lunes noviembre 18 de 2024

Chile elige presidente entre el líder de la ‘generación sin miedo’ y un conservador que promete ‘restaurar el orden’

Varias personas emiten su voto en un centro electoral durante la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, el 21 de noviembre de 2021. (Cris Saavedra Vogel – Agencia Anadolu)

Emma Jaramillo Bernat   |

BOGOTA, 18 diciembre,2021_ AGENCIA ANADOLU_ El pasado 21 de noviembre Chile sorprendió con el resultado de la primera vuelta presidencial. El país que había vivido un estallido social sin precedentes en octubre de 2019 y que había encendido una chispa de inconformismo que se propagó por la mayor parte de la región, ahora daba como ganador al candidato de la derecha: José Antonio Kast, con el 27,9% de los votos. En segundo puesto quedaba Gabriel Boric, con el 25,8%.

Ahora, este domingo 19 de diciembre, los chilenos tendrán que elegir entre los extremos en la segunda vuelta de las elecciones, pese a que en los últimos días ambos candidatos han ido suavizando sus discursos, acercándose más hacia el centro, para convencer a los indecisos. De ellos depende el futuro del país.

Y es que, aunque las encuestas han mostrado al izquierdista Boric como ganador de la segunda vuelta, la muestra semanal más reciente de la empresa Cadem -que se consultó del jueves 9 al viernes 10 de diciembre y que no se puede divulgar en Chile, pero a la que han tenido acceso varios medios de comunicación- apunta a que la diferencia parece haber ido acortándose y a que cualquier cosa puede pasar.

Chile está dividido entre quienes buscan el cambio, representado por Boric, en un país con uno de los mayores índices de desigualdad, y quienes buscan mantener el orden, encarnado en la figura de Kast, en medio de un aumento de la violencia y la criminalidad; además, el tema del narcotráfico ha pasado a ser en los últimos años un tema de interés nacional.

Los chilenos se mueven en un dilema: no se oponen radicalmente al capitalismo, ya que este modelo les permitió a grandes sectores salir de la pobreza y acceder a mejores servicios en las últimas décadas, pero están buscando reformas profundas que permitan diluir las fallas del sistema y mejorar la calidad de vida de la población, sobre todo en los temas de pensión, educación y salud.

En ese sentido Boric, de 35 años, y quien se postuló bajó la alianza Apruebo Dignidad, conformada por el Frente Amplio y el Partido Comunista, propone fortalecer los derechos básicos, defender a las minorías y abogar por la igualdad de género y la libertad sexual.

Kast, de 55 años y del Frente Social Cristiano, en cambio se presenta como la opción para restaurar el orden tras las protestas masivas y para defender los valores tradicionales, así como para garantizar el libre mercado, con una mínima intervención por parte del Estado.

Muchos aseguran que Kast reivindica el legado del dictador Augusto Pinochet y le han conferido un aire similar al del presidente de ultraderecha de Brasil, Jair Bolsonaro, aunque algunos analistas consideran que se trata de una caricaturización.

También le reclaman el pasado nazi de su padre. De hecho el periodista Mauricio Weibel reveló el documento oficial que demuestra que su padre, Michael Kast, no solo militó en el partido nazi sino que se ofreció de forma voluntaria.

Pero Boric tampoco ha estado libre de polémicas. Al candidato izquierdista le recuerdan una denuncia de acoso que se remonta a 2012, en la que se le acusa de acciones que se relacionarían con «miradas lascivas» o «comentarios sexistas»; señalamiento que adquiere mayor gravedad teniendo en cuenta que su campaña busca encarnar principios feministas.

Boric afirma que nunca ha acosado a una persona, pero reconoce que a lo largo de su vida sí ha hecho comentarios machistas, los cuales asegura que tras un ejercicio de introspección hoy considera inaceptables.

Así como vienen los señalamientos, que han sido utilizados por ambos para desestimar a su contrario en los más recientes debates, también han surgido padrinazgos que buscan darles el empujón final.

Pese a que el expresidente socialista Ricardo Lagos, que entre el 2000 y el 2006 gobernó el país, había sido un crítico de Boric, ahora le muestra su respaldo y argumenta que sus desacuerdos se deben meramente a diferencias generacionales. Boric hace parte de la llamada «generación sin miedo», aquella que «conoció el horror de la represión por relatos y escritos, no en primera persona como los mayores».

Además, Boric cuenta con el apoyo de una de las figuras más importantes de Chile: la expresidenta del país y ahora alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien expresó a través de un video que votaría por el candidato de Apruebo Dignidad, declaración que provocó la molestia oficialista, desde donde la acusan de «intervencionismo».

Kast, en cambio, apela a la figura de Patricio Aylwin, el primer presidente de la democracia, de quien destaca que “tuvo que llevar un Gobierno autoritario a una democracia plena, y ahí se jugó buena parte de estos 30 años. Fuimos un modelo para el mundo y hay que recuperar eso”.

El próximo presidente, además, deberá acompañar el proceso democrático más importante de la historia reciente de Chile: la redacción de una nueva Constitución, tarea en manos de una Asamblea paritaria, con participación indígena, de tendencia progresista y con una mayoría de izquierda radical.

Lo cierto es que una vez más un país latinoamericano vuelve a quedar atrapado entre la derecha y la izquierda. O quizá no se trate de quedar atrapado, sino de una evidencia de la pérdida de confianza en las posturas intermedias.

En Chile, sin embargo, parecen instalarse semillas que luego se propagan, tal como sucedió en el 2019 con su estallido social; de modo que el mundo observa con atención, ya que los resultados de estas elecciones podrían ser la antesala de lo que sucederá en el resto de la región.

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