Clarke ganó la etapa 5 del Tour; Nairo y Martínez, en el Top 20
Carlos de Torres
Arenberg (Francia), 6 jul (EFE).- El australiano Simon Clarke (Israel Premier Tech) se llevó a sus 35 años un prestigioso triunfo en la quinta etapa del Tour, entre Lille y Arenberg, de 153,7 km, «la etapa de los adoquines de la Roubaix», en la que Wout Van Aert salvó el maillot amarillo in extremis y el esloveno Tadej Pogacar mandó un serio aviso, eliminando a Roglic y alejando al resto de rivales directos en la general.
La culpa la tuvo el empedrado en esta ocasión. Se preveía batalla en los adoquines y hubo consecuencias serias. Por una parte, inolvidable día para el veterano Simon Clarke, inagotable trotamundos del ciclismo que este invierno no tenía ni equipo, quien hizo buena la escapada del día con triunfo en la localidad minera de Wallers, donde alzó los brazos en un esprint a cuatro por delante del neerlandés Taco Van der Hoorn (Intermarché), del noruego Boasson Hagen (TotalEnergies) y del estadounidense Neilson Powless (EF Education).
Nuevo aviso de Pogacar; Roglic casi eliminado
Tadej Pogacar mandó otro aviso a navegantes con el mejor desempeño entre los candidatos a la general. El esloveno, poderoso en los adoquines y ambicioso, entró en meta a 51 segundos del ganador en compañía del belga Stuyven. Por detrás, desesperados en la persecución, el resto, tratando de no perder hasta el apellido.
Finamente lo lograron un buen número de hombres de la general, ya que solo perdieron 13 segundos respecto a Pogacar corredores como Vingegaard, Van Aert, salvando por los pelos el amarillo, Nairo Quintana, Enric Mas o Rigoberto Urán. El gran perjudicado tras sufrir una caída que lo descolocó, Primoz Roglic, quien cruzó la línea a 2.08 de su compatriota.
La jornada más esperada de la primera semana no dejó decidido el Tour, pero Pogacar envió un mensaje de poderío fácil de interpretar. No tiene rival y fortalece en el pavés su condición de máximo favorito. Van Aert mantuvo el amarillo, con 13 segundos sobre Powless y Boasson Hagen. Pero el líder real es Pogacar, cuarto a 19.
A partir del corredor de Komenda, Vingegaard se aleja a 21 segundos, Yates a 29, Geraint Thomas a 31, Vlasov a 42, Daniel Martìnez a 50, Nairo Quintana a 55 y el español Enric Mas a 1.02. Primoz Roglic queda a 2.17.
«Muy satisfecho con la etapa, hemos evitado las caídas, me vi cortado, pero entre Jumbo y nosotros hemos cerrado el hueco. He perdido 13 segundos con Pogacar, que son pocos con lo que ha podido pasar», dijo meta el líder de Movistar.
Una escapada ameniza la llegada a los adoquines
La famosa etapa de los 11 tramos de adoquines que totalizaban 20 km de traqueteo concentrado en los últimos 73 km de carrera, había despertado respeto, incluso temor, un tema de debate y preocupación desde que se presentó el recorrido del Tour el 14 de octubre.
Un día de «pavé» examina la coordinación de un equipo a todos los niveles, tácticos y en lo referente al material a utilizar. Los mecánicos cobran un protagonismo primordial. Es un etapa diferente, y la bicicleta sufre abundantes cambios respecto a la habitual. La horquilla y el manillar varían, se mantiene el cuadro de las etapas llanas, cada corredor lleva una presión diferente en sus ruedas, donde los tubulares pasan de la medida de 25 milímetros a 29.
Son cambios para «el día Roubaix». Hasta el portabidones cambia, para trotar por los adoquines se recurre al de plástico y se abandona el de carbono, y el desarrollo, por ejemplo, de Enric Mas, quien tenía disponibles cuatro bicicletas, fue de un 52-39, con piñon del 10 al 30.
La fuga se formó pronto con 6 valientes que lograron la hazaña de llegar a disputarse la gloria entre ellos. Taco van der Hoorn (Intermarché), Magnus Cort, Neilson Powless (EF EducatioN), Boasson Hagen (TotalEnergies), Clarke (Israel-Premier Tech) y Gougeard (B&B Hotels) se fueron a la zona minera de Arenberg en busca de oro.
Mientras los héroes abrían camino se iban produciendo acontecimientos. Se cayó antes de los tramos adoquinados Van Aert, y luego casi se traga el coche del DSM. Mal presagio, aunque pareció que el Jumbo iba a reventar la carrera en cuanto empezara el «pavé».
El escenario de la Roubaix conlleva problemas variados. Surgieron las primeras caídas y averías mecánicas. Mientras la escapada mantenía el tipo en el sector 7 (Auberchicourt a Émerchicourt, 1,3 km), una aceleración del gigante alemán Nils Politt (Bora Hansgrohe) causó estragos.
El cambio de ritmo descolgó al propio Van Aert, a Enric Mas, Lampaert, Pinot, coincidiendo con un pinchazo de Vingegaard que lo alejó del frente de batalla. Hasta 3 veces cambió de bici el danés. Ninguna era de su talla y apenas se podía sentar en el sillín. Pogacar, más atento y fuerte, se colocó en cabeza del grupo principal, al acecho.
Roglic al suelo, Pogacar acelera y abre camino
A 32 kilómetros de meta se estrelló contra el asfalto Primoz Roglic al tropezar con un fardo de paja de seguridad que invadió la carretera tras ser tocada por otro corredor. Pogacar olió sangre y pasó a la acción, primero impulsado por el gigante alemán Nils Politt y luego por el clasicómano belga Jasper Stuyven, quien atacó en el sector 3.
Con Pogacar y Stuyven persiguiendo la fuga, atrás quedó el Jumbo partido en dos. Van Aert con 2 compañeros remolcando a Vingegaard, lo que aprovecharon los Mas, Quintana, Thomas y compañia, y más atrás otros 2 hombres tratando de salvar los muebles de Roglic, quien ya iba perdiendo minutos. Situación crítica para el triple ganador de la Vuelta.
Clarke se une a la fiesta; a la vejez, victorias
Ya era cuestión de valorar los daños en meta. En la fuga hubo colaboración hasta el final, los valientes del día llegaron a Arenberg picando piedra, y no encontraron carbón, como los mineros de antaño, sino oro puro, sobre todo Simon Clarke, rescatado por el Israel a última hora. El ciclista aussie, ganador de 2 etapas en la Vuelta, levantó los brazos con 3h.13.35. Su séptimo triunfo profesional.
Por detrás, cronómetros en mano. Al final el trabajo impagable de Van Aert evitó el desastre absoluto para los hombres del Jumbo. Salvó a Vingegaard, a Roglic, imposible. Eliminado. Por su parte, Pogacar, celebró «un buen día con buenas sensaciones en lo adoquines.
Una inyección de confianza en una jornada en la que demostró ser el mejor, sacando partido de ello. Ahora, el esloveno, se pone a pensar en la montaña. Destacó en la crono y en los adoquines. Firme camino hacia el tercer Tour consecutivo.
Este jueves se disputa la sexta etapa, entre Binche (Bélgica) y Longwy, jornada larga de 220 km que después de la paliza en los adoquines puede proporcionar alguna sorpresa. Los esprinters y aventureros tendrán sus opciones. EFE