miércoles diciembre 18 de 2024

Herido, no muerto…

Por Esteban Jaramillo Osorio

Bogotá, 13 de septiembre _ RAM_ Está en crisis de liderazgo el Once Caldas, con incapacidad para disimular con futbol y resultados, lo que los dirigentes en su encierro deciden, originando un alto nivel de confusión.

Siempre, desde la cúpula, se ignoraron las advertencias sobre malas inversiones en jugadores y entrenadores de discutida capacidad, dándole vuelo a empresarios sin decencia al recomendar. La tendencia a buscar cantidad y no condiciones al competir, con tanta ingenuidad.

Conocer de futbol no es solo darle patadas a un balón.

Los equipos, como el Once Caldas, sobreviven y aspiran, eligiendo futbolistas con presente y futuro y no con pasado, que le rindan al equipo en la cancha y no a los entrenadores en el banco.

Los planes de contingencia no pasan por los arrebatos de los directivos, levantando la voz.

Los líderes se conocen en las desgracias, aceptando los errores que cometieron, corrigiéndolos con serenidad, sin precipitud, para conducir con habilidad la situación.

Es útil el pensamiento ajeno cuando se discrepa con respeto y conocimiento.

Lara es responsable en lo que se vive y se vivió. Sembró mal y por eso su salida. La presidencia también, porque le dio largas a un proceso equivocado que denigra de la historia, e indigna a los aficionados.

Que vergüenza el último lugar, consecuencia del capricho de llevar la contraria o asesorarse mal. No siempre, el dirigente, tiene la razón.

No hay herramientas mágicas en Diego Corredor, el nuevo entrenador. Se le pide una transformación futbolística, física y mental, en dos semanas de trabajo, como componedor de un desastre que heredó. La nómina no la confeccionó.

Trata, sobre la marcha, de definir el equipo, de identificar los males, de armonizar el grupo y convencer con su idea de juego.

Mejoras en el rendimiento se apreciaron en el último partido, sin pasar por alto puntuales errores defensivos, que malograron el triunfo. Fueron muchas las ocasiones para definir, fruto del buen trato al balón, a pesar del impresentable estado de la cancha.

De futbol, decimos, sabemos muchos… Y ni de futbol sabemos. Pero, como soy hincha fiel, veo herido al equipo, pero no muerto. Esteban J.

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