Cannabis medicinal para aliviar el dolor de las mascotas en Colombia
Colombia se convirtió en uno de los primeros países en autorizar el uso de marihuana medicinal para animales luego de que el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), que es la autoridad sanitaria y de inocuidad agroalimentaria, otorgara la certificación para la elaboración de tratamientos de cannabis para uso veterinario. EFE/ Luis Eduardo Noriega ARCHIVO
Hugo Penso Correa
Barranquilla , 18 jul (EFE).- A Romo, un bóxer barcino, le recomendaron hace 4 años que lo mejor, después de que lo atropellaron, era «dormirlo», pero ahora gracias a un tratamiento de cannabis este perrito ha conseguido mejorar su calidad de vida.
Colombia se convirtió en uno de los primeros países en autorizar el uso de marihuana medicinal para animales luego de que a finales de mayo el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), que es la autoridad sanitaria y de inocuidad agroalimentaria, otorgara la certificación para la elaboración de tratamientos de cannabis para uso veterinario.
Esta decisión, según expertos, abre una gran cantidad de posibilidades de mejorar la calidad de vida para las mascotas afectadas por problemas articulares, de epilepsia, ansiedad por separación, enfermedades inflamatorias, dolor crónico, enfermedades neurodegenerativas y enfermedades autoinmunes.
En muchos casos la única opción que quedaba para evitar el sufrimiento del animal era lo que en los humanos se denomina eutanasia y que para los llamados “seres sintientes” se le dice “ponerlos a dormir”.
Romo es un bóxer barcino de ocho años que en 2019 fue atropellado por una camioneta cuando salió al parque a pasear con su dueña. A raíz del accidente la recomendación que le dieron a Marta, su propietaria, era “dormirlo” porque por su columna rota viviría el resto de su vida agobiado por fuertes dolores que le impedirían andar libremente.
En ese momento, Marta no aceptó la recomendación y hoy el tratamiento de cannabis le ha permitido a Romo mejorar su calidad de vida y acompañar a su propietaria a más caminatas por el parque, ahora sí, con la correa puesta.
