«Con Santos dibujé la paz, con Duque he dibujado más la muerte» : Matador
Irene Escudero
Bogotá, 26 mar (EFE).- Con aspecto de un cerdo que se ha ido refinando con el tiempo, el dibujante colombiano Matador ha retratado durante casi cuatro años al presidente Iván Duque, a quien define, en una entrevista con Efe, de «tan supremamente malo» que ha sido más fácil «caricaturizar a alguien que es un completo idiota».
«Realmente el caricaturista no es el que hace la caricatura, la caricatura la hace la propia víctima», define Julio César González (Pereira, 1969), que firma como Matador las viñetas que publica en El Tiempo, y que considera que realmente «dibujar a un buen presidente sería muy difícil».
Ahora hace un diagnóstico del Gobierno de Duque, que finalizará el próximo 7 de agosto cuando asuma el ganador de las presidenciales, en «Colombia, cuatro años después» (Aguilar), donde recoge buena parte de las viñetas publicadas en su mandato.
Sus viñetas, cuando Duque aún estaba en campaña, comenzaron con dibujos de un cerdo, de la mano de su «papá», el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), que se inspiran en un meme de Porky y en la concepción que popularmente vincula al presidente colombiano con una nariz de cerdo.
«Se convirtió en un referente popular para dirigirse al presidente», reconoce, pero con el tiempo -y la petición de una señora de que al menos le pusiera ropa- lo «estilizó» y le dejó con traje y la característica nariz. Ahora cree que se ha convertido en un jabalí.
«Es como una especie de jabalí que quiere atacar con toda a la democracia. Y ojo, que el jabalí es un animal que viéndose acorralado, puede matar a las personas», subraya.
Gobierno de la muerte
En sus viñetas, la paloma de la paz que tanto ha dibujado y que es uno más de sus personajes, aparece aplastada en los zuecos de Duque, ahogada por eso que dijo alguien del uribismo de que iban «a hacer trizas la paz» que firmó el Gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018) con la extinta guerrilla de las FARC.
Es una de sus grandes críticas a Duque: «haber tratado de acabar con el proceso de paz que ya cumplió 5 años». Los resultados, según explica, han sido más de 300 firmantes de paz asesinados, «las masacres se cuentan por montones» y un país «quebrado» por la corrupción.
«Ellos se comprometieron a hacer trizas la paz», recuerda, y pone un ejemplo que refleja su punto de vista y lo que vive el país: «En el Gobierno de Santos yo dibujaba mucho la paloma de la paz; en el Gobierno de Iván Duque, he dibujado mucho más la muerte».
Por ello cree que «el gran legado y lo mejor que ha hecho Duque es que como es tan supremamente falto de cojones, ha logrado que la gente le coja rabia y ha logrado enterrar al uribismo», como ha pasado en las últimas elecciones legislativas en las que el partido Centro Democrático perdió muchas curules en el Congreso y no tendrá candidato propio en las presidenciales.
La mascota de Uribe
De hecho, Uribe es otro de los grandes protagonistas del libro, el mentor, el «padre» de Duque, a quien se le acerca y quien le enseña cómo gobernar.
Uribe con una marioneta de Duque en la mano llamándole «mi vicepresidente eterno» o el expresidente alzando al «cerdito» en brazos cuando ganó las elecciones en 2018 o incluso sobre sus carnosos lomos exclamando: «¡volveremos a la Casa de Nariño!»
«Duque, a diferencia de los demás candidatos del uribismo, no era un títere, sino que era una mascota, porque Álvaro Uribe Vélez lo tuvo cerca de él, analizándolo enseñándole trucos para que se convirtiera en el desastre de presidente que es hoy en día», asegura.
Matador se encontró con Duque en el acto de conmemoración de los 5 años del acuerdo de paz que se celebró en la Jurisdicción Especial para la Paz, y el presidente le tendió «una mano fría como una pezuña», que le retiró en cuanto se dio cuenta que era quien le había estado caricaturizando todo el tiempo en el principal diario del país.
Ahí se dio cuenta, dice, de que era «un tipo sin carácter»; «realmente es un tipo muy malo, muy malo», insiste.
Las amenazas
Pero tener un lápiz sin escrúpulos le ha valido ya no solo críticas y malas miradas del Gobierno, sino amenazas reales de la misma cúpula del Ejército y de su comandante, el general Eduardo Zapateiro.
«Hace cuatro años me empezaron a llegar amenazas de muerte a raíz de haber dibujado a Duque como un cerdo y de ser crítico con el uribismo», relata, pero hace justo año y medio descubrió, gracias a un «hackeo» en una web gubernamental, que algunos mensajes que recibía eran directamente del general Zapateiro.
«Tenía mi número personal y me enviaba mensajes», dice asustado. Presentó la denuncia a la Fiscalía y hasta ahora no ha habido ningún avance; «es peligroso porque con los militares es a otro precio», reconoce.
Vive con escoltas y sabiendo que «en un país como estos, a usted lo pueden matar en cualquier momento» le ha hecho replantearse si publicar algunas imágenes.
Se acuerda de Jaime Garzón, un periodista y humorista al que asesinaron en 1999, y en su familia, pero dice que hay algo que «a pesar del miedo, le ayuda a uno a seguir adelante». EFE