15 años sin los once diputados del Valle asesinados por las FARC
Ovidio Castro Medina
Bogotá, 17 jun (EFE).- El conflicto armado de Colombia ha tenido capítulos que por su crueldad marcaron al país, uno de los cuales fue el asesinato en cautiverio de once diputados secuestrados por la entonces guerrilla de las FARC en el suroeste, crimen del cual se cumplen este sábado 15 años.
El 11 de abril de 2002, un comando de las FARC se tomó en Cali las instalaciones de la Asamblea del departamento del Valle del Cauca y secuestró a 12 diputados. Cinco años después, el 18 de junio de 2007, Colombia enmudeció al conocer que esa guerrilla había asesinado a once de ellos. El único sobreviviente fue Sigifredo López.
El día del secuestro también perdieron la vida un policía que vigilaba el edificio, un camarógrafo que cubría la noticia y el conductor del carro que lo transportaba.
«Fue uno de los (casos) más graves que nos ocurrieron en la guerra. Le pido perdón al país y a los familiares de las víctimas por el dolor tan grande que les causamos. Ellos fueron secuestrados y murieron en nuestro poder», dijo el desmovilizado Héctor Julio Villarraga en una diligencia ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en diciembre de 2020.
Trato inhumano
Villarraga, que fue comandante del Frente 60 de las FARC, relató ante la JEP y los familiares de las víctimas la forma cómo fueron trasladados los diputados secuestrados, entre mayo de 2002 y 2007, por las montañas de los Farallones de Cali y las selvas del Pacífico colombiano.
Los políticos fueron sometidos a caminatas de hasta 12 horas por la selva, a una alimentación precaria, a las inclemencias del clima y fueron encadenados a sus camas o árboles como un método de castigo.
Dijo, además, que en 2007 cada diputado tenía un guardia asignado a su alimentación, transporte, vigilancia y para fusilarlo en caso de un intento de rescate militar, fueron esos guerrilleros los que ejecutaron a los 11 rehenes.
Villarraga narró también cómo fueron los últimos momentos de vida de los once diputados, que fueron asesinados al creer los guerrilleros que el Ejército los había emboscado por una «extraña incursión» de un combatiente de otro frente de las FARC.
«Pensé que el compañero de ese frente había desertado y nos había llegado con el Ejército Nacional porque disparó contra nuestra guardia», agregó Villarraga, y añadió que los diputados murieron al recibir ráfagas de tiros durante un minuto.
Así eran
El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) elaboró perfiles de los diputados asesinados para lo cual contó con la ayuda de familiares y amigos de las víctimas.
De Alberto Quintero Herrera dice que «es la historia de un hombre que estuvo a punto de convertirse en sacerdote». A Fabio Arismendy lo define como «un avezado músico y abogado, que lideraba la orquesta de salsa ‘La Sabrosura'», mientras que de Carlos Charry dice que era un matemático, contador y político pragmático, que trabajó por el deporte y la tercera edad.
Pese a su corta edad, 32 años, Francisco Giraldo fue un líder de las juventudes liberales que quiso cambiar la política en el Valle del Cauca. De Edison Pérez, quien sufría una discapacidad visual, recuerda que compartía todo lo que tenía, aún estando en cautiverio.
A Juan Carlos Narváez, entonces presidente de la Asamblea, se le recuerda por ser un apasionado por los debates filosóficos y políticos, mientras que Rufino Varela fue un gran conocedor de la problemática rural.
A Jairo Hoyos la familia lo recuerda porque durante el secuestro fue el soporte espiritual de sus compañeros, en tanto que a Ramiro Echeverry lo caracterizaba su pulcritud y eficiencia, mientras que a Nacianceno Orozco lo destacan por su liderazgo y a Carlos Barragán por su labor en el sector del transporte.
Caso aparte es el de Sigifredo López. A él la Fiscalía lo detuvo en 2016 porque lo investigó por su presunta responsabilidad en los delitos de homicidio, perfidia, y toma de rehenes, como si hubiera sido cómplice. Estuvo 90 días en prisión domiciliaria y luego el Estado tuvo que indenmizarlo.
«Su relato, y el de su familia, es el de un hombre que se convirtió en el triunfo de la esperanza: del secuestro pasó a la cárcel; pero de ambas logró salir victorioso», dice el CNMH. EFE