mal pagado, es peligroso y supone estar lejos de la familia, así como enfrentarse a la desconfianza hacia las Fuerzas Armadas en lugares donde los soldados han sido acusados y a veces condenados por violaciones a los derechos humanos.

McFate dijo que, aunque empresas estadounidenses como Blackwater siguen siendo los contratistas militares privados más conocidos, decenas de excombatientes de otros países están imitando ahora a los proveedores estadounidenses.

«Cada día surgen nuevos grupos militares privados de países como Rusia, Uganda, Irak, Afganistán y Colombia. Sus servicios son más robustos que los de Blackwater, ofreciendo mayor poder de combate y la voluntad de trabajar para el mejor postor con escasa consideración por los derechos humanos», escribió McFate en el informe.

«Son mercenarios en todo el sentido de la palabra», afirmó.

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